Los drones son una oportunidad sin precedentes para las compañías y para la sociedad en general. Desde aliviar el tráfico de las carreteras, llevar ayuda y material médico de forma más rápida en rescates o reducir la carga humana de trabajo en altura, se han convertido en una herramienta de gran valor.

Estos vehículos aéreos también pueden ayudar a gestionar o mantener activos, internarse en entornos hostiles en expediciones de rescate o investigación y ayudar a desarrollar nuevas capacidades para atender emergencias; para el mundo académico, o para la comunidad científica.

Pero para que podamos desarrollar al máximo su potencial, es importante que la sociedad en general esté de su parte, y que las empresas entiendan y se hagan cargo de todo lo que pueden hacer. Y de momento, hay algunas barreras para que estos dos factores se den.

Así lo prueba un estudio dirigido por PwC en Reino Unido en el que han participado 1.520 adultos y más de 250 directivos provenientes de sectores que podrían sacar ventaja de esta tecnología. El estudio arroja un titular claro: la proporción de británicos con una actitud abiertamente positiva hacia esta tecnología es menor a un tercio (31%).

Por parte del mundo corporativo, las cosas pintan algo mejor; un 40% de los entrevistados dijo que su empresa estaba pensando en adquirir uno; un 33% apuntó que los drones ya estaban siendo utilizados en su sector; y un esperanzador 56% manifestó tener sensaciones positivas  hacia los drones.

Hay tres factores clave para seguir incrementando la confianza del público y las empresas: dar más educación, informar sobre las responsabilidades, y explicar quién los beneficios y recompensas que puede generar su uso. Va en la naturaleza humana el confiar más cuando entendemos mejor las cosas; cuando sabemos con quién tenemos que contactar cuando algo va mal, y cuándo nos hacemos una idea de cómo podría impactar todo ello en nosotros o en la sociedad. Veámoslas con detalle:

1. Educación: Por cómo ha evolucionado la actitud de los consumidores frente a otras tecnologías en el pasado, sabemos que del 21% que se muestra negativo a los drones hay algunos que jamás cambiarán de opinión. Mientras, un tercio del público (31%) ve estos vehículos con buenos ojos, y casi la mitad (48%) no sabe qué pensar.

La educación juega un papel fundamental en la construcción de la confianza de los consumidores y a la hora de responder a las inquietudes generales que levanta esta tecnología, desde cuestiones relacionadas con la privacidad, hasta la preocupación por la contaminación acústica.

El año pasado, el debate público en torno a esta tecnología se vio monopolizada por los incidentes con drones sucedidos en el Aeropuerto de Gatwick –el Dronegate-. La presencia de estos vehículos aéreos en el espacio aéreo del aeropuerto obligó a cerrarlo en dos ocasiones, con el consabido efecto en pasajeros y vuelos. Este tema fue reseñado por muchos de los encuestados y cerca de dos tercios de los participantes (65%) cree que este incidente ha perjudicado negativamente a su receptividad.

Y es que los riesgos más importantes para el público general son aquellos relacionados con un uso inapropiado de esta tecnología (41%), su utilización por parte de criminales (27%) o el riesgo de que puedan provocar un accidente (26%).

2. Responsabilidades: Ya sea para comprar una medicina, o para solicitar un préstamo, las personas, como es natural, tendemos a fiarnos más de aquello que esté bien regulado. Cuando en los noventa se puso en marcha la campaña ‘Well Driven’, en Reino Unido, que consistía en incluir números de teléfono en la parte de atrás de los camiones para que otros vehículos pudieran denunciar su mala conducción, la intención era animar a los camioneros a que condujeran con más cuidado, pero también crear en el público la sensación de que los transportistas trabajaban con una responsabilidad adicional, que iba más allá de las leyes normales de la carretera.

Para ganar su aprobación, las personas necesitan que los que dirigen los drones estén sujetos a una regulación, y que el sistema de responsabilidades esté claro.

Un participante del ámbito empresarial apuntó que los drones serían peligrosos “hasta que estuvieran bien regulados”. Y parece que no es el único: temerosos de asumir riesgos desconocidos, más del 50% de los directivos que participaron manifestó que la introducción de requisitos específicos para las distintas industrias ayudaría a impulsar su adopción.

Lo curioso es que las regulación existe en Reino Unido, pero la gente no tiene consciencia de ello. Nuestra investigación reveló que sólo el 4% de los encuestados están familiarizados con las normas actuales de la Autoridad de Aviación Civil (CAA) que rigen el uso de los drones.

3. Recompensas y beneficios: El estudio reveló que la oposición del público general desciende cuando a este se le presentan casos de uso específicos y beneficiosos. Y contrariamente a lo que se podría pensar, las aplicaciones de uso más populares fueron aquellas que pudieran generar un impacto amplio en la sociedad, y sobre todo, aquellos relacionados con la salud y la seguridad.

Esto ya está funcionando en el caso de las empresas. Entre los directivos, un 50% creía que aumentar el uso de drones generaría beneficios significativos para el Reino Unido. Y lo que es más, entre los que ya estaban utilizando esta tecnología, un 90% creía que estaba generando muchos beneficios.

Sin embargo, dar un caso de uso concreto no garantiza al cien por cien el favor del público general. Algunos de estos casos dejan al público un poco frío; sobre todo, aquellas aplicaciones que pueden darse en casa.

Otras preocupaciones que salieron en el estudio fueron las reticencias respecto a un nivel alto de tráfico de estos vehículos aéreos en los barrios residenciales, hasta la sustitución de estos por personas en determinados puestos de trabajo.

Por ejemplo, la entrega de paquetes con drones generó oposición entre los encuestados. Y es que aunque el aumento en la velocidad en los envíos podría ser un caramelo para el público, las personas son conscientes de que no es oro todo lo que reluce. Aunque algunos de nosotros queremos que nuestros envíos lleguen pronto, ¿tendremos el mismo interés en que lo hagan los de nuestros vecinos? Seguramente, la enorme mayoría hemos recogido de buena gana un paquete del vecino. Pero, ¿nos sentiríamos tan magnánimos si hubiera un zumbido de drones constante en la puerta contigua?

Las empresas, que parecen, en vista a los resultados del estudio, más convencidas de los beneficios de esta tecnología, no deberían ignorar las preocupaciones del gran público, o dejar que las opiniones negativas lo abarquen todo. Aquellos sectores que puedan beneficiarse del uso de esta tecnología deberían ponerse en pie y empezar a pensar en formas de hacer llegar estas ventajas al consumidor.