El pasado mes de diciembre, el Consejo y el Parlamento Europeo acordaron retrasar un año la entrada en vigor del Reglamento de Deforestación de la Unión Europea.(EUDR, por sus siglas en inglés), hasta el 30 de diciembre de 2025. Se trata, sin lugar a dudas, de un alivio para las empresas, que, sin embargo, no deberían verlo como una oportunidad para relajarse. Estamos hablando de un reglamento complejo y de amplio alcance que exige un cumplimiento riguroso. Las compañías deben comenzar a prepararse ya para su implementación. Este es el momento de planificar, alinear la operativa de la empresa y aprovechar la oportunidad para fortalecer su situación en el mercado.
¿Por qué surge la necesidad de este reglamento?
Un estudio de PwC estima que el 55% del PIB mundial, o alrededor de 58 billones de dólares, depende moderada o altamente de ecosistemas naturales como humedales, bosques, océanos y acuíferos. Las operaciones directas de solo cinco industrias, que representan un valor económico equivalente al 12% del PIB mundial, son todas altamente dependientes de la naturaleza, lo que significa que las alteraciones en los ecosistemas de los que dependen podrían ser catastróficas.
Los bosques albergan la mayor parte de la biodiversidad terrestre de la Tierra. Por ejemplo, proporcionan hábitats para el 80% de las especies de anfibios, el 75% de las especies de aves y el 68% de las especies de mamíferos[1]. Asimismo, hacen una importante contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición humana, así como son fuentes de combustible, contribuyen a conservar los recursos hídricos, amortiguan condiciones meteorológicas, absorben CO2 y proporcionan muchos otros servicios ecosistémicos.
En este contexto, según el último informe “El Estado de los Bosques del Mundo”, publicado por la FAO en 2024, se estima que en el periodo 2010-2020 la tasa neta de variación de la superficie forestal (diferencia entre la expansión forestal y la deforestación) fue de –4,7 millones de ha/año. La expansión agraria sigue siendo la principal causa de deforestación y fragmentación del bosque, así como de la consecuente pérdida de biodiversidad forestal.
Debido a la magnitud de este impacto, y conscientes de que la Unión Europea es un gran consumidor de los productos básicos asociados a esta deforestación, la Comisión Europea adoptó en 2019 la Comunicación “Intensificar la actuación de la UE para proteger y restaurar los bosques del mundo”, fruto de la cual surge el citado Reglamento EUDR.
¿Qué es el Reglamento EUDR y a quién afecta?
El EUDR tiene como objetivo limitar el impacto en la Unión Europea de la deforestación y degradación de los bosques, así como proteger los derechos humanos, incluidos los de los pueblos indígenas. Para lograr estos objetivos, introduce importantes obligaciones de análisis y vigilancia -en inglés, due diligence-, para las empresas y sus cadenas de suministro. Estas exigencias afectan a toda compañía que importe, exporte o comercialice alguno de estos siete productos clave: ganado vacuno, cacao, café, aceite de palma, caucho, soja y madera o derivados (por ejemplo, papel, embalajes y cuero). Vistas las materias primas indicadas, son muchas las industrias que de alguna forma pueden verse afectadas, tales como por ejemplo: alimentación, cosméticos, construcción, biocombustibles, papel e incluso, por el caucho, la industria de la automoción o diversas actividades industriales (guantes, mangueras, etc.).
El reglamento prohíbe comercializar estos productos en la UE, o exportarlos desde la UE, a menos que se pueda verificar que son deforestation-free y que se hayan generado conforme a la legislación aplicable (por ejemplo, las normativas sobre derechos de uso de la tierra, protección ambiental, derechos laborales y derechos humanos). Para garantizar la ausencia de deforestación, el EUDR obliga a un exigente procedimiento de diligencia debida que pasa por recopilar información, datos y documentos exhaustivos acerca de los productos y su origen (incluso identificando las parcelas concretas donde se produjeron las materias primas), una evaluación del riesgo anual basada en una serie de criterios y la adopción de medidas de reducción del riesgo.
Las autoridades de la UE se han mostrado sensibles a las demandas de los productores para contar con más tiempo para poder cumplir con la gran cantidad de requisitos del EUDR. Prueba de ello es la propuesta realizada por la Comisión Europea en este sentido. Como resultado, el Consejo de la UE, formado por los jefes de Estado o de Gobierno, y el Parlamento Europeo confirmaron, en diciembre de 2024, que el reglamento se aplicará a partir del 30 de diciembre de 2025 para las grandes empresas (y a partir del 30 de junio de 2026 para las PYMES).
Paralelamente a su propuesta de aplazamiento, la Comisión Europea ha publicado distintas guías y documentos adicionales para ayudar a entender esta regulación. Una circunstancia que deja claro que, a pesar del aplazamiento, la UE está muy comprometida con la aplicación de la normativa.
¿Cuáles son los elementos clave publicados como complemento al propio reglamento?
La Comisión Europea publicó, en octubre de 2024, sus directrices preliminares, así como una relación de las preguntas / dudas más frecuentes. Estas directrices no son vinculantes desde el punto de vista legal, y no pueden reemplazar ni modificar el texto del reglamento, pero son una referencia útil para las empresas que se están preparando para cumplir con el EUDR. Además la autoridades nacionales competentes y las agencias designadas en los distintos países de la UE las van a tener en cuenta a la hora de vigilar y hacer cumplir el reglamento.
Estos documentos proporcionan claridad sobre aspectos tales como el alcance de los productos, las obligaciones de realizar due diligence, certificaciones y verificaciones de terceros. A continuación recogemos algunas claves de estos documentos:
- Las empresas de fuera de la UE también deben cumplir con el EUDR. Tanto las compañías localizadas dentro de la unión como las de fuera deberán cumplir con el reglamento. Las no establecidas en la UE que comercialicen productos en este mercado o los importen también son consideradas operadores por la nueva normativa. Como resultado, deben realizar el due diligence, obtener una Declaración de Diligencia Debida (DDS) e incluir el número de referencia de la DDS en las declaraciones aduaneras.
- Obligaciones simplificadas. Los operadores que obtengan materias primas exclusivamente de áreas clasificadas como de bajo riesgo estarán sujetos a obligaciones simplificadas de diligencia debida. Según el Reglamento, necesitarán recopilar determinada información pero no estarán obligados a evaluar y mitigar riesgos a menos que el operador obtenga o sea informado de cualquier información relevante, incluyendo preocupaciones sobre posibles incumplimientos.
- Menos exigencias para los productos combinados. En aquellos productos que contienen múltiples materias primas relevantes, la due diligence solo es necesaria para el grupo de materia prima principal. Por ejemplo, una tableta de chocolate contiene polvo de cacao, manteca de cacao y aceite de palma, pero la due diligence solo se centrará en los productos derivados del cacao.
- Las certificaciones y esquemas de verificación de terceros. Las certificaciones de terceros pueden ayudar en la due diligence, pero no pueden reemplazarlo. Al utilizar certificaciones o esquemas de verificación de terceros, las empresas deben asegurarse de cumplir con los estándares del reglamento, como los criterios de deforestación y las geolocalizaciones, así como con la transparencia y accesibilidad de la información. La Comisión Europea está preparando una guía que proporcionará más explicaciones sobre el papel de los esquemas de certificación y verificación por terceros en la evaluación y mitigación de riesgos.
[1] Vié, J.C., Hilton-Taylor, C. y Stuart, S.N. (coords.). 2009. Wildlife in a Changing World – An analysis of the 2008 IUCN Red List of Threatened Species. Gland (Suiza), UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).