Así reinventarán los NFT la industria del deporte

¿Cómo van a transformar los NFT el futuro del deporte? Te lo explicamos en un momento pero, antes, un pequeño alto en el camino para entender esta tecnología. Los tokens no fungibles, o NFT, son activos digitales únicos y no intercambiables representados en una cadena de bloques. Su creación permitirá a los generadores de contenidos limitar el número de propietarios de un activo a tan sólo uno, creando así un elemento de escasez. Se espera que los NFT sean uno de los pilares de la Web 3.0, una versión descentralizada de Internet que quizás sirva como base para el metaverso -el nuevo universo tanto físico como virtual, en el que los usuarios podrán transitar y disfrutar de múltiples experiencias-.

El informe Sports Industry Outlook 2022, elaborado por PwC Estados Unidos, explica cómo los equipos deportivos están utilizando los tokens no fungibles en Norteamérica y en Australia. Los NFT están de subidón y ya se están empezando a ver las experiencias que pueden ofrecer. A continuación, te contamos tres posibles formas de hacerlo:

Artículos deportivos para coleccionar

Los NFT coleccionables -que suelen contar con la licencia de ligas, equipos, clubes o atletas individuales- son esencialmente cromos digitales y, en el caso de los equipos deportivos, pueden utilizarse para vender contenidos digitales coleccionables, certificados y de edición limitada.

Los tokens de acceso virtual y los NFTs podrían cambiar la forma en que los aficionados interactúan con los deportistas, equipos y ligas que más les apasionan

Los tokens no fungibles coleccionables representan una oportunidad apasionante y organizaciones deportivas de todo el mundo ya están analizando sus aplicaciones. En 2021, por ejemplo, la Carnival Cup de Melbourne [la carrera de caballos más famosa de Australia] subastó diez NFT exclusivos de otras carreras históricas. En Estados Unidos, la NBA y la compañía Dapper Labs, lanzaron los NBA Top Shots [un coleccionable en vídeo de los momentos más icónicos de la competición]. Otro ejemplo conocido de NFTs deportivos.

El siguiente paso en la evolución de los cromos digitales podría ser la creación de tarjetas de antes de que fueran famosos, con tokens no fungibles de estrellas emergentes. En Estados Unidos, esto se podría hacer mediante cartas de jugadores de las ligas menores o de las universitarias. En Australia, esta iniciativa podría extenderse a las elecciones del draft de la Liga de Fútbol Americano (AFL, por sus siglas en inglés), a las nuevas estrellas de las ligas juveniles de rugby o fútbol, o a los equipos de cricket locales y estatales.

También es muy probable que los vídeos de fans de apariencia profesional adquieran un gran valor. Antes de lo que pensamos, los aficionados podrán crear y vender sus propios NFT con sólo pulsar un botón. Vídeos de jugadas descabelladas, de situaciones que desafían la gravedad y milagrosos hail-mary’s [denominación que recibe el pase más espectacular del fútbol americano] podrán ser autentificados y limitados. Imaginemos, por ejemplo, que existen exactamente cinco versiones autentificadas de un jugador de baloncesto extraordinario que anota la canasta ganadora de un campeonato, o de un niño obsesionado con el cricket que anota un hat-trick en un amistoso y luego es seleccionado para jugar un partido de prueba. ¿Cuánto podrían valer esos vídeos dentro de cinco años? ¿O de diez?

Los equipos y distribuidores de entradas también están entrando en este juego, convirtiendo las entradas en tokens no fungibles. Pronto, los tickets electrónicos podrían servir como vídeos de promoción- y luego como recuerdos de lo más destacado del partido al que fuiste. Si pensamos en este tipo de recuerdos más tradicionales, la entrada en papel del partido de la NBA con el marcador más alto de la historia ya se vende por un cuarto de millón de dólares. Para las próximas generaciones, quizás esa entrada sea digital, y esté certificada con contenido exclusivo. Quizás los fans las enseñen en el metaverso, como cuando la enmarcan y la cuelgan en la pared de su salón. Además, tenemos en el horizonte a los FNFT -los NFT fraccionados-, cuya propiedad podría dividirse entre varios fans a un precio mucho más asequible. Puede que poseer la NFT de The Ashes [la rivalidad más icónica del cricket que enfrenta a Inglaterra y Australia, cada dos años] esté fuera del alcance de la mayoría, pero ¿y tener una parte de ella?

Abonos de temporada o NFT para socios

Muchos equipos ya están pensando en cómo transformar sus entradas en tokens digitales, de forma que los dueños -sobre todo los de abonos de temporada- tengan acceso a contenidos especiales o a zonas reservadas dentro de los estadios. En Australia, donde los abonos de temporada no son habituales, los NFT podrían utilizarse para hacerse socio de los clubes de las ligas de fútbol, fútbol americano o rugby. Esto podría incluir zonas VIP en el estadio, descuentos en los puestos de comida o en la mercancía, así como otros beneficios tradicionales.

En los estadios exclusivos, como el Melbourne Cricket Club o el Sydney Cricket Ground, en donde convertirse en socio es, a menudo, una cuestión de listas de espera de décadas, los NFT podrían encajar de forma natural, permitiendo un acceso sencillo para invitados y una propiedad exclusiva pero transferible. O bien, los tokens no fungibles podrían ofrecer una oportunidad para mantener satisfechos a los que engrosan las listas de espera (y aportar ingresos) con contenidos exclusivos. Por una pequeña cuota anual podrían recibir las mismas ventajas digitales que los propietarios de los abonos de temporada o que los socios.

Estos NFT podrían convertirse en un pasaporte de acceso a cualquier contenido especial que se le ocurra a un equipo. Por ejemplo, en 2022, el Open de Australia creó NFT de pelotas de tenis artísticas vinculadas a zonas de las pistas físicas que, después de un punto ganador, cargaban sus propios metadatos, estadísticas y momentos destacados del partido, y proporcionaban al propietario beneficios extra, como el acceso a merchandising exclusivo de la marca. Además, si se trataba de un punto de partido, el propietario del NFT recibía una de las pelotas físicas con la que se había jugado.

Las versiones tokenizadas de los abonos de temporada permitirán a las organizaciones ir aún más lejos. En breve, es probable que los titulares de los abonos o los socios de un club puedan recibir una edición especial de NFT coleccionables para los partidos a los que asistan. Dentro de unos años, éstos podrían convertirse en una parte habitual de su condición de socio o abonado, y una forma de mostrar el amor por su equipo.

Para los patrocinadores, la creación de tokens no fungibles es una forma estupenda de alinearse con un equipo o liga y crear activaciones únicas que generen valor para ambas marcas. Mediante el uso de la tecnología blockchain, los equipos pueden hacer que solo los patrocinadores puedan verificar y garantizar que los clientes no pierden sus beneficios si pierden la entrada física, creando valor tanto para los patrocinadores como para los aficionados.

NFT para acceso virtual

Los NFT coleccionables y los tokens para socios o abonados son, en cierto modo, una simple evolución y mejora de los programas de fidelización tradicionales. Pero la combinación del metaverso con los activos digitales será un mercado completamente nuevo para la mayor parte de los aficionados. Los tokens no fungibles podrían facilitar un acceso especial durante o después de los partidos, además de nuevas formas de interacción social y oportunidades para relacionarse con los equipos, los deportistas y otros aficionados dentro del metaverso.

En los partidos, los NFT podrían hacer posible una experiencia audiovisual diferente para los aficionados que estén dispuestos a pagar más o que no puedan asistir a los partidos en persona. Los fans podrían interactuar con los jugadores durante el partido en un entorno virtual, o con otros aficionados en los mundos virtuales. En este caso, el acceso a los atletas será fundamental para atraer a la nueva generación de hinchas, y aunque las redes sociales lo permiten en cierta medida, el metaverso podría amplificar significativamente esta oportunidad. Además, los propietarios de los tokens podrían tener acceso a contenidos de vídeo exclusivos, como cámaras de jugadores o acceso a los vestuarios. Por ejemplo, algunos equipos ya venden NFT que dan a los aficionados el derecho a influir en las decisiones no estratégicas del día del partido, como la música de entrada.

Lógicamente, este acceso virtual se podría extender también a los socios y abonados. Por ejemplo, para la mayoría de los partidos fuera de casa, los tokens del metaverso permitirían a los socios seguir sintiéndose como VIP y acceder a contenidos únicos. En los partidos a los que asistan, podrían formar parte del equipo al asistir virtualmente a la charla del descanso o ver el partido desde la perspectiva del entrenador.

La accesibilidad y el potencial de generar contenidos en exclusiva o limitados hacen que este tipo de acceso virtual sea extremadamente valioso. Y además, cada uno de los aficionados que compre un NFT dejará una huella de datos. Al conocer tanto sobre los aficionados que tienen estos NFT, los patrocinios también podrían convertirse en una importante fuente de ingresos para los equipos o las ligas. Dicho de otro modo, los activos digitales y el metaverso ofrecen un mundo completamente nuevo en el que el valor de la marca de los equipos puede aprovecharse tanto para la venta de entradas como para los eventos patrocinados.

Pero, ¿qué significa todo esto?

Los activos digitales podrían alterar fundamentalmente la forma en que los aficionados interactúan con sus equipos favoritos. Dispondrán de más formas que nunca para conectar con los equipos y con los deportistas. Si se pone en marcha de manera eficaz para ayudar a mejorar la experiencia del consumidor, los fans podrán tener vínculos aún más estrechos con sus equipos. Sin embargo, el pistoletazo de salida no ha hecho más que sonar, en lo que respecta al potencial de los NFT. En el futuro éstos podrían utilizarse como parte de los contratos de los jugadores, para los derechos de los medios de comunicación o incluso para los acuerdos de patrocinio, lo que podría suponer importantes oportunidades de ingresos para las organizaciones deportivas.

El reto vendrá seguramente de la capacidad de las organizaciones para crear una infraestructura que permita que los activos digitales se desarrollen. Para tener éxito, los equipos y las ligas necesitarán una sofisticada estructura tecnológica que conecte sus nuevos datos de ventas digitales con las bases de datos de usuarios existentes. Además, tendrán que anticiparse y mitigar los riesgos legales y las implicaciones fiscales en un panorama en constante evolución.

El deporte siempre ha respondido bien a los cambios en el comportamiento de los consumidores, y con las NFT, la Web 3.0 y el metaverso en el horizonte, es hora de prepararse para reimaginarlo.


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