La mejora de algunos de los principales indicadores macroeconómicos ha comenzado a tener un impacto real en la generación de empleo, tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes. La destrucción de empleo, uno de los efectos más perniciosos de la crisis en las economías de todo el mundo, se ha detenido y ya se ha producido un cambio de tendencia.

Según el Global Economy Watch, correspondiente al mes de abril, las economías del G7 (Canadá, Alemania, Reino Unido, EE.UU, Francia, Japón e Italia) tienen en la actualidad 4,5 millones más de empleos que antes del inicio de la crisis financiera y en el caso de los países del E7 (Turquía, México, Indonesia, India, Brasil, China y Rusia), el dato se sitúa alrededor de los 90 millones. A pesar de estas cifras, muchos de los nuevos empleos en las economías desarrolladas son trabajos a tiempo parcial. Según el informe, en la siguiente fase de recuperación del mercado laboral deberemos vivir un incremento en el número de empleos a tiempo completo.

Pero la creación de nuevos empleos no es el único dato a tener en cuenta para analizar la mejoría de los mercados laborales de las diferentes economías. El documento apunta que ha llegado la hora de que tanto las empresas como los gobiernos concentren sus esfuerzos en incrementar la productividad laboral. Solamente con altos niveles de productividad es posible generar ingresos sostenidos en el tiempo y aumentar los salarios. En este sentido, el documento dedica un apartado a analizar algunos ejemplos:

1. Canadá y Alemania, países de referencia. Ambos países han logrado un equilibrio entre la generación de empleos y un fuerte incremento en la productividad. Estos casos contrastan con otros países del G7 como EE.UU, donde la productividad ha logrado mejores incrementos en detrimentos de la creación de nuevos puestos de trabajo; o con el Reino Unido, donde sucede justo lo contrario. Precisamente, el reino Unido, junto con Alemania, es el único país donde sus índices de empleo han alcanzo los niveles previos a la crisis. Para los países desarrollados, mejorar los índices de productividad laboral es uno de los factores más determinantes para poder alcanzar el crecimiento de sus economías a largo plazo.

2. El mercado laboral chino comienza a especializarse en la alta tecnología. Las tasas de empleo en el mercado laboral chino han comenzado a reducirse y para invertir esta tendencia, la economía china ha iniciado un proceso de cambio, en el que pretende transformar su fuerza laboral, que estaba muy centrada en trabajadores de bajo coste para fábricas, hacia empleos centrados en la alta tecnología que exigen una mayor cualificación. El estudio señala que este proceso ya está en marcha y que, de momento, su productividad laboral ha crecido un 60% desde 2008. Este cambio puede contribuir a que la economía China pueda lograr un crecimiento sostenido en el tiempo.

3. Bajo crecimiento de la productividad en las economías emergentes. Entre las economías del E7, México y Turquía han sido los países que han acumulado unos mayores crecimientos en su tasa de empleo gracias al incremento de sus población activa. Sin embargo, sus índices de productividad se encuentran entre los más bajos del grupo de países del E7. A largo plazo, estas economías deberán concentrarse en mejorar la productividad de su mercado laboral para poder seguir creciendo.