Como cada año, Fitur se convierte en el epicentro del turismo a nivel internacional, reuniendo a miles de profesionales para explorar las últimas tendencias, por lo que es un buen momento para hacer balance y mirar al futuro. 2024 ha sido de nuevo un año sin precedentes para el sector turístico. A falta del balance definitivo, se prevé que el año pasado llegaron a España cerca de 95 millones de visitantes, un dato excelente que anticipa un 2025 en el que podría superarse la barrera de los 100 millones de viajeros internacionales.
Las buenas perspectivas económicas están dando alas al turismo internacional, que es fundamental para el crecimiento económico de nuestro país: el turismo sostuvo el 12,3% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2023, un porcentaje que podría alcanzar el 13% cuando se conozcan las cifras del pasado año. Aunque la economía nacional se ralentizará en 2025, pasando de crecer de un ritmo cercano al 3% en 2024 a situarse más cerca del 2%, España seguirá liderando las perspectivas de crecimiento de los principales países europeos. Asimismo, en los últimos meses la revalorización de la libra también ha ayudado a mejorar el poder adquisitivo de los ingleses en nuestro país, aunque habrá que estar pendiente de la evolución de la economía británica, que se enfrenta a un periodo de estancamiento, inflación persistente y a diversos escándalos políticos. No podemos obviar que Reino Unido sigue siendo el principal mercado emisor de turistas extranjeros para nuestro país. Por otro lado, si nos centramos en la evolución de la inflación, la estabilización del IPC es un buen síntoma que puede favorecer el consumo en el Viejo Continente, lo que influirá, sin duda, en las expectativas del sector.
Además de las grandes cifras macro, si hacemos balance de los últimos datos del sector, y a falta del cierre de la campaña de invierno, podemos anticipar que 2024 fue un año excelente para el turismo español. Los aeropuertos españoles tuvieron 309,3 millones de pasajeros el año pasado, un 9,2% más que en 2023. Por otro lado, en otoño del pasado año se superaron en un 4% los niveles de ocupación de 2019, logrando un ingreso medio por habitación (RevPAR) un 17% superior que el registrado antes de la pandemia. También es una buena noticia que España haya seguido intensificando su apuesta por una oferta turística de calidad: las plazas de hoteles de 4 y 5 estrellas aumentaron un 11% en comparación con las que había en 2019. Otro dato alentador es que se está produciendo una mejora del crecimiento turístico en épocas valle, reduciendo la estacionalidad. Desde hace años, la oferta turística española es mucho más que sol y playa, a medida que va ganando peso el turismo rural y el cultural. En esta misma línea, el índice Smart Observatory, que elabora PwC y CEHAT de manera trimestral, marcaba un valor de 1,25 puntos para el invierno 2025, un 25% por encima del invierno de 2019-2020 que es nuestra referencia y más de un 4% por encima del invierno 2023-2024, lo que confirma la consolidación del sector en valores sin precedentes.
En este contexto, los empresarios prefieren la calidad a la cantidad. Los turistas estadounidenses, considerados de alto impacto porque gastan de media más de 2.000 euros diarios, han pasado a suponer un 9% de los turistas en 2024, dos puntos porcentuales más que en 2019 y un punto más que el año pasado. En esta línea, según las últimas tendencias de intención de viaje a España de septiembre a noviembre, se observa un creciente interés del mercado de Norteamérica (+21%), América Latina (+8%) y el Sudeste asiático y Australia (+29%). Ante la masificación evidente de algunas ciudades y destinos, es una realidad cada vez más patente que muchas empresas turísticas prefieren que se contenga la llegada de viajeros extranjeros y que, a cambio, los que lleguen paguen más por los servicios que reciben, lo que le permitirá enfocarse en un turismo premium y cada vez más sostenible. Si analizamos los últimos datos acerca del sentimiento del viajero hacia España, también está creciendo entre ellos la preocupación por la masificación, lo que obligará a reenfocar, más pronto que tarde, nuestra oferta si queremos continuar siendo atractivos.
Como decía, los datos invitan al optimismo, pero el sector tiene numerosos desafíos encima de la mesa de los que debe ocuparse si quiere seguir siendo cada vez más rentable y mejorar sus oportunidades en un mercado cada vez más competitivo e hiperconectado. Como veremos estos días en Fitur, las empresas del sector tienen grandes posibilidades de la mano de las nuevas tecnologías e Inteligencia Artificial. La IA será clave para mejorar la experiencia del viajero y la atención al cliente, ayudará a optimizar los precios y permitirá anticiparse a la tendencia, gracias al análisis masivo de datos. También es imprescindible seguir apostando por mejorar la gestión y retención del talento; así como la seguridad, tanto en destino (trabajando de forma decidida contra los hurtos y los delitos menores) como en internet. Más allá de todos estos retos, el foco debe seguir puesto en la reputación de cada una de las empresas turísticas y de la marca España, la única manera de que este sector siga dándonos grandes alegrías en los próximos años.