Desde los frigoríficos pasando por nuestros coches y casas. Todos los objetos y activos pueden convertirse en transmisores de información para que, como fin último, mejore nuestro día a día. Es lo que se conoce con el nombre de Internet de las cosas, es decir, la conexión digital de objetos cotidianos con Internet.

La miniaturización, la conectividad inalámbrica, el aumento de capacidad de almacenamiento de datos y una mayor duración de las baterías son algunos de los aspectos clave que explican la irrupción de Internet de las Cosas.

Sin embargo, hay un elemento esencial, sin el cuál estos objetos cotidianos conectados no servirían para nada: los sensores. Estos detectan y miden los cambios de posición, la temperatura, la luz… y son imprescindibles para convertir millones de “cosas” en generadores de información o incluso permitir que interactúen con su alrededor.

Internet de las Cosas ayudará a los consumidores a satisfacer mejor sus demandas y a dar un mejor uso a sus productos o bienes y, por tanto, mejoran también la toma de decisiones en el momento de la compra. Pero también servirá a las empresas a optimizar sus procesos en toda la cadena de valor y a ganar eficiencia mediante el análisis de los datos recogidos en su día a día.

Para más información | Sensor Technology and the Future of the Internet of Things

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