Hace un año y medio preguntamos a 1.000 consumidores cómo percibían la tecnología wearable -aquellos accesorios -o ropa- que incorporan tecnologías electrónicas o de computación-. Si tenían algún dispositivo de este tipo, qué barreras encontraban a la hora de comprarlos y cuáles eran sus ventajas. Entonces, un 21% disponía de algún dispositivo de este tipo y un 41% veía con interés la posibilidad de que estos aparatos formaran parte de su día a día.

En aquel momento, faltaban seis meses para la salida del Apple Watch. Las pulseras y bandas tipo FitBit acababan de aterrizar en el mercado, dando el pistoletazo de salida a una carrera que dejaría muchas bajas por el camino. El informe concluía que, en un futuro muy cercano, los wearables cambiarían muchos aspectos de la sociedad y de la forma de hacer negocios.

El número de usuarios de este tipo de dispositivos se ha multiplicado por dos desde 2014 y ya lo tiene  un 49% de los consumidores

Pues, efectivamente, año y medio después, estamos inmersos en ese futuro. Hemos vuelto a preguntar a los consumidores sobre los wearables, y los resultados son muy interesantes: el número de usuarios de dispositivos wearables se ha multiplicado por dos y el 49% de los encuestados dispone ya de uno. Más aún, el 36% tiene dos. Una pregunta que ni siquiera se hizo a los consumidores en 2014 por no considerarse relevante. Del conjunto de los dispositivos, un 45% son bandas fitness, un 27% relojes, un 15% gafas, un 14% dispositivos de foto y vídeo, y un 12% prendas de vestir.

¿Cuáles son las claves de esta expansión?

1. Vivir más y vivir mejor. Los consumidores conceden cada vez más importancia al papel de los wearables en cuestiones tan dispares como alargar la esperanza de vida (70%, por un 56% en 2014), reducir la obesidad (63%, por un 45% en 2014) y mejorar la conciliación laboral con la vida personal (66%, por 57%).

2. Nos gustan más. Los wearables son cada vez más atractivos para los consumidores. Respecto a 2014, vemos más claras las ventajas de utilizar estos dispositivos, mientras que las desventajas nos pesan menos. Así, un mayor número de encuestados están de acuerdo en que los wearables nos hacen la vida más fácil. Entre las principales razones de compra está que nos ayudan a ser más productivos (30%); a registrar información personal relevante (25%); que se pueden sincronizar con otros dispositivos, principalmente el smartphone (16%); además de ser un accesorio de lo más cool (14%). Un factor de compra que pesa más entre los hombres -18%- que en entre las mujeres -10%-.

3. La barrera es el precio, no la privacidad. La principal barrera para empezar a usarlos es su precio, seguido de las dudas sobre su uso real. Los consumidores son reacios a pagar por algo que no saben si van a utilizar. En cambio, la privacidad cae a un tercer, cuarto o quinto puesto en todos los dispositivos, y desciende con respecto al año pasado, sobre todo en relojes y gafas.

Que no decaiga. La encuesta refleja que, aunque no se queden para siempre en el cajón, existe una correlación entre la frecuencia de uso y la cercanía del momento de compra. Es decir, que tras unos primeros días de entusiasmo, el usuario tiende a espaciar en el tiempo el uso de su wearable. ¿Por qué? La primera razón entre los encuestados es que no acaban de desarrollar una necesidad urgente por utilizar sus wearables, seguida de que son fáciles de perder; de que no les resultan cómodos; o de que la batería dura poco. Los wearables más ‘olvidados’ son las prendas de ropa, mientras que las gafas son el dispositivo que menos sufre con el paso del tiempo. Ocho de cada diez consumidores –especialmente millenials y mujeres- dice que poner en marcha programas de compensación económica, planes de puntos, o la posibilidad de competir contra otros usuarios serían factores de motivación para hacer que estos dispositivos fueran más ‘pegadizos’.

4. Salud, la información más codiciada. Los datos acerca de la salud son los que más interesan a los consumidores: información sobre el rendimiento físico tras un entrenamiento, seguimiento de dietas, etc. Más aún, a los consumidores les gustaría tener un dispositivo personalizado de su consulta médica, su hospital o su seguro.

5. Entre padres/madres está el mercado. Deseosos de simplificar sus vidas y tener localizados a sus hijos, los padres y madres son más propensos que aquellos que no lo son a tener wearables -62%, frente a 41%-, y también a tener más de uno -49%, frente a 24%-. Además, ven con mejores ojos sus beneficios –para mejorar la salud, la eficiencia y la productividad…- y son menos propensos a pensar que su uso podría hacerles menos sociables. Para rematar, están claramente más abiertos que los consumidores sin hijos a comprarse uno de estos dispositivos en el próximo año.