El ambiente navideño ya empieza a sentirse: los adornos, los villancicos, el árbol, el Belén y mucha comida para celebrar los días más señalados de estas fiestas. Los consumidores ya están llenando sus ‘trineos’ a toda prisa con productos de alimentación… Y conocer su origen, cómo se producen y cómo se venden es ya una parte importante de las compras navideñas.

Todos queremos saber que los alimentos que compramos son de confianza y responden a su promesa de marca. Un estudio realizado por PwC muestra que los consumidores son hoy la fuerza más disruptiva a la que se enfrenta el negocio: su opinión y su confianza en las marcas de alimentación -y en sus valores- importa más que nunca.

Las compañías de alimentación se encuentran en pleno proceso de transformación como consecuencia del impacto de las nuevas tecnologías digitales y del intento de las marcas por ganarse la confianza del elemento más disruptivo del mercado, el consumidor

En general, los consumidores somos más fieles y estamos dispuestos a pagar más por aquellos productos en los que confiamos. Y las compañías de alimentación son conscientes de que la confianza es un valor capital para impulsar su negocio. La clave, entonces, es contar con una estrategia, una cultura y un modus operandi que proporcione la necesaria tranquilidad y confianza al consumidor. Sin embargo, que aparezcan fallos a lo largo de la cadena de suministro en el sector de alimentación es algo habitual en los medios de comunicación, lo que provoca altibajos en la relación de las marcas con los consumidores. Una situación que no es nueva para las compañías: más de la mitad de los presidentes y consejeros delegados de empresas entrevistados para la Encuesta Mundial de CEOs de PwC aseguran estar preocupados por la falta de confianza en sus negocios. 

Entonces, ¿cuál es el ingrediente secreto para cambiar esta situación? Mejorar la trazabilidad y la transparencia del camino que recorren los productos desde el campo hasta nuestras casas. A lo largo de los años, las cadenas de distribución se han ido haciendo más grandes y complejas y, por tanto, más proclives a romperse. Como respuesta, las empresas están buscando soluciones innovadoras para mejorar la credibilidad de sus productos. 

A continuación presentamos una serie de pistas sobre cómo está cambiando el sector de alimentación en todo el mundo que, a buen seguro, influirán en nuestra forma de comprar en las navidades del año que viene: 

  • Los consumidores serán (ya son) más disruptivos que los competidores. Los gustos cambiantes y el aumento de las expectativas de los consumidores seguirán dictando el futuro de las compañías de alimentación. Si estas no satisfacen sus demandas, corren el riesgo de dejar de ser las favoritas. 
  • La conectividad dará cada vez más poder a los consumidores. Existe una tendencia creciente entre los consumidores a querer relacionarse directamente con las compañías de alimentación. Las empresas, por su parte, están recogiendo cada vez más y más datos para dar a los consumidores la información que desean.
  • Escándalos y su impacto inmediato en las marcas. Comida falsa, contaminada, fallos de seguridad, problemas éticos y medioambientales…  Cuestiones, todas ellas, que cuestan dinero y dañan la confianza. Las malas noticias se difunden rápido, e impactan casi de inmediato en los consumidores de hoy en día, adictos a las redes sociales.
  • Los millennials y las compras móviles cambiarán las reglas del juego. La demanda de comida orgánica, sostenible, sana y comercializada de manera justa está aumentando, alentada por los millennials y un consumidor más concienciado. Los dispositivos móviles no son solo una herramienta para buscar y compartir información sino la opción de compra online preferida de los millennials.
  • Las compañías serán más exigentes que la propia regulación para ganarse la confianza. Las exigencias regulatorias están creciendo en todo el mundo como respuesta de los gobiernos a los fallos en las cadenas de suministro. Pero las compañías están yendo más allá del cumplimiento estricto de las normas. 
  • La seguridad de la cadena de suministro, en cuestión. Las subidas repentinas de precios, la disponibilidad de productos y la integridad del abastecimiento preocupan más y más a medida que crece la demanda mundial de alimentos. Las soluciones pasan por el comercio, la regulación, la tecnología, las infraestructuras y el aumento de la colaboración público-privada.
  • Tecnología más inteligente ‘desde el campo hasta la mesa’. Mejorar la trazabilidad y la transparencia de la cadena de abastecimiento es fundamental para reforzar la tranquilidad del consumidor. Las soluciones incluyen la digitalización de la distribución, que hace posible diseñar sistemas de seguimiento de los productos “desde el campo hasta a la mesa”.
  • Ser los ‘dueños’ de la cadena de suministro. Las grandes empresas de alimentación están invirtiendo millones en integrar totalmente sus cadenas de suministro para mejorar la supervisión y el control de los productos. 
  • Las grandes tendencias transformarán todo. Las grandes tendencias globales como el cambio climático, la urbanización, la digitalización y los cambios demográficos están transformando la sociedad y la manera de hacer negocios. En un mundo sin fronteras, las empresas que se suban al carro de estas tendencias serán capaces de adaptarse mejor a los cambios. 
  • Un nuevo orden económico mundial, nuevos clientes. El crecimiento de las economías en desarrollo está creando grandes mercados de consumidores que no existían hasta ahora. 

A pesar de todo lo que se avecina en el sector de alimentación, no parece que la Navidad -y todo lo que conlleva- vaya a cambiar. Turrón, polvorones, mazapán… Probablemente, estaremos comiendo hasta bien entrado el año nuevo.