La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías más disruptivas y transformadoras de la economía y la sociedad actuales. En particular, la IA Generativa, que es capaz de crear contenidos, textos, imágenes, sonidos o vídeos a partir de datos y algoritmos, ofrece un enorme potencial para mejorar la productividad, la innovación y la personalización de los servicios.
En este artículo, se abordan los retos y oportunidades que esta tecnología plantea para las finanzas públicas y consecuentemente para el marco normativo tributario, así como para las administraciones tributarias y los contribuyentes, especialmente las grandes corporaciones.
IA Generativa. Una cuestión de escala y velocidad
La IA Generativa es una forma de IA que utiliza técnicas de aprendizaje automático o basadas en la lógica y el conocimiento para generar información en forma de contenidos, predicciones, recomendaciones o decisiones a partir de datos.
Tras año y medio desde el lanzamiento de ChatGPT, hay estudios que indican que un tercio de las empresas están utilizando esta tecnología regularmente, y el 40% dice que sus organizaciones aumentarán su inversión en IA en general debido a los avances en IA Generativa.
Prospectivamente, debe destacarse que la capacidad de computación para mejorar el rendimiento de las redes neuronales está duplicándose cada tres meses. Esto significa que en un periodo de cinco a seis años, el rendimiento de las redes neuronales habrá mejorado, y seguirá mejorando, unas 300.000 veces.
Un famoso ejemplo, utilizado en la literatura académica para ilustrar esta mejora, muestra que mientras GPT 3.5 no era capaz de superar el exigente examen de acceso a la Abogacía Multi Estatal (MBE, por sus siglas en inglés) necesario para ejercer la abogacía en los Estados Unidos, ChatGPT-4 ha superado la prueba obteniendo resultados incluso mejores que la media de los candidatos humanos.
Imaginemos ahora lo que será capaz de hacer ChatGPT-6 ó 7 a finales de esta década.
Impacto en las finanzas públicas y política tributaria
Puesto que la premisa para que haya fiscalidad es la generación de riqueza, conviene preguntarse qué impacto socioeconómico va a tener la IA Generativa en los próximos años y cómo el marco normativo tributario debe adaptarse a estos cambios.
Por un lado, la IA Generativa es una innovación tecnológica que puede contribuir al crecimiento económico de forma notable. La OCDE prevé que la IA podría aportar hasta 15,7 billones de dólares a la economía mundial en 2030, más que el producto interior bruto actual de China e India juntos.
Por otro lado, también plantea riesgos y desafíos para la sociedad, como la pérdida o transformación de empleos, la desigualdad, la discriminación, la privacidad, la seguridad, la responsabilidad, la ética o la gobernabilidad.
Desde la perspectiva de la recaudación fiscal, el FMI alerta que la IA podría erosionar las bases imponibles de los países en diversas figuras impositivas, al reducir los ingresos por impuestos sobre la renta, el consumo y las cotizaciones sociales alterando de forma significativa el conjunto de ingresos fiscales en los distintos países, donde estos impuestos tienen un peso fundamental.
Por el lado del gasto, la disrupción del mercado laboral puede requerir un incremento notable del gasto público en subsidios por desempleo para mitigar los efectos negativos de la transición.
En la medida en que las cuentas públicas podrían verse sometidas a una alta presión en un momento en el que los niveles de deuda nacional son extremadamente altos, los Estados deberán idear nuevos mecanismos para incrementar los ingresos públicos mediante la adaptación de figuras impositivas ya existentes o la creación de nuevos gravámenes sobre los beneficios creados por la IA Generativa.
Retos para las administraciones tributarias
Existen numerosos casos de uso en los que la IA Generativa puede ser empleada por las administraciones tributarias para incrementar la recaudación y mejorar la eficiencia de sus procesos internos.
En la actualidad, estos sistemas ya se están empleando por la Agencia Tributaria en forma de chatbots para mejorar la asistencia al contribuyente. No obstante, el potencial en otros ámbitos como la evaluación del nivel de riesgo de los contribuyentes, la identificación de patrones de fraude, la sofisticación de los procedimientos de control tributario basado en análisis de información en tiempo real, la mejora de procesos administrativos en el ámbito de la resolución de conflictos tributarios (en sede precontenciosa) son sólo algunos de los casos de uso en los que el impacto de la IA Generativa puede ser realmente transformador.
El pasado 27 de mayo la Agencia Estatal de Administración Tributaria emitió su Estrategia de Inteligencia Artificial, mediante la cual se busca aprovechar las oportunidades que brinda la IA para mejorar la eficacia, eficiencia y calidad de sus servicios, actuaciones y procedimientos, respetando el marco jurídico, ético y los derechos fundamentales de los ciudadanos.
A la vista de este documento, cabe cuestionarse en qué medida los derechos de los contribuyentes deben ser revisados para adecuarlos a esta nueva era de la IA Generativa, incorporando mecanismos que garanticen de cara al contribuyente el cumplimiento de los principios de transparencia y trazabilidad de los resultados obtenidos (evitar las denominada alucinaciones), principios de justicia y no discriminación (evitar sesgos o usos indebidos), así como garantías acerca de la confidencialidad, privacidad y protección de los datos empleados por la Agencia Tributaria en sus sistemas concretos de IA Generativa empleados.
Retos para la función fiscal de los grupos empresariales
No cabe duda de que la adopción de sistemas de IA Generativa es una gran oportunidad para la función fiscal de los grandes grupos multinacionales en términos de eficiencia y toma de decisiones, pero a su vez, no está exenta de riesgos.
En primer lugar, es fundamental formar a los equipos fiscales en el entendimiento y funcionamiento de esta tecnología para lograr con éxito su implementación.
Por otro lado, el establecimiento de un modelo de gobierno robusto (que garantice el adecuado uso de los datos y la evitación de resultados imprecisos o sesgados), la selección de la herramienta adecuada (existen modelos de IA Generativa entrenados para la práctica fiscal y legal, como es el caso de Harvey que mejoran significativamente el nivel cualitativo de los resultados) y el establecimiento de una estrategia de datos (orientada a maximizar el rendimiento del sistema), son elementos esenciales a la hora de adoptar estos sistemas.
La identificación de casos de uso ayudará a su priorización basada en un análisis de rentabilidad. Por ejemplo, el proceso de recepción y respuesta de notificaciones electrónicas de carácter masivo por parte de los contribuyentes, la elaboración de la documentación de precios de transferencia, la realización de revisiones fiscales, la elaboración de informes de asesoramiento para el negocio son sólo algunos de los casos de uso sobre los que se puede comenzar a trabajar.
En definitiva, existen elementos objetivos para considerar que la IA Generativa va a transformar profundamente el modo en que operan e interaccionan los distintos agentes que conforman el sistema tributario.
Quizás podamos debatir sobre el grado de intensidad y la velocidad de la disrupción en la que nos encontramos. Y a estos efectos, me quedo con la visión de Richard Susskind que sostiene que casi todas las afirmaciones que se hacen sobre el impacto a corto plazo de la IA en las profesiones están exagerando enormemente. Sin embargo, y esto es mucho más importante, Susskind cree que casi todas las afirmaciones a largo plazo están subestimando enormemente su impacto.