En la década de los treinta, George Gallup fue pionero en la realización de encuestas de opinión, y consolidó a su compañía como líder del sector al predecir la victoria de Roosevelt en las elecciones presidenciales de 1936. Más adelante, en los setenta y ochenta, el psicólogo Don Clifton reinventó la investigación motivacional y del liderazgo al idear nuevas formas de trabajar las fortalezas individuales. Clifton trabajó para Selection Research, compañía propiedad de sus empleados, que se fusionó con Gallup en 1988.
En 2013, Gallup se embarcó en un nuevo proyecto, basado en la idea de que el talento emprendedor es el verdadero motor de la economía. La persona que ha liderado esta iniciativa es el presidente y CEO de Gallup, Jim Clifton, hijo menor de Don Clifton, que se convirtió en el máximo ejecutivo de la compañía justo después de la fusión. Bajo el liderazgo de Clifton, Gallup se ha convertido en una empresa que atrae el mejor talento. El premio Nobel, Daniel Kahneman, el pionero de Internet, Vint Cerf, y los best sellers Marcus Buckingham y Tom Rath, han pasado por ella.
La visión actual de Gallup sobre el emprendimiento parte de la creencia de Clifton de que los factores determinantes del éxito de una economía no son estructurales, como la globalización y la tecnología, sino los atributos psicológicos de los emprendedores. Clifton se ha sentado con strategy+business para hablar sobre su visión y su preocupación por la actual falta de espíritu emprendedor.
S+B: ¿Cómo se te ocurrió relacionar emprendimiento y crecimiento económico?
CLIFTON: Al fundador de Gallup, George Gallup, le gustaba enfrentarse a los grandes desafíos. Y no hemos hecho sino continuar esa tradición. En 2012, me di cuenta que nuestros clientes tenía problemas de crecimiento Estados Unidos. La prensa no paraba de repetir que estábamos en una fase de recuperación económica pero, si mirabas al PIB, te encontrabas con que, desde la crisis, el crecimiento medio anual de la actividad sólo llegaba al 2%. Lo comenté con el economista jefe de Gallup, y me aseguró que, tal recuperación, no existía. Sin saber a quién creer, me reuní con Angus Deaton, economista y premio Nobel. Y le pregunté: “Angus, ¿se está recuperando la economía?”. Me respondió en una palabra: “No”. Entonces pregunté: “¿Y por qué leo en todas partes que sí?”. Su respuesta fue igualmente breve: “No lo sé”.
Empezamos un proyecto recopilando datos privados y públicos para intentar descubrir qué estaba pasando. Nos centramos en EEUU porque es el país de de origen de la empresa. Para empezar, cuando crece el PIB, el dato más importante a tener en cuenta es el PIB per cápita, que está aumentando aunque a ritmo decreciente. Según nuestro economista jefe, crece un 0,5% menos al año, el nivel más bajo de siempre… y bajando. Pronto llegará a cero, e incluso por debajo.
Los factores determinantes del éxito de una economía no son estructurales, como la globalización y la tecnología, sino el emprendimiento.
S+B: Esto suena a estancamiento económico.
CLIFTON: Si o peor. Estos significa que los ingresos y los salarios, de media, se han congelado. Hay más puestos de trabajo pero estos están tremendamente mal pagados. Y aquellos con mayores salarios ganan cada vez más. Estamos perdiendo a las clases medias.
S+B: ¿Cuál es la causa? ¿La automatización o el aumento de la competencia en todo el mundo?
CLIFTON: Ambas. En las grandes compañías su áreas de recursos humanos se están preparando para despidos masivos, porque ve a la inteligencia artificial a la vuelta de la esquina. Esta podría acabar con el 80% de los trabajos que conocemos actualmente. Esto, unido a la consolidación, podría hacer que los salarios se mantengan en estos bajos niveles durante un tiempo.
Pero, aunque esos factores son importantes, creemos que hay una causa más fundamental del declive económico: una caída del emprendimiento empresarial. No existen suficientes personas creando compañías para hacerlas crecer.
Nos dimos cuenta de esto al revisar algunas estadísticas. El número de compañías que cotizan en bolsa en Estados Unidos ha caído de casi 8.000 en 1998 a unas 3.600 en 2017. Y seguirá disminuyendo, porque el mercado de M&A se ha acelerado, aunque no se hasta dónde. ¿Llegará a las 1.500 compañías? Esto podría suponer una pérdida de entre 4 y 5 billones de dólares de capitalización bursátil.
A continuación, miramos las salidas a bolsa. El número anual de OPVs está cayendo. En 2018 habrá menos de 100. No solo se están creando menos compañías, sino que las existentes han renunciado al crecimiento. Hablan de crecimiento pero lo que hacen es comprar a sus competidores -y noquean a las clases medias- en lugar de crear nuevos mercados. Nuestro estudio se ciñe a los EEUU pero pasa lo mismo en todo el mundo. No existe una mentalidad constructiva en el mundo de los negocios.
Incluso los millennials han dejado de crear empresas. El número de startups per cápita en EEUU es el más bajo desde que lo medimos en Gallup. Tenemos un problema serio con las startups. Una situación que no hace sino empeorar, cuando miramos a la desaparición de empresas al años que -junto con las M&A y las quiebras-, superan a los que nacen.
S+B: ¿Por qué se está produciendo esta caída del liderazgo emprendedor?
CLIFTON: Empezamos a intentar responder a esa pregunta en 2013. Buscábamos excepciones: empresas con un crecimiento auténtico. Así, llegamos a la lista de las Inc. 500 (las empresas de más rápido crecimiento) y de sus CEOs. Al analizar la correlación, descubrimos que la mayor parte estaban lideradas por estadounidenses de primera o segunda generación, es decir, inmigrantes o hijos de inmigrantes.
S+B: ¿Por qué los inmigrantes?
CLIFTON: Parece que los empresarios de éxito comparten ciertos atributos personales con los inmigrantes: determinación, capacidad comercial, carácter disruptivo, etc. Mucha gente tiene una idea errónea sobre el origen de las startups. Creen que provienen de la innovación, pero en realidad nacen de la “capacidad para construir”: la personalidad emprendedora que lleva a iniciar nuevas empresas y llevarlas al éxito.
Piensa en alguien como Wayne Huizenga. No tenía un título universitario, comenzó recogiendo basura y, sin embargo, fundó tres compañías del Fortune 500: Waste Management, Blockbuster Video y AutoNation. Es extraordinario. Steve Jobs también tenía esta capacidad: dirigió a Apple y Pixar para que estuvieran entre las empresas más influyentes del mundo.
S+B: ¿Cómo describirías esa capacidad para construir?
CLIFTON: Simplificando mucho, podría decirse que es una determinación fuera de lo común. Se trata de personas inteligentes y lógicas, pero que no necesariamente obtienen buenas calificaciones académicas.
Sin embargo, no basta con tener constructores. También necesitas un mercado para lo que crean. La innovación por sí misma apenas tiene valor hasta que hay un cliente. De hecho, mi definición de emprendedor coincide con la de Peter Drucker: alguien que crea un cliente donde antes no existía. Pero, en este momento, no estamos fomentando constructores ni creando clientes. Eso es lo que arrastra a las economías occidentales a la rutina.
S+B: ¿Se puede fomentar y desarrollar la capacidad para construir?
CLIFTON: La respuesta más fácil es que se nace con ella y luego se va formando. Si quieres una economía sólida, no puedes buscar a Waynes y Steves y esperar que con ellos sea suficiente. Tienes que encontrar jóvenes con potencial y asegurarte de que tengan la oportunidad de desarrollarlo. Da la impresión de que las universidades no son conscientes de esto. Intentan convertir sus escuelas de negocio en terrenos de cultivo para el crecimiento económico, pero no están impulsando nuevas empresas.
S+B: ¿Por qué no?
CLIFTON: Creo que tiene que ver con la forma de elegir a los estudiantes. Las áreas de admisión solo están interesada en el coeficiente intelectual. Si la nota de corte es 1.600 y la mía es 850, no podré entrar. Así, encontramos universidades con laboratorios de innovación y emprendimiento en los que los estudiantes consiguen altas puntuaciones en las pruebas de conocimiento, pero malos resultados en las de emprendimiento.
Realizamos una prueba de emprendimiento a un grupo de jóvenes de varios barrios pobre de personas de color en Washington. Encontramos 15 chavales con potenciales como creadores de empresas, y les ofrecimos unas prácticas.
Nuestra teoría es que, si realmente queremos aumentar la productividad, habría que buscar entre los 4 millones de jóvenes que terminan secundaria cada año en Estados Unidos a aquellos que tengan este talento, e incluirles en escuelas especiales. Si el 5% de graduados tiene esta capacidad, estamos hablando de 200.000 personas.
S+B: Y, si el 10% de ellos crea una empresa y tu teoría es correcta, tendríamos 20.000 motores de crecimiento potencial.
CLIFTON: Exactamente. Nuestra investigación busca brindar a las ciudades, organizaciones incubadoras y universidades una oportunidad que nunca ha existido: identificar a las personas con potencial desde muy jóvenes. No es fácil, ya que tienden a llevar vidas poco convencionales. Pero, si lo hacemos todos los años, podríamos crear un programa de desarrollo acelerado en el que aprendan sobre clientes, contratos, cómo obtener financiación… Todo lo que necesitan para poner en marcha una empresa. Al igual que los deportistas de élite, no tendrían que perder el tiempo en estudios tradicionales. Ten en cuenta que muchos empresarios exitosos, incluidos Bill Gates y Mark Zuckerberg, abandonaron la universidad.
Extracto de la entrevista con Jim Clifton, CEO de Gallup, publicada en la revista strategy+business.