En demasiadas ocasiones se habla, hoy en día, de la transformación y de la creación de la cultura corporativa de las compañías, como si se tratara de una simple decisión. Como si solo fuera cuestión de definir cuál es la cultura corporativa y anunciarla. Este planteamiento ignora lo que significa una cultura corporativa y, sobre todo, cómo se gestiona.

La cultura corporativa es el patrón de comportamiento propio de una compañía y recurrente en el tiempo, que determina cómo se hacen las cosas en la organización. Está compuesta de hábitos instintivos y repetitivos y de respuestas emocionales. No se puede copiar. Tampoco se puede cambiar de la noche a la mañana. Contar con la cultura corporativa adecuada es un proceso complejo y delicado, que requiere mucho tiempo y esfuerzo. Sin embargo, es un reto que si se consigue contribuye significativamente a que la compañía alcance sus objetivos estratégicos.

No hay una fórmula perfecta para conformar y gestionar la cultura corporativa. Cada empresa tiene sus propios atributos y peculiaridades que se deben saber aprovechar. Sin embargo, existen algunos principios que pueden ayudar a las empresas a contar con una cultura corporativa que empuje sus posibilidades de éxito.

Trabaja con y dentro de los contextos culturales actuales. No es posible poner en marcha una nueva cultura como si se tratara de un programa informático. Hay que tener en cuenta el contexto de la compañía y reconocer cuáles son los atributos de su cultura corporativa. Y definir las ventajas y desventajas de esos atributos. No existen culturas que sean totalmente malas o buenas.

Primero cambia los comportamientos; las actitudes y formas de pensar lo harán después. Aunque en muchas ocasiones se cree que un cambio de mentalidad cambiará los comportamientos, la realidad es que la cultura tiene mucha más que ver con hacer que con decir. Es mejor cambiar primero comportamientos que sean tangibles, visibles y medibles.

Céntrate en unos pocos comportamientos críticos. La clave es centrarse en una cantidad reducida de comportamientos clave, que pueden tener un gran impacto si los sigue un amplio número de personas dentro de la organización. Hay que descubrir los comportamientos que realmente producen un impacto positivo para el rendimiento de la empresa y convertir estos hábitos en pasos prácticos y sencillos que se puedan aplicar todos los días.

Utiliza a los líderes informales. Liderazgo y autoridad no son lo mismo. Liderazgo es un atributo natural que se ejerce de forma informal sin la necesidad de un cargo. En la organización existen líderes informales que pueden ser importantes aliados para influir, con su propio ejemplo, en el comportamiento de otros.

Los líderes formales también son responsables. La cultura corporativa no es solo algo de recursos humanos; los responsables de las diferentes áreas de la compañía también tienen la responsabilidad de preservar y defender los comportamientos adecuados. Si los empleados ven una desconexión entre lo que una compañía dice que es su cultura corporativa y las acciones de uno de sus líderes, desconectarán e imitarán el comportamiento de los jefes.

Vincula el comportamiento a los objetivos de negocio. Muchas veces es difícil para los empleados entender cómo aplicar en su trabajo las pautas recibidas en las sesiones de formación. Por eso, es importante mostrar ejemplos tangibles y muy definidos de cómo los comportamientos vinculados a la cultura corporativa se corresponden con mejores resultados. Hay que enfocarse a cambios de comportamiento que se puedan medir a lo largo del tiempo.

Demuestra el impacto con rapidez. Es muy importante se capaces que mostrar el impacto de las iniciativas culturales en los resultados del negocio, lo más rápido posible. Una manera para conseguirlo es llevar a cabo performance pilots, es decir, iniciativitas con poco riesgo que presentan comportamientos específicos que se puede evaluar.

Utiliza los métodos horizontales para lograr viralidad. Una forma muy potente para difundir ideas a través de todos los departamentos y áreas funcionales de una empresa son las redes sociales (ya sean propias o externas). Pero no desde los jefes, sino a través de los líderes informales. La gente suele recibir los cambios mejor si los recomiendan los amigos y compañeros.