¿Podría España lograr una reducción de un 17% en sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) hasta 2033? La respuesta es sí pero con condiciones. Nuestro país debería llevar a cabo, entre otras acciones, una profunda modernización de su modelo económico, que estuviera sustentado en la innovación y el desarrollo tecnológico según el informe El Cambio Climático en España, 2033: Hacia una economía baja en carbono, que realiza un ejercicio prospectivo sobre cómo España puede reducir sus emisiones energéticas en los próximos años.

El documento señala que para alcanzar este escenario será necesaria una firme apuesta por una generación eléctrica con menos menores emisiones de GEI, que incluyera, además de las energías renovables, la generación hidráulica para poder cubrir hasta un 40% de la demanda energética primaria nacional. Asimismo, un decidido desarrollo tecnológico debería permitir la innovación en todos los sectores productivos, especialmente en el sector transporte. Y todo ello unido con cambios importantes en los hábitos y las costumbres de los ciudadanos, que permitieran mayores ahorros energéticos y un comportamiento más sostenible.

Los actuales ritmos de concentración de GEI en la atmósfera producirán cambios en el clima mundial, especialmente en la región sur donde se ubica España, con las consecuentes pérdidas económicas, naturales y sociales asociadas. Las últimas proyecciones climáticas publicadas para España apuntan a un incremento de la temperatura, con mayor frecuencia e intensidad de olas de calor, con mayores variaciones entre las temperaturas máximas y mínimas, así como en el número de días y noches cálidas. También se espera que aumenten los períodos secos y la frecuencia de las precipitaciones intensas.

Ante este escenario, es necesaria una actuación conjunta, tanto de las administraciones públicas como de las empresas, para poner en marcha una serie de acciones en materia de mitigación. En este sentido, el sector público deberá desarrollar un marco regulatorio claro que incentive los cambios de comportamiento hacia una economía baja en carbono, impulsar mecanismos fiscales y de financiación o apoyar la innovación y el desarrollo de tecnologías que fomenten una economía baja en carbono. Por su parte, las empresas, entre otras acciones, tendrán que incorporar los riesgos climáticos en la toma de decisiones empresariales, desarrollar sistemas sólidos de gobernanza del cambio climático y procesos de medición de la huella de carbono a lo largo de la cadena de valor.

Más información | España 2033 – El cambio climático en España 2033: Hacia una economía baja en carbono

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Mariluz Castilla

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