La nueva normativa que regula el informe del auditor va a cambiar profundamente la relación entre los inversores y la profesión. A principios de 2015, después de tres años de trabajos, el International Auditing and Assurance Standards Board (IAASB) publicó un conjunto de normas que se han incorporado al ordenamiento jurídico español a través de dos artículos de la Ley de Auditoría de Cuentas de 20 de julio del año pasado.
La nueva regulación establece que los informes de auditoría habrán de ser más informativos, discursivos y perspicaces, y para ello deberá estimularse el diálogo entre los auditores, las empresas, los comités de auditoría, los inversores y los reguladores. Ese nuevo esquema de trabajo conlleva los desafíos asociados a una nueva forma de hacer las cosas y de relacionarse. Pero también abre la puerta a nuevas oportunidades para el sector. Si la reforma se implanta con éxito, el informe del auditor será más relevante y como consecuencia también la profesión auditora será más relevante.
Los informes de auditoría habrán de ser más informativos, discursivos y perspicaces, y para ello deberá estimularse el diálogo entre los auditores, las empresas, los comités de auditoría, los inversores y los reguladores
Para la mayoría de las sociedades en España las modificaciones no serán efectivas hasta finales de 2017, ya que la Ley de Auditoría de Cuentas establece que el nuevo modelo del informe de auditoría se aplicará para los ejercicios que se inician en o después del 17 de junio de 2016. Sin embargo, los auditores tienen que comenzar a trabajar ya en el nuevo formato, que incluye cambios de gran calibre cuya implementación ha de ser muy cuidadosa.
Los cambios que las nuevas normas introducen en los informes de auditoría se centran en tres ejes fundamentales:
- Visión de la auditoría. La innovación más significativa es la introducción de las denominadas “cuestiones clave de la auditoría”, que están recogidas en la Norma Internacional de Auditoría (NIA) 701. Esta nueva sección del informe ha sido muy bien recibida por los inversores, ya que pondrá el foco sobre aquellos asuntos que, a juicio del auditor, sean de la mayor importancia en la auditoría de los estados financieros. En cierto sentido, se trata de invitar al auditor a que cuente qué es lo que le mantiene despierto por la noche. Esta sección no sustituye la opinión sobre los estados financieros en su conjunto, que los inversores valoran, sino que amplía el enfoque del informe para que los auditores puedan explicar cuáles son los temas importantes, por qué son importantes y cómo los han abordado.
- Independencia. La principal propuesta para aumentar la transparencia es una declaración explícita en relación con la independencia del auditor en todos los informes de auditoría. La declaración complementa la información facilitada en las cuentas y al Comité de Auditoría en las sociedades que lo tienen.
- Legibilidad. El informe del auditor se ha reestructurado para facilitar su lectura. La información específica sobre la auditoría y la entidad auditada (en particular, la opinión de auditoría) debe colocarse al principio del informe. Por el contrario, aspectos menos fundamentales, como las descripciones de las responsabilidades del auditor o lo que implica una auditoría, pueden trasladarse al final del informe, o podrían incluso pasarse a un apéndice o referenciarse a un sitio web común (como el de un organismo normativo o regulador).
El desarrollo de estas normas en nuestro entorno corresponde a las corporaciones de derecho público representativas de los auditores, a requerimiento del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), que está actualmente inmerso en un proyecto de adaptación que incluye, entre otros aspectos, la definición de la estructura de los nuevos informes de auditoría.
Es importante para todos los actores implicados (los usuarios de la información financiera, los comités de auditoría, los administradores de las sociedades y los propios auditores) que la implantación del cambio normativo sea un éxito y que el nuevo modelo genere información más relevante y valiosa. La experiencia de otros países es, hasta la fecha, ciertamente esperanzadora. Allí donde se han lanzado propuestas similares (en el Reino Unido o en Holanda), los auditores han abrazado la transformación y el resultado ha sido la elaboración de informes más interesantes con información específica sobre el proceso de auditoría y menos jerga. Así lo creen la mayoría de los inversores, que han recibido los cambios de forma muy favorable. Esperemos que la puesta en marcha del nuevo modelo en España sea igual de positiva.