El desarrollo del Plan Europeo de Recuperación (Next Generation EU), que aportará a España en los próximos seis años 140.000 millones de euros (repartidos a partes casi iguales entre subvenciones a fondo perdido y préstamos) ha tropezado en los últimos días con una fuerte polémica política sobre su reparto territorial y la gestión de las comunidades autónomas. Lo que parece claro es que los fondos comprometidos están llegando con cuentagotas a las empresas y algunos sectores están empezando a impacientarse. En esta serie quincenal de informaciones de actualidad recopilamos las historias más interesantes sobre los fondos europeos, su gestión y su impacto en la recuperación económica.

La disputa de las comunidades

El inicio de año ha estado salpicado por la disputa política sobre el reparto de los fondos entre las comunidades autónomas. El PP entiende que los criterios de distribución son injustos y poco transparentes, beneficiando a las autonomías que están gobernadas por el PSOE, e incluso ha presentado un recurso ante el Tribunal Supremo. La campaña ha generado mucho ruido en los medios de comunicación.

El Gobierno lo niega y dice contar con el aval de Bruselas, mientras la Comisión Europea no se pronuncia explícitamente pero asegura que vigila que los procedimientos sean abiertos y transparentes.

Para contrarrestar la ofensiva, el Gobierno ha publicado con todo detalle la distribución de fondos realizada hasta ahora (cuatro de las comunidades más beneficiadas están gobernadas por el PP) y asegura que impulsará la cogobernanza en la próxima Conferencia de Presidentes.

Ejecución a cámara lenta

Con criterios de reparto justos o no, lo cierto es que los fondos están llegando muy poco a poco al tejido económico, a pesar de que España ya ha recibido 19.000 millones de euros (9.000 en agosto y 10.000 en diciembre), lo que lo convierte en el país más adelantado en la recepción de las ayudas. O al menos eso es lo que piensan los empresarios. En su primer informe de seguimiento del despliegue de las ayudas, la patronal CEOE insta a acelerar su ejecución para facilitar la recuperación económica.

El mismo mensaje, incluso más rotundo, es el que traslada el sector del automóvil, que reclama que se ejecute cuanto antes el Perte del vehículo eléctrico. Desde la banca, Bankinter también se suma a pedir mayor agilidad en la llegada de las ayudas.

Baterías e hidrógeno, en la sala de espera

Las quejas de los empresarios sobre la falta de agilidad en la concesión de las ayudas tienen que ver con unos procedimientos de tramitación más lentos de lo que muchos desearían. En el caso del Perte del coche eléctrico, que es el más adelantado, los requisitos para acceder a las ayudas se publicaron en el BOE a finales de diciembre, pero el lanzamiento de la convocatoria no se espera que sea hasta febrero, con lo cual plazo de solicitudes se prolongará hasta mayo y la decisión podría producirse después del verano.

La instalación de una planta de baterías, que es uno de los proyectos estrella del programa, se retrasará por tanto bastante, y los potenciales interesados, como Volkswagen, tendrán que esperar, e incluso alguno de ellos, como Stellantis, prefiere mantenerse de momento al margen.

También está en la sala de espera, a falta de la convocatoria, el proyecto para crear un hub de hidrógeno verde, incluido dentro del Perte de energías renovables.