Nos encontramos actualmente ante un cambio progresivo en la economía de las empresas, en el que se está pasando de una economía para los accionistas a una economía para los grupos de interés. La sostenibilidad está transformando la forma de hacer negocios, haciendo que el éxito empresarial ya no se mida solo por “cuánto se gana”, sino también por “cómo se gana”. Y es en este punto en el que una gestión eficaz de elementos intangibles como el medio ambiente, los aspectos sociales y el buen gobierno (Environmental, Social and Governance, ESG, por sus siglas en inglés) comienza a ser un elemento competitivo en la gestión empresarial.

Este nuevo componente en la estrategia empresarial se ha visto reflejado en los mercados financieros a través de la denominada inversión socialmente responsable (ISR). La ISR se define como el proceso de toma de decisiones relacionadas con la inversión, teniendo en cuenta no solo criterios financieros, sino también medioambientales, sociales y de buen gobierno. Estos criterios de sostenibilidad han ampliado su ámbito de aplicación hacia activos como los bonos, el capital riesgo o los fondos de infraestructuras. Existen distintas filosofías y tipos de gestión de la inversión socialmente responsable, las cuales toman como base una mayor transparencia, una mayor presencia de valores éticos, ambientales y sociales, un mayor control interno y de gestión de riesgos, etc.

Si hace unos años hablábamos de la ISR como un mercado nicho, en la actualidad, se ha convertido en un mercado dinámico, tanto desde el punto de vista de la oferta, como de la demanda, alcanzando un éxito notable, en gran medida, por la demanda en Europa (un 40% de los activos financieros están gestionados con criterios de inversión socialmente responsable, según Eurosif) y en EEUU.

Nuevas tendencias

El incremento de los datos disponibles relativos al medio ambiente, los aspectos sociales y el buen gobierno permite dar respuesta a las nuevas demandas de análisis que está buscando la banca de inversión y, al mismo tiempo, incrementar el conocimiento por parte del comprador. De hecho, y por poner ejemplo, el sector del capital riesgo está empezando a demandar servicios de due diligence que incluyan los aspectos ESG, antes de confirmar sus inversiones. Sin embargo, en muchos casos, las repuestas de las compañías todavía no permiten satisfacer las nuevas inquietudes de los inversores.

En este contexto, la industria financiera ya ha desarrollado maneras alternativas de dar visibilidad a la inversión socialmente responsable,. Un buen ejemplo de ello son los llamados bonos verdes o los bonos sociales, emisiones realizadas que tienen el compromiso de destinar el dinero recaudado a proyectos con un impacto medioambiental o socialmente positivo. Los bonos verdes son una excelente oportunidad para inversores institucionales e inversores socialmente responsable. Las emisiones de esta tipología han crecido de manera significativa en los últimos años y requerirán normativas que regulen su credibilidad en los mercados. Este creciente interés ha culminado con la creación de los “Green Bonds Principles” por parte de un conjunto de organizaciones del sector financiero. En España, entidades como Iberdrola, Abengoa e incluso el ICO (Instituto de Crédito Oficial) ya han realizado emisiones de bonos verdes.

Principales recomendaciones

Ante esta situación, las empresas están tratando de atraer y fidelizar a esta nueva tipología de inversores ISR, estables y de largo plazo. Para lograrlo, las compañías deberían considerar en su gestión, entre otros, los siguientes aspectos clave:

1. Conocer a sus inversores

Resulta necesario identificar qué accionistas de la empresa, actuales o potenciales, tienen en cuenta criterios ESG y entender qué tipo de requisitos considera cada uno de ellos. Asimismo, la definición de un Sustainability Equity Story de la compañía, adaptado a la demanda de información de estos inversores, ayuda a comunicar de forma eficaz los mensajes que los inversores desean escuchar.

2. Relación directa y fluida con el inversor

Las tasas de satisfacción más altas se encuentran en aquellas empresas que mantienen una relación directa con sus inversores. La respuesta a cuestionarios como el Dow Jones Sustainability Index (DJSI), Carbon Disclosure Project (CDP), FTSE4Good, etc. es necesaria en la actividad de las empresas, pero debe ser completada con una relación directa (basada en reuniones, roadshows, etc.) con los inversores ISR, y no únicamente con los inversores tradicionales.

3. Innovación en los mecanismos de financiación

Las empresas pueden integrar la variable ambiental y social en su financiación, por ejemplo mediante el empleo de los citados bonos verdes. En este sentido, y dada la falta de estandarización de criterios respecto a lo que es un bono verde, sugerimos que las empresas deben asesorarse y realizar revisiones por un tercero independiente, que valide la transparencia y evite que se trate de una medida de greenwashing.

La integración de los aspectos ESG es un requerimiento de los mercados de capitales que las empresas deben aprender a comunicar de forma efectiva a sus inversores. Esto abre, por otra parte, un mundo de nuevas oportunidades para la financiación de las compañías, que estas deberían ser capaces de aprovechar.

Cyrille Vecchi es Gerente del Área Servicios de Sostenibilidad y RSC de PwC

Pablo Bascones es Director del Área Servicios de Sostenibilidad y RSC de PwC

Mari Luz Castilla es Socia del Área Servicios de Sostenibilidad y RSC de PwC

Contacto en PwC

Mariluz Castilla

Mariluz Castilla

Senior Advisor de PwC y Secretaria General Técnica del Grupo Español de Crecimiento Verde

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