Douglas Engelbart, el científico estadounidense que inventó el ratón del ordenador, es posible que no ande desencaminado con esta frase suya: “La revolución digital es más importante que la invención de la escritura e incluso de la imprenta”. La tecnología digital se ha convertido, en efecto, en el centro neurálgico de la innovación económica y social, y desde luego su influencia en la actividad empresarial es hoy en día extraordinaria.

¿Cómo absorben las empresas el impacto de esta revolución? ¿Cómo valoran e integran la digitalización en su organización? Para responder a estos interrogantes, en PwC hemos hecho, como cada año, un informe que mide el grado de transformación digital de las empresas (el Informe Mundial del Coeficiente Digital) a partir del análisis de las entrevistas realizadas a casi 2.000 directivos de 51 países, entre ellos España.

La información que se extrae de este séptimo estudio anual de PwC es muy rica, pero para no aburrir con preguntas y porcentajes, se puede sintetizar en dos planos:

  • A nivel mundial, crece el compromiso de los CEOs con la digitalización. El CEO es el que tiene que marcar el tono. Y lo está haciendo cada vez más. Tres de cada cuatro encuestados creen que su primer ejecutivo está plenamente comprometido con la digitalización de la empresa. Hace dos años el porcentaje era de algo más de la mitad. Su capacidad de liderazgo se está filtrando al resto de la organización, empezando por el equipo directivo, y como consecuencia de ello la inversión en proyectos digitales está creciendo con fuerza. Los objetivos principales son aumentar los ingresos de la empresa, mejorar la experiencia del cliente y elevar los beneficios, por este orden. En resumen, las empresas están empezando a ver que la tecnología digital no es un instrumento más para hacer negocio, sino una palanca transformadora que lo cambia todo. Sin embargo, algunas de ellas todavía tienen una visión corto placista y creen que la tecnología no tiene por qué cambiar su modelo de negocio.
  • A nivel español, la teoría nos la sabemos bien. Las respuestas de los directivos españoles, que representan a 70 empresas, siguen similares pautas a las de sus colegas del resto del mundo. De los diez indicadores examinados para extraer el coeficiente digital de una empresa, estamos un pelín por encima de la media. Pero hay algunos matices diferenciados que podemos que destacar. Las empresas españolas están muy bien situadas en la valoración del nivel de compromiso del equipo directivo y de los responsables del área de tecnología. Sin embargo, pinchan a la hora de extender ese compromiso al resto de la organización. Por otra parte, tienen muy claras las ventajas competitivas de la digitalización, pero recurren menos que los demás a fuentes externas, apuestan poco por el tratamiento de los datos y no tienen muy en cuenta la gestión de los riesgos en materia de ciberseguridad. Además, el nivel de inversión de los proyectos españoles de digitalización es bastante más bajo que la media global. La impresión que da es que las empresas españoles se saben bien la teoría, pero que tienen margen de mejora a la hora de ponerla en práctica.

Quizás es pronto para comparar, como hizo Engelbart, el impacto de la revolución digital con la invención de la imprenta. Pero no es pronto para decir que la empresa que se quede atrás en este proceso de transformación está condenada, antes o después, a desaparecer.

Más información | Séptima Encuesta Mundial del Coeficiente Digital de las empresas