El endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos, con la consiguiente revalorización del dólar, se ha cobrado ya sus primeras víctimas entre los países emergentes. No se puede decir que sea una sorpresa. Cada vez que el dólar sube, o amaga con subir, las economías emergentes sufren, tanto por el desplazamiento de los flujos de capital hacia zonas más seguras como por el aumento de la factura de la deuda en dólares.

El informe Global Economic Watch  de PwC hace un primer balance provisional del impacto, y tal y como se aprecia en la tabla adjunta sus conclusiones no son del todo preocupantes: hay dos heridos graves, pero en proceso de recuperación, seis con pronóstico reservado, y tres más que tienen síntomas leves. Este es el cuadro clínico de los principales países afectados:

La rivalidad comercial entre EEUU y China, que compiten por subirse los aranceles entre sí, puede provocar ondas expansivas y turbulencias graves en otras economías.

  • Vulnerabilidad alta. En esta franja de riesgo están Turquía y Argentina, las dos economías en desarrollo con un mayor déficit por cuenta corriente. En los últimos meses ambas han experimentado fuertes sacudidas en los mercados y sus respectivas monedas se han depreciado fuertemente respecto al dólar. El informe señala que como consecuencia de ello en 2018 pueden perder entre cuatro y seis puntos porcentuales de PIB respecto a su ritmo de crecimiento anterior. La buena noticia es que la crisis parece haberse estabilizado en las últimas semanas, después de que en ambos países se hayan tomado medidas terapéuticas. En Argentina, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado una inyección de 56.000 millones de dólares y en Turquía el Gobierno ha anunciado un plan a medio plazo de control presupuestario, aumento de la productividad y fomento de las exportaciones.
  • Vulnerabilidad media. Aquí se sitúan Chile, México, Sudáfrica, India, Brasil e Indonesia, que combinan una exposición relativamente alta a la deuda en dólares (porcentaje de dos dígitos sobre el PIB, salvo India) con niveles intermedios de déficit corriente (entre el 1,3% y el 3%). El caso más llamativo es el de la economía chilena, que en términos relativos tiene la deuda en dólares más elevada de todos los países considerados, y que por tanto oposita a tener problemas. Sin embargo, Chile está más protegido que las demás porque es el mayor exportador del mundo de cobre, que se comercia en dólares (en consecuencia, la subida de la divisa estadounidense le beneficia), y también por su buena reputación en la gestión macroeconómica. Otro caso digno de consideración es el de México, que está afectado por el volumen de su deuda en dólares. Sin embargo, el Gobierno mexicano ha conseguido renovar su acuerdo comercial con Estados Unidos, lo cual garantiza a sus empresas una posición de privilegio en la cadena de suministro de las grandes corporaciones norteamericanas.
  • Vulnerabilidad baja. China, Rusia y Malasia están poco expuestas al contagio. De ellos solo Malasia parece en riesgo de ralentizar significativamente su ritmo de crecimiento. Los tres países tienen el escudo del superávit de su balanza por cuenta corriente. Sin embargo, en el caso de China es de destacar que su superávit, que ha sido gigantesco a lo largo de la mayor parte del siglo XXI, está a punto de desaparecer. Las razones de esta tendencia son múltiples, pero obedece fundamentalmente al incremento espectacular de los gastos de sus turistas en el extranjero y a una cierta estabilización de la extraordinaria capacidad exportadora de la economía china.

Ranking de vulnerabilidad de los países emergentes

Fuente: PwC

¿Cómo de alarmante es este balance de víctimas de los efectos secundarios de la subida del dólar? Visto en su conjunto, no parece un cuadro clínico grave. Sin embargo, como bien apuntó la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en la reciente reunión del G-20 en Buenos Aires, el problema es que a las tensiones que aparecen en algunos países emergentes se suma el riesgo creciente del proteccionismo. La rivalidad comercial entre Estados Unidos y China, que compiten por subirse los aranceles entre sí, puede provocar ondas expansivas y turbulencias graves en otras economías. Si esa amenaza se materializa, el parte de bajas de los países emergentes tenderá a empeorar.

Las últimas noticias que nos llegan desde el frente de la guerra comercial son, no obstante, tranquilizadoras. Estados Unidos y China decidieron recientemente pactar una tregua de tres meses para resolver sus diferencias, con el consiguiente alborozo de las bolsas mundiales. A ver si dura.