Las grandes fortunas del planeta asisten a un fenómeno impensable hace veinte años, y casi inexistente hace diez, pero que hoy se abre paso entre los multimillonarios de todo el mundo: la cada vez mayor presencia mujeres entre sus filas, muchas de ellas asiáticas. En los últimos diez años el número de multimillonarias se ha multiplicado por más de seis-comparado con el de los hombres (lo ha hecho por cinco)- y con el de multimillonarias asiáticas, por más de ocho.
Se trata de mujeres cuyo perfil responde a un patrón en cierta medida típico en Asia: estudiaron en Occidente, donde dieron sus primeros pasos empresariales, antes de volver a casa para poner en práctica lo aprendido en sectores como el de la construcción, el sector industrial y el de la salud, complementándolo con un conocimiento profundo de la realidad local. El 96% de estas multimillonarias genera riqueza de modo activo, ya sea desde un rol estratégico en la empresa, en puestos de gobernanza dentro de esta, o impulsando la actividad filantrópica de la misma. Y la mitad de ellas son empresarias hechas así mismas; es decir, o han creado ellas mismas los negocios que poseen, o han participado activamente en las primeras fases de su desarrollo, según el informe ‘Billionaires: The changing faces of billionaires’ elaborado por PwC y UBS.
El estudio revela que desde 1995 el número total de multimillonarios se ha multiplicado por algo menos de cinco, hasta los 1.347, y su patrimonio por ocho. Sin embargo, de los 289 multimillonarios que había en el mundo en 1995, ya sólo quedan 126: 66 han fallecido, 24 ha visto como la fortuna se diluido entre sus sucesores y 73 ha desaparecido debido a problemas relacionados con la marcha de sus negocios; lo que demuestra la dificultad de mantener este tipo de patrimonios a lo largo de los años. El documento considera que estos negocios pasan, a lo largo de su existencia, por tres momentos de la verdad: las crisis económicas, la nueva regulación legal y fiscal, y la transición a una nueva generación y recomienda la puesta en marcha de estructura de gobierno claras que garanticen el legado de estas fortunas a las siguientes generaciones.