El reciente Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Rusia centró la atención en cómo Francia, un equipo que pinchó en los dos torneos anteriores, fue capaz de hacerse con la copa. Y para saber si en esta historia de éxito existen lecciones aplicables al mundo de los negocios, hemos hablado con Didier Deschamps, seleccionador nacional de Francia, y hemos visitado instalaciones de entrenamiento del equipo en Clairefontaine, cerca de París.

La victoria de Francia fue el culmen de una estrategia a largo plazo diseñada  y ejecutada por la Federación Francesa de Fútbol. Un plan que, combinado con el liderazgo de Didier Deschamps, ayudó a crear un equipo joven y motivado que, por momentos, ha sido pragmático y entretenido. Deschamps fue capitán de les bleus o los azules -que es como popularmente se conoce al equipo nacional galo- cuando ganaron el Mundial de Francia en 1998, y tiene su propia filosofía sobre el arte del liderazgo y sobre la importancia de escuchar, de ser auténtico y de confiar. La Federación Francesa de Fútbol, que le nombró entrenador en 2012, también puso en marcha una serie de comportamientos inteligentes que pueden ser útiles para cualquier organización. A continuación relatamos cinco ejemplos.

Identifica y mide el éxito

Francia decidió en los años  70 (mucho antes que otros equipos nacionales) que desarrollar un equipo de jugadores jóvenes sería su referencia para medir el éxito. Cada año, la Federación Francesa de Fútbol clasifica a los jóvenes de las canteras de los clubes, teniendo en cuenta una serie de criterios como sus  logros educativos, el número de jugadores que llegan a firmar contratos profesionales y las veces que estos llegan a jugar en los primeros equipos.

Esta especie de ranking de las canteras de la liga francesa ha reforzado la identificación y el desarrollo del talento. El Olympique de Lyon, que  ha liderado esta lista durante los últimos seis años, ha celebrado este logro  como si de un trofeo se tratara. Y consiguió llevar a sus canteranos –Samuel Umtiti, Corentin Tolisso y Nabil Fekir– al equipo ganador del Mundial.

Las empresas son cada vez más conscientes de que el beneficio no es la única manera de medir el éxito. Las oportunidades para el desarrollo personal, tener a los stakeholders contentos y emocionalmente conectados y un entorno laboral que proporciona una vida plena y equilibrada pueden ser tan importantes como los números. El éxito puede venir de muchas maneras; el reto es identificar qué es para ti y para tu empresa.

Sal de la zona de confort

Viajar abre la mente y, en el caso de los jugadores franceses, acelera el aprendizaje. Diecinueve de los veintitrés miembros del equipo francés juegan o han jugado en otro país y, tres de sus líderes en el terreno de juego  –Raphaël Varane (25 años), Paul Pogba (25 años) y Antoine Griezmann (27 años) – se fueron a vivir a otro país siendo adolescentes.

Durante el torneo, los tres mostraron capacidades de liderazgo normalmente asociadas con los jugadores más veteranos. Un documental sobre el equipo nacional galo, realizado en la televisión francesa, Les Bleus 2018: Au Coeur de l’Epopée Russe –Los Azules 2018: En el Corazón de la Épica Rusa, en español- mostraba a Pogba, que habla cuatro idiomas, dando en el vestuario una serie de discursos previos a los partidos realmente conmovedores.

“No sé cuántos encuentros hemos jugado a lo largo de nuestra carrera, pero este es que puede cambiar todo, el que puede cambiar la historia” dijo antes de la final. “Hoy no vamos a dejar que otro equipo nos quite lo que es nuestro… Quiero que salgamos al campo como guerreros, como líderes”. En el descanso del la final  Varane y Griezmann también dirigieron  palabras motivadoras al equipo.

Entre las cinco grandes ligas europeas -España, Inglaterra, Alemania, Italia y Francia-, la gala es la que cuenta con más jugadores expatriados que ninguna (116). Una tendencia que no tiene pinta de que vaya a cambiar: la temporada pasada, casi la mitad de los jugadores del equipo sub-21 francés ya habían jugado en clubes extranjeros.

Los empleados que están contentos de salir de su zona de confort -adaptándose a nuevas culturas e idiomas y rompiendo barreras personale- se acaban dotando de capacidades cruciales de adaptación y resiliencia. Y esto les ayuda a manejar los grandes desafíos profesionales.

Mantener la motivación intrínseca

El entorno es crucial en el desarrollo del talento. En el fútbol francés, los partidos de las categorías sub-19, que cuentan con los mejores jugadores de las canteras, suelen tener lugar en campos muy básicos en  instalaciones municipales en las afueras de las ciudades. Los vestuarios son justitos, la entrada es gratuita y todo el mundo puede ir. El entorno austero ayuda al equipo a identificarse con su misión.

Cuando de adolescente jugaba en la cantera del Lille, Benjamin Pavard solía salir,  después de los partidos, de vestuarios construidos a base de ladrillo y hormigón  a hablar educadamente con los fans. una práctica bastante habitual a lo largo de todo el territorio francés. Pavard, que ahora tiene veintidós años, ha jugado de lateral derecho en la selección mundialista francesa y su magnífico tanto contra Argentina fue elegido como el gol del mundial.

En Inglaterra, por ejemplo, el panorama es totalmente distinto. Los partidos juveniles se celebran  en  centros de entrenamiento punteros a los que, normalmente, solo se puede acceder con invitación. Las instalaciones son impecables y la seguridad mantiene a los jugadores aislados de los aficionados. Estas condiciones las fijan los clubes, donde los deportistas disfrutan desde muy jóvenes de importantes retribuciones económicas y entrenar en un entorno aislado.

Estos factores, que pueden parecer menores, marcan una diferencia en la motivación de los jugadores y  pueden ser la clave en el desarrollo del atleta. Contar con un estatus financiero  destacado a una edad temprana fomenta motivaciones extrínsecas, basadas en el dinero y en la posición social y alejadas de lo personal. La apuesta de Francia, sin embargo, fomenta una motivación intrínseca, que tiene que ver con el interés, la satisfacción y el reto de la tarea en sí misma: en este caso, con el amor por el fútbol.

Las empresas están cada vez más dispuestos a aprovechar las motivaciones intrínsecas de sus empleados. “Los mejores lugares para trabajar son aquellos que los empleados no ven como un trabajo”, dijo un entrenador de fútbol.

Mantén la fe con filosofía

Para cualquier empresa es difícil encontrar una identidad -algo que le haga distinto de la competencia-  y todavía es más complicado ser fiel a ella a lo largo del tiempo. El actual contexto de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad puede llevar al cortoplacismo y a tomar decisiones reactivas. Hace falta un líder valiente que sea capaz de ceñirse al plan, incluso, cuando las cosas se ponen complicadas. Y en el caso del equipo francés, ha habido unos cuantos.

Entre 2008 y 2014, Francia fue eliminada en dos ocasiones en la primera ronda de los grandes campeonatos y el equipo nunca pasó de los cuartos de final. El punto más bajo lo alcanzaron en el Mundial de Sudáfrica de 2010, cuando el equipo se declaró en huelga y se negó a entrenar en plena competición. Aun así, la Federación Francesa se mantuvo fiel a cómo pensaba que debía actuar.

Mientras otros equipos trataban de replicar el exitoso estilo del tiki-taka de España o la fluida relación entre la selección nacional y los clubes  en Alemania, Francia continuó con su propia filosofía. “El jugador francés, en general, es completo en un sentido técnico, táctico y atlético”, explica Hubert Fournier, director técnico de la Federación Francesa de Fútbol.

Y donde dice completo se podría decir  flexible: el acercamiento de Francia al fútbol es pragmático, forman estrellas con la capacidad y el temperamento de adaptarse y crecer en las principales escuelas europeas: la Premier League, a Bundesliga, la Serie A italiana o La Liga. Estos jugadores pueden destacar en una posición con su club y en otra con la selección como, por ejemplo, es el caso de Blaise Matuidi (centrocampista en la Juventus, pero extremo izquierdo con Francia).

Pero, ¿cómo pueden saber las compañías si deben mantenerse firmes en su filosofía? Saber el cuándo hay que renunciar a una estrategia pobre es tan importante como desarrollar una buena. Exige hacerse la pregunta adecuada: ¿ha funcionado en el pasado con amenazas y oportunidades parecidas? ¿Se adapta a entorno social, cultural y de los negocios? ¿Representa los valores y el propósito que quieres que se asocien a tu empresa? En el caso de Francia, unos pocos malos torneos no significaba que la estrategia fuera errónea. En otros casos, sin embargo, significa precisamente eso.

Invierte en descubrir – y alimentar – el talento

Cuando se trata de fútbol internacional tienes que trabajar con lo que tienes. No puedes captar talento de otro país. Esa limitación centra la atención en mejorar lo que tienes y subraya la importancia del scouting  -búsqueda de talento, en español- . Los ojeadores franceses han descubierto a más de 100 profesionales incluyendo a Matuidi y a Kylian Mbappe. Este último estrella revelación del Mundial.

Una vez que están en la academia de la Federación Francesa de Fútbol en Clairefontaine los chavales -los jugadores entran a los 13 años- son entrenados también en valores y actitudes que “conformarán su potencial humano e intelectual”. Esto pone el foco en la persona, así como también en el empleado, y construye una conexión emocional que ayuda a mejorar el rendimiento.

“Mi papel tiene que ver con tener un contrato moral con los jugadores, creando un vínculo basado en la confianza”, dice Deschamps. “Mis decisiones son inversiones humanas: tienes que conocer a los jugadores. Tienen diferentes personalidades y puntos de vista sobre la vida. Tienes que ser capaz de conectar con ellos”.

De la misma manera, las empresas que ofrecen oportunidades de desarrollo personal a sus profesionales  tienen más posibilidades de retener el talento. Altas rotaciones de talento reducen la cohesión en el grupo y esto puede poner en peligro el éxito. Ben Darwin, un experto en cohesión deportiva y corporativa, argumenta que entrenar el talento más joven, que es más flexible, conlleva mejor resultados en el largo plazo.

La Federación Francesa de Fútbol ha puesto en marcha  cinco comportamientos y  será la vigente campeona del mundo durante los próximos cuatro años. La apuesta de Francia por el desarrollo del talento en el fútbol está en un momento dulce y la actual cosecha de jugadores es tan muy joven que Les Bleus estarán entre los favoritos para ganar  el Mundial de Qatar en 2022. El fútbol es la mayor fábrica de talento del planeta. Y de ella podemos aprender algunas lecciones.