No es difícil explicarse por qué el sector de Infraestructuras y Construcción está de capa caída. Desde el colapso repentino de los precios del petróleo, la demanda ha descendido de forma significativa y ha impactado negativamente a las empresas energéticas que han tenido que cancelar o, por lo menos, redimensionar los proyectos que tenían alrededor del mundo. Los precios de los productos básicos también han caído y, para rematar, la industria de la minería ha reducido su gasto de forma considerable.

Este deterioro general del mercado se ha producido, en gran medida, como consecuencia de la renqueante situación de la economía china, que había sido el motor de la actividad a nivel mundial y un importante foco de grandes proyectos de infraestructuras. Además, el empuje de otros mercados emergentes no ha sido lo suficientemente fuerte como para compensar este panorama. En este contexto de inestabilidad económica, todo hace prever una caída de los ingresos del sector en 2016, lo que supondrá un frenazo al crecimiento alcanzado una vez superada la crisis financiera en 2008/2009.

Esto no quiere decir que todo sean malas noticias para las empresas del sector. En Estados Unidos, por ejemplo, la construcción de nuevas infraestructuras creció un 15% en 2015 y se espera que crezca un seis por ciento adicional en 2016. Además, algunos expertos estiman que el gasto mundial en infraestructuras pasar de cuatro a nueve billones de dólares en 2025.

La vuelta a las vacas flacas no debería pillar por sorpresa a las empresas constructoras y de infraestructuras. Durante muchos años, estas compañías han intentado desligarse de los ciclos económicos y dar con la senda de un crecimiento más sostenible. Pero, en nuestra opinión, no lo han conseguido porque no han sido capaces de diseñar estrategias centradas en los problemas endémicos del sector. Para romper este círculo vicioso, estas empresas deberían hacer dos cosas:

  • Adoptar las nuevas tecnologías en el sector de forman que te distingan de tus competidores, y apostar por la especialización.
  • Intentar anticiparse a los cambios del mercado y tener un plan para aprovechar los nichos de mercado con más potencial y, al mismo tiempo, sacar el mayor partido de la “comoditización”.

Es el momento de la tecnología

En general, las empresas del sector han sido más bien perezosas a la hora de aplicar e integrar las nuevas tecnologías digitales, y de hecho, algunas de ellas siguen estancadas en herramientas y procesos cuanto menos arcaicos. Sin embargo, como reacción al estrechamiento de los márgenes y para recortar costes, algunas compañías están optado por automatizar y estandarizar tareas, no solamente relacionadas con el diseño o la ingeniería, sino también relacionadas con el propio proceso de construcción.

Algunas iniciativas para reducir costes tienen que ver, por ejemplo, con la creación y deslocalización de grandes centros de diseño y la adopción de sistemas de construcción modular para automatizar muchos de los procesos de ingeniería. Otras con el uso de técnicas de construcción avanzadas -ya implantadas otros sectores como los de energía y defensa-; el de impresoras 3D para fabricación de componentes para la construcción modular o con la utilización de drones para inspeccionar las áreas de trabajo y monitorizar el avance de las obras.

Aunque todas estas técnicas tienen el potencial de acelerar la ejecución de los proyectos y de abaratar sus costes de forma considerable, deberían de formar parte de una estrategia mucho más ampliar. Dicho de una forma sencilla, el secreto está en ser capaces de utilizar las nuevas tecnologías para diferenciarse de los competidores.