En sus 180 años de historia, John Deere –el popular fabricante estadounidense de maquinaria agrícola- ha sido un referente en innovación. Su primer producto fue un arado de metal pulido que mejoraba con creces las herramientas existentes. Y durante las siguientes décadas, los esfuerzos del departamento de I+D se han dirigido a mejorar las prestaciones mecánicas y funcionales de sus productos. Hoy en día, John Deere es reconocida en todo el mundo por su calidad y durabilidad. Pero en los últimos años, el departamento de innovación ha cambiado su enfoque hacia el software y los servicios.
El último modelo de sembradores de maíz de John Deere no solamente trabaja el doble de rápido que los anteriores, sino que también incluye monitores, sensores y un software que optimiza el proceso de plantación y genera un exhaustivo análisis de datos sobre cómo y dónde se plantan las semillas. Los granjeros pueden maximizar su productividad y mejorar el rendimiento de su cosecha, a la vez que recopilan más información del proceso. Para llegar a este tipo de soluciones, la empresa ha modificado, de forma sustancial, el rumbo sus inversiones en I+D y está apostando por el software y el análisis de datos. Como asegura un alto directivo de la compañía: “En los próximos cinco años tendremos más ingenieros de software que mecánicos”.
El ejemplo de John Deere resume bien como está cambiando la innovación en las mayores empresas del mundo. Si tradicionalmente dedicaban gran parte de su presupuesto en I+D a la mejora de sus productos físicos, durante los próximos años van a centrar la mayoría de su inversión en el desarrollo de software y de nuevos servicios. Así se desprende del informe 2016 Global Innovation 1.000, elaborado por Strategy& -la consultora de estrategia de PwC.
El documento, que analiza la evolución del gasto en I+D de las 1.000 compañías que más invierten del mundo, es concluyente: en 2020, la inversión en innovación en productos físicos solo supondrá 37% de la inversión total en I+D -en 2010 era el 46%-; mientras que la destinada al desarrollo de software y servicios crecerá hasta el 63%. Las grandes compañías norteamericanas son las que están liderando esta transformación. De hecho, del grupo de las 1.000 compañías analizadas, 381 son norteamericanas, 33 más que en la edición de año pasado, mientras que las europeas caen de 244 a 223.
Pero, ¿qué buscan las empresas con este cambio de estrategia? Las razones son muy sencillas: seguir siendo competitivas, aumentar sus ingresos, cumplir con las expectativas de los clientes, y aumentar sus márgenes. El impresionante desarrollo de las capacidades del software, el aumento cada vez mayor de uso de sensores –y del software- en los productos físicos y las tremendas posibilidades que ofrece la conectividad entre productos, clientes y proveedores del llamado Internet de la Cosas parecen ser los caminos para conseguirlo. Ya, en la actualidad, las empresas que dedican más del 25% de su inversión en innovación al desarrollo de software son las que están experimentando un mayor crecimiento de sus ingresos.
“En los próximos cinco años tendremos más ingenieros de software que mecánicos”, asegura un alto directivo de John Deere
Este cambio de rumbo de las inversiones en innovación está provocando también un cambio en los perfiles profesionales que van a demandar las empresas. Se espera que, en 2020, el número de empresas que consideran a los ingenieros electrónicos como su principal prioridad a la hora de contratar, caiga un 35%. Y, por el contrario, que aumente del 8% al 16% las compañías en las que el colectivo de ingenieros de datos sea el más importante (en el informe se puede ver un cuadro mostrando estos datos).
El estudio revela que, entre 2015 y 2016, la inversión en I+D de las 1.000 empresas que más dedican a innovación en el mundo creció un escaso 0,04% -hasta los 680.000 millones de dólares- debido, en gran medida, al impacto de la apreciación del dólar respecto a la principales monedas. Si el tipo de cambio se hubiera mantenido en los mismos niveles que en 2015, la inversión mundial en innovación habría crecido un 6%. En cuanto a los ingresos de estas compañías, cayeron casi un 12% en 2016, arrastrados por las empresas de energía y química y el fuerte descenso del precio del petróleo.
Pongamos nombres y apellidos: ¿cuáles son las empresas que más invierten en innovación del mundo? La empresa alemana Volkswagen y la coreana Samsung, mantienen las dos primeras posiciones, con una inversión de 13.200 y 12.700 millones de dólares, respectivamente. Amazon –pasa desde la séptima a la tercera posición-, y Google e Intel se encuentran en el top cinco –ver cuadro adjunto-.
Entre este grupo de 1.000 compañías se encuentran siete empresas españolas -Telefónica, Amadeus, Grifols, Iberdrola, Acciona, Indra y Repsol-, que en 2016 invirtieron, en su conjunto, 2.539 millones de dólares, un 4,5% más que el año anterior.
Pero una edición más, queda constatado que no necesariamente las empresas que más invierten en I+D son las más innovadoras. El estudio pregunta a 446 líderes de innovación y directivos en todo el mundo sobre cuáles son estas compañías y los resultados son los siguientes:
- Por sexto año consecutivo, Apple y Google son elegidas como las dos compañías más innovadoras del mundo. En esta ocasión, el margen de diferencia entre ambas empresas se ha estrechado significativamente.
- 3M pasa de la sexta a la tercera posición; Tesla se sitúa en cuarto lugar, la única empresa de automoción incluida en la lista este año, y Amazon se consolida en la quinta posición.
- Tal y como ha sucedido en las últimas siete ediciones del informe, la diez empresas más innovadoras han superado las diez que más invierten en innovación en los principales indicadores que se emplean en el estudio para medir su evolución, como son el crecimiento de los ingresos en los cinco últimos años, el incremento del Ebitda como porcentaje de los ingresos y su capitalización bursátil.
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