Conforme se acerca la fecha del referéndum en el Reino Unido sobre su pertenencia a la Unión Europea, que se celebrará el 23 de junio, aparecen cada vez más informes y estudios sobre el impacto de una eventual salida de los británicos (o Brexit, el apócope de Britain y exit) del bloque europeo.

Uno de los últimos en publicarse es Leaving the EU: implications for the UK economy, realizado por PwC para CBI, la patronal británica. El estudio es interesante porque contempla dos escenarios postsalida (que el Reino Unido llegue a un acuerdo de libre comercio con la UE o que por el contrario sus relaciones comerciales se regulen por las normas generales de la OMC) y los proyecta hacia 2020, 2025 y 2030. En casi todos los indicadores contemplados, los resultados de esas hipótesis son contrarios a los intereses económicos del Reino Unido.

¿Y qué pasa con la Unión Europea? O más concretamente: ¿qué pasa con España? El estudio no entra a enjuiciar la otra cara de la moneda de la hipotética salida del Reino Unido, pero de sus conclusiones cabe deducir que el impacto económico será también desfavorable para los intereses europeos y españoles.

Si nos centramos en España, de los resultados del informe podemos deducir, por ejemplo, que el Brexit tendría unas repercusiones muy negativas en la emigración, lo cual no es ninguna broma, teniendo en cuenta que el Reino Unido es el primer país receptor de trabajadores españoles (allí se van el 14% de los que emigran), según datos del INE. En efecto, el estudio concluye que en cualquiera de los escenarios contemplados se limitaría seriamente la llegada de trabajadores extranjeros, y en el caso de los de baja cualificación el flujo de entrada prácticamente desaparecería. Pero además de las barreras normativas, también habría menos oportunidades para trabajar allí porque en 2030, por ejemplo, el mercado laboral perdería entre 350.000 y 600.000 empleos respecto a la opción de seguir en la UE.

¿Qué pasaría con los turistas británicos? Esta también es una pregunta pertinente, porque son nada menos que 15,5 millones, es decir, la cuarta parte del turismo extranjero que llega a España, según datos de 2015. En este caso, las implicaciones del Brexit también serían negativas, por un doble motivo. Por una parte, como consecuencia de la probable depreciación de la libra frente al euro (algunos analistas sugieren que la caída podría ser de entre el 10% y el 15%), lo cual debilitaría el poder adquisitivo de los británicos en España y reduciría el incentivo que tienen actualmente para visitarla. Por otro lado, la salida de la UE generaría una pérdida del PIB per capita de los británicos, lo cual menguaría también su capacidad para viajar o gastar en el extranjero.

Conclusiones parecidas se pueda sacar si se examina el potencial impacto en las relaciones comerciales y de inversión, donde España también tiene importantes intereses, ya que el Reino Unido es el quinto destino de las exportaciones y el primero de las inversiones en el extranjero. En este caso, la penalización es mucho más suave, por obvias razones, en el escenario de que el Reino Unido llegue a un acuerdo de libre comercio con la UE, que en cierto modo reproduciría la situación actual, aunque habría que ver cuánto se tarda en negociarlo y cuál es el resultado final. De cualquier manera, el estudio estima que se reducirían los intercambios económicos con otros países y se perdería medio punto del PIB británico. Si no existiera el acuerdo de libre comercio, el coste sería de entre 1,7 y 2,1 puntos.

Y así sucesivamente. Si nos atenemos a los resultados del informe, parece claro que el Brexit sería malo para los intereses económicos del Reino Unido…. y también de los de España.