La agricultura  siempre ha sido clave para el desarrollo económico de cualquier país. Y aunque en la mayoría de las economías desarrolladas no supone un porcentaje significativo del PIB, en muchos países emergentes, como Indonesia, India, Pakistán, Bangladesh, Nigeria, Tailandia y Egipto, todavía supone más del 10% de su valor añadido bruto -indicador que se utiliza para medir en una economía al valor que se agrega a los bienes y servicios en las distintas etapas del proceso productivo-. Su importancia desde el punto de vista socioeconómico es, además, evidente: más del 90% de la mano de obra del sector agrícola en el mundo vive en  países en desarrollo. 

Pero la agricultura también es crítica a la hora de prevenir la escasez de recursos en un contexto marcado por el incremento de la población mundial y del consumo. En 2050 se espera que la población mundial supere los 9.000 millones de personas. Según las estimaciones de Naciones Unidas, si queremos evitar la escasez de alimentos, entre 2010 y 2050 la producción agrícola tendrá que aumentar un 70%. Por todos estos motivos, posibilitar el crecimiento de la agricultura en todo el mundo es fundamental para garantizar el bienestar social y en el desarrollo sostenible en las próximas décadas.

Entre 2010 y 2050, la producción agrícola tendrá que aumentar un 70% para evitar la escasez de alimentos

Desde 2010, el sector agrícola ha crecido por encima del PIB en muchos países como Tailandia, Pakistán, Rusia y Brasil. Y en otros donde su desarrollo ha sido menor, su tamaño y las oportunidades que ofrece para las empresas son dignas de tener en cuenta. Juntas, China, India, Indonesia, Brasil y Nigeria suponen el 78% de sector agrícola de los mercados en desarrollo, según el informe Winning in Maturing Markets, elaborado por el Growth Markets Centre de PwC.

En los mercados emergentes, las oportunidades de crecimiento en el sector agrícola son muchas y se pueden encontrar a lo largo y ancho de toda la cadena de valor. Desde la producción –para conseguir que las granjas sean más eficientes, rentables y productivas, hasta el consumo –para satisfacer las nuevas demandas de los consumidores en esos países-. 

Por ejemplo, la rentabilidad de la producción de cereales los grandes mercados agrícolas de India, Pakistán, Tailandia y Nigeria todavía se encuentra por debajo de la media mundial. Para ello, las  técnicas de regadío son vitales pero en Nigeria solo se utilizan en un 1% de los cultivos y en India, Indonesia y Tailandia en menos del 50%. La falta de eficiencia en la distribución del agua es un hecho que está restringiendo de forma significativa la capacidad de producir alimentos de estos países.

Precisamente, estos vacíos representan grandes nichos de oportunidad para compañías especializadas en la mejora de la eficiencia y que están buscando crecer en nuevos mercados. Ya sea a través del uso de semillas y fertilizantes para aumentar la productividad de los cultivos, con la introducción de la maquinaria en los procesos de siembra y recogida de las cosechas o con la aplicación de las nuevas tecnologías -imágenes por satélite, uso de sensores- en la toma de decisiones. El crecimiento de la inversión en start-ups dedicadas al desarrollo de tecnología aplicada a la agricultura superó los 4.600 millones de dólares el año pasado, el doble que en 2014. Los productos biológicos, drones, robots y las nuevas tecnologías de regadío están acaparando la mayoría de esta inversión.

Los servicios también tendrán un papel importante a la hora de mejorar la productividad del sector agrícola en los mercados en desarrollo. El uso de los llamados Servicios de Movilidad de Valor Añadido (MVAS, por sus siglas en inglés) permiten conectar a aquellas granjas y centros de producción ubicados en los lugares más remotos y con peores infraestructuras y darles acceso a información básica para la mejora de sus métodos y sus prácticas de cultivo, así como a información en tiempo real sobre las condiciones meteorológicas y de la evolución de los precios. Se prevé que en 2020 el mercado de servicios de movilidad (MVAS) aplicados a la agricultura habrá multiplicado su tamaño por dos.

Pero las grandes oportunidades que ofrece la agricultura en estos países en desarrollo no se limitan solo al ámbito eficiencia y de la aplicación de las nuevas tecnologías. Hay que recordar que países como China, India, Nigeria, Pakistán son también grandes mercados de consumidores cuyo nivel de exigencia está creciendo exponencialmente. Los cambios de los hábitos de los consumidores en Asia, Latinoamérica y Oriente medio están creando nuevos nichos de negocios para promover, por ejemplo, una vida más saludable. Pero los consumidores de estos mercados no solo buscan productos más sanos, sino que exigen que estos alimentos tengan los más altos estándares de calidad, tanto en su producción como a lo largo de todo el proceso de venta. Algunos escándalos relacionados con la contaminación alimenticia han llevado a un incremento de la regulación en muchos de estos países en crecimiento. Y aquellos actores del mercado que sean capaces de hacer suyos estos nuevos estándares y procesos de certificación como parte de su estrategia tendrán un ventaja competitiva clara.

En definitiva, a pesar de que muchos de los mercado considerados emergentes están madurando a pasos agigantados, el tránsito hasta convertirse en economías verdaderamente estables y desarrolladas está todavía en una fase muy incipiente. Existen muchas oportunidades para las empresas muchos sectores. El agrícola, que acabamos de esbozar, es solo uno de ellos.

Más información en el informe Winning in Maturing Markets elaborado por el Growth Markets Centre de PwC.

En Ideas PwC | La adolescencia de las economías emergentes toca a su fin