Las empresas familiares tienen el potencial, los recursos y la posición ideal en el mercado para liderar transformaciones sostenibles en muchos de los sectores clave en los que operan y dominan. Y cuentan con ventajas distintivas que les sitúan en una posición de ventaja. Por ejemplo, este tipo de empresas tienden a guiarse por valores, y a marcarse objetivos de inversión a largo plazo porque están menos obligadas que las compañías cotizadas a las presiones de los informes trimestrales. Su principal objetivo es proteger un legado para las generaciones futuras. Si apuestan por las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno (ESG) van aumentar su impacto en todos los sectores y zonas geográficas.
No se trata de un deseo. Más de una quinta parte de la industria del transporte marítimo en el mundo está dirigida por empresas familiares. En el sector del automóvil, sólo 36 familias controlan compañías que representan el 55% del total del mercado mundial. En otros sectores, las grandes empresas familiares dominan el comercio textil, la ingeniería y la construcción. Esto supone una oportunidad para provocar un cambio positivo.
Algunas empresas familiares ya están dando un paso al frente en materia de ESG, integrando estos objetivos en su operativa. Sin embargo, según la Encuesta Mundial de la Empresa Familiar 2021 de PwC, todavía la mayoría de los encuestados aún no ha comprendido que la necesidad de contribuir positivamente a la sociedad debe integrarse en el funcionamiento de la empresa, en lugar de hacerlo, como hasta ahora, de forma separada y de manera filantrópica. Según la encuesta, una abrumadora mayoría de empresarios familiares dan prioridad en su estrategia a la expansión en nuevos mercados (82%) y a la mejora de las capacidades digitales (80%), mientras que solo el 39% considera a la sostenibilidad y la ESG entre sus principales objetivos.
Los líderes de las empresas familiares se están dando cuenta de que su contribución potencial en este ámbito puede tener un efecto sorprendente en el futuro del planeta, especialmente si colaboran entre ellas.
Este tipo de compañías, que dominan sectores clave en la economía, pueden cambiar el mundo si establecen como prioridad las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno
Un buen ejemplo lo tenemos en la producción de chocolate. Los problemas del trabajo infantil y la pobreza de los pequeños productores de cacao en los países menos desarrollados han estado en los titulares de los periódicos durante más de una década, afectando a la mayoría de las grandes marcas y dando paso a continuas acciones legales por parte de los activistas. En 2016, sin embargo, el fabricante de chocolate Barry Callebaut -una empresa familiar de 110 años con sede en Zúrich (Suiza), cuyos ingredientes están presentes en uno de cada cuatro productos de chocolate y cacao que se venden en todo el mundo-, lanzó Forever Chocolate, con el objetivo de lograr, en 2025, un chocolate 100% sostenible. Cinco años después, ha logrado avances significativos en varios aspectos relacionados con la sostenibilidad. En 2019-20, la empresa informó de una reducción del 8,1% en las emisiones de carbono, formó a cerca de 95.000 agricultores de cacao en la concienciación sobre el trabajo infantil y se abasteció de cacao 100% sostenible para sus marcas gourmet globales.
El café es una industria de 160.000 millones de dólares que emplea a más de 25 millones de familias de agricultores en todo el mundo. En 2018, una colaboración financiada por dos competidores directos -Llycaffè y Lavazza- consiguió la primera secuencia del genoma del café arábigo de acceso totalmente abierto. ¿El objetivo? Ayudar a toda la cadena de valor del sector del café, desde los agricultores hasta las marcas, a prepararse para los retos derivados del cambio climático.
Una tendencia al alza que debe continuar
Para explicar por qué las empresas familiares deberían desempeñar un papel tan importante en la promoción de los objetivos ESG, es útil observar las cuestiones de sostenibilidad desde un punto de vista global. Su adopción es ya un cambio sísmico para las empresas, impulsado por las enormes expectativas de los distintos grupos de interés, los ambiciosos compromisos de los gobiernos y la oleada de inversiones de capital que se está produciendo. Los fondos ESG atrajeron de los inversores una cifra récord de 51.000 millones de dólares de dinero nuevo neto en 2020, más del doble que el año anterior. Las grandes empresas públicas y los gobiernos, a través de regulaciones y subvenciones, están reconfigurando el funcionamiento de las empresas. De hecho, muchas compañías están dando un paso adelante: se están comprometiendo a reducir las emisiones de carbono y a abastecerse de electricidad procedente de recursos renovables. Además, están haciendo que sus consejos de administración sean más diversos y publican informes de sostenibilidad.
Pero hoy en día, estas acciones son solo apuestas. Para generar confianza y asegurar su futuro, las empresas deben ir más allá e incorporar las cuestiones ESG a todos los aspectos de su negocio: sus informes, su estrategia y sus planes de transformación. Las empresas familiares están en una posición única y tienen incentivos para hacerlo por dos razones principales. En primer lugar, gozan de más confianza que cualquier otro sector. Alrededor del 67% de los encuestados en el informe del Barómetro de Confianza Edelman de 2020 aseguraron que confiaban en las empresas familiares, en comparación con sólo el 58% que confía en las compañías cotizadas. En segundo lugar, sus valores profundamente arraigados y su compromiso compartido de contribuir a la sociedad están muy presentes. Cuidar de sus trabajadores y de sus comunidades forma parte de su ADN desde hace mucho tiempo, antes de que los compromisos formales en materia de sostenibilidad se convirtieran en una tendencia mundial.
La internalización de los criterios ESG marcará una gran diferencia. Y estamos empezando a verlo, especialmente, en Asia. En nuestra última encuesta entre empresas familiares de todo el mundo, más del 75% de las compañías de China, Japón y Taiwán afirmaron que sitúan la sostenibilidad en el centro de todo lo que hacen, en comparación con sólo el 23% en EE.UU y el 28% en Canadá. Las empresas de las economías occidentales, y especialmente las norteamericanas, vienen dando prioridad a la filantropía más tradicional.
Hacer el bien haciéndolo bien
Ya Es hora de que las empresas familiares conviertan su enfoque a largo plazo en acciones concretas en materia de ESG que estén integradas en su funcionamiento diario. Los beneficios económicos y el propósito no son contradictorios, como han demostrado muchos estudios, forman parte de una estrategia empresarial de éxito. André Hoffmann, miembro de familia que está detrás del gigante farmacéutico Roche, es uno de los principales y más antiguos defensores de los principios ESG y el impulsor de las soluciones basadas en el medioambiente, que resuelven los problemas de la sociedad de forma inspirada y apoyada por la naturaleza. Hoffmann dijo recientemente: “Si se destruye la naturaleza para obtener beneficios se está creando el problema que luego se intenta resolver con la filantropía. Así que hay que ser mucho más sensato para ganar dinero, en lugar de hacerlo a toda costa”. En muchos sentidos, hacerlo es también una cuestión de supervivencia empresarial.
Si las empresas actúan colectivamente para impulsar la sostenibilidad en sectores en los que las empresas familiares tienen gran influencia, el impacto podría ser significativo. No se trata de comportamientos anticompetitivos, sino de que todos se muevan en la misma dirección y al mismo tiempo. Y creemos que esto es posible: la secuenciación del genoma del café es un ejemplo. Muchos líderes de empresas familiares son miembros de redes de otras empresas familiares del mismo sector. Estos foros, en los que los miembros intercambian regularmente opiniones y comparten experiencias, pueden actuar como catalizadores del cambio.
De hecho, las empresas familiares no tienen más remedio que acelerar su compromiso público con la ESG. Las que no actúen se perderán los beneficios sustanciales asociados con la sostenibilidad. Como dijo el presidente de Haldor Topsøe, Jakob Haldor, “si no incorporas la sostenibilidad en todo lo que haces te encontrarás fuera del negocio, sea cual sea tu sector. Es sólo una cuestión de cuándo”.
Las empresas familiares que apuesten por un enfoque estratégico y de colaboración en materia de ESG obtendrán mucho más que una cálida felicitación por marcar una diferencia positiva. Al comportarse de acuerdo con su propósito, valores y perspectiva a largo plazo, también generarán un mayor valor empresarial y una mayor confianza entre los consumidores y los socios comerciales. En pocas palabras, no hay contradicción entre el beneficio y el propósito. Las principales empresas familiares del mundo tienen una oportunidad de oro para dar un paso adelante juntas en materia de ESG. Es una oportunidad que deberían aprovechar con urgencia, por el bien del planeta, el bien de la humanidad y su propio éxito futuro.