Tras una década de crecimiento sin precedentes, el mercado automovilístico en China podría estar empezando a llegar a un punto de madurez. En 2016, las políticas fiscales del gobierno consiguieron prolongar el tirón de las ventas de automóviles: crecieron un 13,7% hasta superar los 28 millones de vehículos.

En 2017, sin embargo, las cifras empiezan a confirmar una desaceleración del crecimiento que se empezaba a intuir hace tiempo. Según la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China, entre enero y octubre se han vendido 22,9 millones de vehículos, un 4,1% más que en el mismo periodo del año pasado. Unos niveles de crecimiento importantes pero mucho más terrenales. 

En este contexto, el grave problema de contaminación que padecen las grandes ciudades junto con el apoyo decidido de las autoridades chinas por el vehículo eléctrico, y el rápido desarrollo del llamado coche conectado, parece adelantar un horizonte de transformación sin precedentes para el sector del automóvil en China en los próximos años. En 2015, de los 500.000 vehículos eléctricos que se vendieron en todo el mundo, 300.000 se adquirieron en China. En lo que va de año, por ejemplo, las ventas superan ya las 490.000 unidades -402.000 se corresponden a coches eléctricos (BEV, por sus siglas inglés) y 88.000 a vehículos híbridos (PHEV). Pero, ¿cuáles son los factores que van a empujar el crecimiento del coche eléctrico en el gigante asiático? A continuación explicamos algunos:

  1. La ley de los rendimientos acelerados, según la cual la curva crecimiento de una tecnología emergente deja de ser lineal y pasa a ser exponencial a partir de un determinado umbral. En el caso de la energía solar, por ejemplo, a partir de que en 2009 supuso el 1% de la producción eléctrica total.  Después de años de impulso por parte de las autoridades, el mercado de vehículos eléctricos –new electric vehicle- en China ya supone más un 1% del total y se espera que este efecto catapulte las ventas en los próximos años.  
  1. Reducción de los costes de las baterías. Según distintas fuentes, en 2020 el coste de las baterías se habrá reducido un 40%. En 2013, la Agencia Internacional de la Energía estimaba en 300 dólares por kilovatio y hora, el coste de las batería para 2020. Se estima que a partir de estos niveles, el vehículo eléctrico empieza a ser competitivo en precios. Unos niveles que ya han alcanzado algunos de los principales fabricantes. Y cuando se consiga rebajar a los 150 dólares por kilovatio y hora se espera que el mercado cambie significativamente. Los fabricantes de baterías chinos están abriéndose paso en el mercado, actualmente dominado por los japoneses y surcoreanos, y sustituyendo a los proveedores extranjeros por productos domésticos. 
  1. Las infraestructuras de carga. La popularidad de los coches eléctricos está creando la necesidad de aumentar los puntos de carga para los vehículos. En 2015, se instalaron 160.000 puntos de recarga, lo cual significa una proporción de un punto por cada cuatro coches. El siguiente objetivo es que en 2020 el ratio sea de un “enchufe” por vehículo. Algunos factores que van a facilitar este mayor alcance de la recarga son el refuerzo de las políticas de apoyo a la movilidad eléctrica, la creciente inversión en las redes y la entrada de empresas privadas.
  1. Predisposición de los consumidores. Incentivos fiscales, matriculaciones gratuitas… Estas son algunas de las medidas que han favorecido la venta de vehículos eléctricos en las ciudades chinas. En general, estos vehículos están siendo bien acogidos por la población con mayor nivel educativo. De hecho, muchos de los nuevos usuarios consideran que la experiencia, tanto de conducción, como de recarga, es mejor de la que esperaban. A todo esto se le va a sumar el efecto de la generalización del vehículo eléctrico en las plataformas de movilidad compartida, que han puesto en el mercado más de 10.000 coches eléctricos y que cuentan con más de 500.000 usuarios. Se espera, asimismo, que las generaciones venideras sean todavía más proclives al uso de este tipo de automóviles.
  1. Políticas del gobierno. Por último, aunque las subvenciones irán desapareciendo paulatinamente, seguirán existiendo políticas de promoción del vehículo eléctrico -incentivos para la instalación de puntos de recarga, ventajas para los fabricantes…- e incluso pueden implementarse otras nuevas. Los gobiernos de las grandes urbes son cada vez más tendentes a fijarse objetivos concretos de movilidad eléctrica para sus ciudades.

El sector automovilístico en China va a continuar transformándose durante los próximos años. Gracias al apoyo del gobierno, la era de los vehículos eléctricos ya es una realidad –y dentro de poco lo será también la del coche conectado-. Sea como sea, la industria requerirá de una innovación tecnológica constante.

Haz clic para acceder al informe PwC Automotive Industry Bluebook 2017 edition – China automotive market: Witnessing the Transformation