En marzo de 2021, Christies subastó una obra de arte digital -básicamente un archivo jpg-, como un token no fungible (NFT por sus siglas en inglés) a un precio aproximado de 69 millones de dólares. Jack Dorsey, CEO de Twitter, vendió su primer tuit, que permitió al afortunado propietario comprarlo por 2,9 millones de dólares. Por su parte, Paris Hilton y Jimmy Fallon enseñaron sus inversiones en obras de arte NFT en The Tonight Show. Todos los artículos acerca de los tokens no fungibles empiezan de la misma forma, con nombres importantes y cifras elevadas, y en este caso no será diferente. Resulta difícil no empezar por ahí, dado el bombo estratosférico que se les da. Pero, ¿son los NFT sólo la moda digital más reciente o se trata de una tecnología a la que las compañías deberían prestar atención? A continuación, lo analizamos.

La tecnología Blockchain detrás de los NFT

Si queremos comprender el funcionamiento de los NFT, primero debemos entender el concepto de la tecnología Blockchain. En términos metafóricos (y simplistas), esta tecnología se puede considerar una cadena de bloques.

Cada ‘eslabón’ en la cadena representa una unidad de datos, denominada bloque. Y cada uno de ellos enlaza con el bloque anterior mediante un hash encriptado (piensa en una contraseña de gran extensión y prácticamente indescifrable). A lo largo de la cadena, estos bloques forman una historia cronológica (un ledger) de momentos o acciones concretas. Por ejemplo, en las criptomonedas, como Bitcoin, estos bloques representan transacciones. En otras tecnologías Blockchain, estos bloques pueden contener información diferente, por ejemplo, los pasos necesarios para la firma de un contrato inteligente.

Las tecnologías Blockchain de carácter público son visibles para todo el mundo y se almacenan mediante copias en múltiples ordenadores o servidores de la red (por eso, se suele hablar de Blockchain como sistema descentralizado). La cadena intercambia los eslabones para confirmar cualquier cambio o añadido a la misma antes de acordar si se debe llevar a cabo. Esto, además de los hashes encriptados para cada bloque, hace que alterar la cadena de bloques con fines malintencionados sea realmente difícil.

¿Qué es exactamente un token no fungible (NFT)?

Los NFT son elementos que están representados en una tecnología Blockchain. Hasta ahora, son posibles en la cadena de bloques de Ethereum, que es un tipo de Blockchain que permite elaborar contratos inteligentes (también tiene su propia criptomoneda, Ether, que se utiliza para comprar y vender artículos, como las NFT). En el ejemplo del arte digital, los metadatos del archivo de la obra en cuestión -incluyendo quién es el creador, quién lo compra y lo posee, los derechos de autor que hay que pagar si se revende, etcétera-, residirán en la cadena.

A diferencia de las criptomonedas, en las que un bitcoin es igual a cualquier otro (como el dinero efectivo en tu cartera), los NFT son no fungibles, lo que significa que son únicos. Una pieza no se puede intercambiar por otra como si tuviese el mismo valor, al igual que un cuadro de Picasso no es igual, en cuanto a su aspecto físico y su valor, que cualquier otro.

Entonces, ¿por qué se necesita una cadena de bloques para un archivo que ya existe digitalmente? Al tratarse de un archivo digital, una imagen jpg -o cualquier otro tipo de archivo- estos son intrínsecamente imitables. Si los guardas en tu ordenador ya tendrías un duplicado exacto. Esto es estupendo para almacenar y contemplar una obra, pero, con la existencia de múltiples copias, ¿a quién pertenece el original? Sin un propietario oficial y, por tanto, sin derechos de propiedad claros, no hay forma de venderlo transfiriendo los derechos a un nuevo propietario a cambio de dinero. Sin embargo, al ser un NFT, la tecnología Blockchain es capaz de almacenar esta información de forma pública, inalterable y, en teoría, para siempre. Sí, la imagen puede seguir siendo guardada por muchas personas, pero aunque tengan una copia, no son dueños de ella. Como lo describe brevemente The Verge, “para ponerlo en términos de coleccionismo de arte físico: cualquiera puede comprar un grabado de Monet, pero sólo una persona puede ser dueña de la pintura original”.

Posibles aplicaciones de los NFT

Por lo tanto, los NFT abren las puertas a un mercado completamente nuevo (de hecho, cuentan con sus propios mercados) en el que se pueden realizar operaciones en torno a objetos digitales.

  • Arte digital. Sotheby’s, Christies y otras casas de subastas, actualmente, están explorando los NFT como una posibilidad para expandir su modelo de negocio tradicional. Al incorporar los derechos de los creadores, resulta evidente el interés de los artistas digitales, cuyas obras a menudo carecen de autoría o son robadas. Por parte del comprador, exhibir un NFT de su propiedad, por ejemplo, en perfiles de redes sociales, refuerza la identidad del usuario y tiene el potencial de generar grandes beneficios si la obra incrementa su valor.
  • Artículos de colección. También, existe la posibilidad de aplicarlo en los cromos coleccionables, en los que la escasez permite aumentar el valor de los mismos. La NBA, por ejemplo, vendió tokens no fungibles de fragmentos de vídeo con momentos memorables de los partidos, y un único aficionado puede ser el propietario de cada clip. También, Marvel creó un número limitado de figuras digitales en 3D para sus sagas de Spiderman y Capitán América. Además, los famosos utilizan los NFT para vender a sus seguidores obras de arte en edición limitada.
  • Acceso a clubs y tickets. La pertenencia a clubes o los abonos de temporada de equipos deportivos podrían verificarse, comprarse y transferirse por medio de NFT. Por ejemplo, un gran número de tokens no fungibles de arte digital, como los del Bored Ape Yacht Club, Gutter Cat Gang y Goat Society, funcionan como credenciales que permiten el acceso a clubes sociales exclusivos. El uso de los NFT para emitir entradas a eventos posibilitaría su reventa legal, lo que permitiría ocupar todos los asientos y garantizaría el pago de los royalties. De hecho, el festival de música Coachella ya vende tokens no fungibles, junto con los pases de por vida, para su evento de 2022.
  • Juegos. CryptoKitties, el NFT que inició esta moda, es un juego que consiste en criar gatos digitales, proporcionando gatitos únicos de NFT creados a partir de la combinación de los rasgos genéticos de sus padres. Del mismo modo, los tokens no fungibles permiten organizar carreras de caballos virtuales, en las que se gana en función del historial de las carreras y el legado de los caballos digitales que participan. En 2021, el Victoria Racing Club -reconocido club australiano que organiza carreras de caballos de pura sangre-, se asoció con Zed Run -plataforma de carreras online- para celebrar una Copa de Melbourne virtual y subastar una colección de momentos históricos de la famosa carrera en forma de NFTs.
  • Restauración. Los NFT podrían utilizarse en restaurantes, por ejemplo, para facilitar el proceso de reserva y hacer frente a la pérdida de ingresos por no contar con un mercado de reventa de las mismas. También, se podrían utilizar para verificar reseñas, fijar de forma dinámica el precio de alimentos seleccionados y, como en el caso del futuro grupo de restaurantes de Nueva York, The Flyfish Club, habilitar zonas gastronómicas exclusivas para socios.
  • Educación. El MIT ya utiliza la tecnología Blockchain para la emisión de credenciales virtuales y los NFT podrían funcionar de una forma similar. Con el aumento de las micro credenciales, y la posibilidad de mostrar y verificar las competencias presentadas en los CV o LinkedIn los tokens no fungibles podrían ser cada vez más útiles. También, podrían utilizarse para registrar los resultados académicos y expedientes de estudiantes de forma más estandarizada.
  • Experiencia del consumidor. Los NFT ofrecen la capacidad única de establecer una conexión directa entre creador y consumidor. Así, a través de las comunidades de marca creadas en torno a tokens no fungibles se podría proporcionar un espacio exclusivo para los consumidores y, por tanto, fidelizarlos. Por ejemplo, la marca de ropa The Hundreds utiliza los NFT como códigos para una comunidad online que tiene acceso anticipado a los lanzamientos de sus líneas de producto. Por su parte, Nike ha patentado, aunque todavía no ha producido, unas zapatillas vinculadas a los NFT (cryptokicks) que ofrecen la posibilidad de fabricarlas en formato digital y convertirlas en un producto físico.

Especulación vs. Realidad

¿Deberían las compañías lanzarse al vacío? Aunque se han comercializado 24.000 millones de dólares en NFT hasta ahora, aún existen motivos para ser precavidos. Según el Financial Times, a pesar de esta importante cifra, el número real de usuarios que realizan transacciones de compraventa no es tan elevado.

También, los consumidores convencionales aún encuentran obstáculos para la adopción de tokens no fungibles. Por un lado, la mayoría se compran y venden utilizando criptomonedas (no obstante, algunas plataformas intentan ocultar los sistemas de criptomonedas para que los compradores puedan negociar en una moneda más familiar). Asimismo, existen cada vez más indicios de las denominadas “operaciones de lavado”, en las que propietarios revenden sus NFT entre sí para inflar artificialmente los precios.

En sí, el propio proceso de creación de NFT conlleva algunos problemas. Existen mercados de tokens no fungibles con centenares de obras, muchas de las cuales se han encontrado mediante bots que extraen imágenes de la web, y estas se venden sin el conocimiento ni atribución de los artistas. También son frecuentes las estafas de Rug Pull, en las que programadores sin escrúpulos ponen a la venta NFT falsos o sobrevalorados, para luego hacerse con el dinero y huir.

Y esto es todo sin mencionar el hecho de que el desarrollo de las tecnología Blockchain, ya sea para los NFT o para las criptomonedas, requiere una gran capacidad de procesamiento, lo que supone millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono.

La situación actual de los NFT

¿Entonces, en qué situación se encuentran los NFT a principios de 2022? A pesar de los millones que se han contabilizado en transacciones de tokens no fungibles, es justo decir que el mercado aún se encuentra en su fase inicial. Todavía no se ha comprobado hasta qué punto la sociedad, y mucho menos las empresas, están dispuestas a adoptarlos. Hay preocupaciones legítimas en torno a su uso y abuso, pero se trata de un concepto que podría resolver algunos retos digitales y que podría crear oportunidades únicas para las marcas.