El mundo se está quedando muy por lejos de los objetivos de reducción de emisiones necesarios para garantizar un futuro climático seguro, y no nos va a quedar otra que hacer un gran esfuerzo final para frenar el calentamiento global. De aquí al 2050, el planeta debería alcanzar una tasa media anual de descarbonización del 17,2%, si queremos limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5 °C respecto a la era pre industrial. Esto supone una ritmo de reducción de emisiones siete veces mayor que la registrada el año pasado (2,5%) y doce veces más intensa que la media mundial (1,4%) de las dos últimas décadas.
El Net Zero Economy Index 2023, que elabora PwC desde hace 12 años, señala que, en España, la intensidad de las emisiones de carbono aumentó en 2022 un 1,18% respecto al año anterior -entendida esta como las emisiones de CO2 generadas por unidad de PIB-, mientras que a nivel mundial se redujo en un 2,49%. A pesar de ello, nuestro país aún se sitúa por debajo de la media mundial, siendo esta en España 123 tCO2/$mPIB y a nivel mundial 240 tCO2/$mPIB.
Desde el año 2000, ninguno de los países que integran las veinte economías más desarrolladas del mundo (G-20) ha logrado una tasa de descarbonización superior al 11% en un año. El nivel más alto lo alcanzó el Reino Unido en 2014, con un -10,9%. Nuestro índice pone de manifiesto la creciente disparidad entre la ambición mundial de hacer frente al cambio climático y la realidad.
El estudio concluye que todos los países deben esforzarse más por reducir sus emisiones para tratar de cumplir el objetivo del IPCC -el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático- de alcanzar una disminución de las emisiones del 43% para 2030, lo que supone una reducción de la intensidad de carbono del 78% en menos de siete años.
Un repunte en el impulso de las energías renovables
Nuestro estudio revela que el año pasado se produjo un repunte en la utilización de las energías renovables, lo que supone un avance esperanzador hacia una transición más rápida e impulsada por el mercado.
La energía fotovoltaica registró el mayor crecimiento de su historia, con un 24,4%, y la eólica, un 13,1%. Este notable empuje de las energías renovables se concentra, principalmente, en Asia -sobre todo en China-, Estados Unidos y Europa. Sin embargo, es necesario que esta tendencia se vea reflejada en una transformación de mayor calado en todos los sectores de la economía y las infraestructuras, y que vaya de la mano de un mayor apoyo para los países en vías de desarrollo. Además, el índice revela que:
- El Reino Unido ha tenido el mayor nivel de descarbonización a largo plazo de todo el estudio, manteniendo una tasa de descarbonización del 3,7% a lo largo del siglo XXI.
- El crecimiento económico y el consumo de energía se están desacoplando, pero no lo suficientemente rápido.
- Los ritmos de descarbonización varían entre las economías del G7 y del E7. El G7 ha logrado una reducción de la intensidad de carbono del 1,2% en 2022, en comparación con la media anual del 2,3% alcanzada desde 2019. Por el contrario, los siete principales países emergentes han alcanzado una tasa de descarbonización del 2,8% en 2022, en comparación con la reducción anual del 1,7% registrada desde 2019.