Un año más, PwC ha presentado en la cumbre del Foro Económico Mundial, que se celebra en la ciudad suiza de Davos, su Encuesta Mundial a los CEOs, en la que los primeros ejecutivos de las grandes empresas de todo el mundo miden el pulso de la economía y de sus propios negocios. A nivel global, destacan dos datos.

Por un lado, el porcentaje de los CEOs que espera una mejora de la coyuntura económica en 2019 cae del 57% al 42% respecto al año pasado. En paralelo, baja del 42% al 35% el porcentaje de los primeros ejecutivos que se muestran muy confiados en la evolución de los ingresos de sus propias empresas. En España, la valoración de la evolución de la economía mundial de los CEOs españoles ha caído (el 21% cree que la actividad mejorará en los próximos doce meses, frente al 63% que lo esperaba el año pasado).

Los resultados no sorprenden, si se tiene en cuenta el momento económico, social y político en el que nos encontramos: guerra comercial entre las dos primeras potencias del mundo en plena desaceleración de la economía china, crisis del Brexit, auge de los populismos, dudas sobre los riesgos del endeudamiento global… Todas estas circunstancias contextualizan el menor optimismo de los CEOs de todo el mundo. También en España la falta de una mayor estabilidad política, el incremento de presión fiscal o la situación en Cataluña son factores que no ayudan.

La mejora de la eficiencia se percibe como una palanca crítica para la mejora del posicionamiento en el mercado y el aumento de la cifra de negocio

Sin embargo, estas perspectivas conviven con indicadores de desempeño de las principales economías que siguen siendo sólidos. El punto alto del ciclo parece que ha quedado atrás, pero se mantienen fuertes niveles de actividad gracias a la contribución de los países emergentes, apoyados por unas condiciones financieras muy favorables. El último informe de perspectivas del FMI prevé que la economía mundial crezca un 3,5% con una desaceleración muy suave de los países desarrollados.

Aunque los resultados empresariales deberían desacelerarse al ritmo de la economía, lo cierto es que el consenso espera crecimientos sólidos (+7-9%). No sólo a nivel global sino también en Europa donde los resultados pueden tener potencial de recuperación si no se ven excesivamente afectados por los elementos estructurales mencionados.

De hecho, cuando a los empresarios se les pregunta sobre las expectativas para sus propias empresas, el estado de ánimo de los altos directivos españoles es mucho más optimista. En España, el 41% de ellos sigue sintiéndose muy confiado con el futuro inmediato de sus ingresos, un porcentaje que está por encima de la respuesta de los empresarios a nivel global con un 35% que dice estar confiado.

En un escenario como el actual, tremendamente marcado por la incertidumbre, nuestras empresas centran su gestión en palancas que aseguren el recorrido de valor a futuro, especialmente en aquellas que entienden marcarán la diferencia competitiva:

  • Excelencia operativa. En un entorno caracterizado por la complejidad y la incertidumbre, los CEOs entrevistados esperan que en 2019 el aumento de los ingresos de sus compañías se produzca sobre todo como consecuencia de la mejora de la eficiencia operativa, antes que por el lanzamiento de nuevos productos o el establecimiento de alianzas estratégicas. La mejora de la eficiencia se percibe como una palanca crítica para la mejora del posicionamiento en el mercado y el aumento de la cifra de negocio de las compañías y es además una palanca de gestión menos dependiente de la incertidumbre del entorno, más confiable para el entorno actual. La búsqueda de la eficiencia operativa también se explica por la entrada de las nuevas tecnologías en los modelos de negocio de nuestras empresas. La tecnología exige un esfuerzo de implantación inicial muy relevante que será compensado con mejoras de productividad.

  • Inversión en nuevas tecnologías, especialmente en las relacionadas con la Inteligencia Artificial. Hay en la encuesta un elevadísimo nivel de apoyo a la idea de que las técnicas de Inteligencia Artificial van a cambiar su negocio en los próximos cinco años o que incluso van a suponer una revolución mayor que Internet. También se alude al potencial que tiene un mayor uso de los datos frente a una situación actual en la que aún carecemos de la calidad necesaria en la información para la toma de decisiones. Entender cómo estas tecnologías impactan en los modelos de negocios y saber reaccionar rápidamente a estos cambios es un aspecto crítico de la estrategia de las compañías.

  • Gestión del talento. En un momento de disrupción y volatilidad continua, los CEOs necesitan equipos de talento que respondan rápido a unos retos de gestión complicados y cambiantes. Saber captar y retener talento es por tanto un elemento clave de la gestión de las compañías. También lo es, afirman los encuestados, la capacidad de dotar de las herramientas necesarias al talento que actualmente tienen en sus compañías. Las técnicas de retraining (volver a formar), la habilidad para cubrir el gap de capacidades atrayendo trabajadores procedentes de la competencia o el ser capaz de crear un canal más fluido con el sistema educativo, serán fundamentales para el éxito de las compañías.

  • Refuerzo de la cultura empresarial. El incremento de la complejidad y competitividad del mercado y la lucha por el mejor talento no hacen sino dotar de una mayor relevancia a la cultura de las organizaciones. Inculcar un conjunto de valores y comportamientos que acompañen a la estrategia de la compañía y a los objetivos que esta persigue es hoy más importante que nunca y es además un activo estructural impermeable a los cambios del entorno económico, social y político. Es un elemento de resistencia ante la volatilidad que amenaza el entorno actual.

Estas son algunas pistas de cómo los altos directivos se preparan para afrontar la volátil realidad de nuestro tiempo. Vivimos momentos de confusión y miedo en los que es fundamental disolver los focos de inestabilidad para que estas sensaciones no terminen cuajando en un pesimismo generalizado que termine trasladándose a la economía. El 2018 debe ser recordado como un año en el que la volatilidad y la geopolítica adquieren un gran protagonismo, pero también un momento de una oportunidad enorme para que las empresas afloren sus oportunidades de mejora en su operativa, en la transformación de su modelo de negocio y en el uso de las nuevas tecnologías, junto con la inversión en el mejor equipo de trabajo y el refuerzo de uno de los mayores activos de toda organización, la cultura empresarial.