Para las economías avanzadas, con un crecimiento lento de la población activa, la productividad es un indicador clave para medir el comportamiento de la economía en el largo plazo. Para la zona euro este factor es particularmente importante si tenemos en cuenta las estimaciones de Naciones Unidas, que apuntan a una caída de la población en edad de trabajar del 3,6%, entre 2014 y 2015. Un descenso que podría compensarse, en parte, por un aumento de la inmigración en la UE. Pero, ¿cómo ha evolucionado la productividad en eurozona en los últimos años?

Entre 2012 y 2015, España e Irlanda han sido los países de la zona euro en los que más ha crecido la productividad laboral –medida como la relación entre el PIB y el número de horas trabajadas-, según el Global Economic Watch de junio, elaborado por PwC.  En Irlanda este crecimiento fue del 6,8% y en España del 2,5%. Por encima de la media de los países del euro -2,0%- y de otras economías como Holanda -2,3%-, Francia -1,7%- y Alemania -1,6%-.

Irlanda y España son los países en los que más ha crecido la productividad laboral entre 2012 y 2015, por encima de economías como las de Alemania, Francias y Holanda

Este incremento de la productividad en la eurozona lo ha protagonizado, principalmente, el sector industrial debido al impacto del aumento de la competencia y de la aplicación de las nuevas tecnologías en los procesos de fabricación. En España, por ejemplo, la productividad en la industria aumentó un 5,2% frente al 2,6% del sector servicios. Irlanda, por su parte, obtuvo incrementos de la productividad del 12% en el sector industrial.  De hecho, excepto en el caso de Grecia, las mejoras de la productividad en la industria superan claramente al sector servicios.

Esta situación se explica, primero, porque la UE todavía está lejos de contar con un mercado único de servicios, tal y como sucede con el de productos. Y, en segundo lugar, porque el sector servicios es algo menos intensivo en mano de obra y con un menor impacto desde el punto de vista de la aplicación de los avances tecnológicos. También hay que tener en cuenta, por ejemplo, a sectores como el financiero, que desde la crisis ha estado sujeto a un fuerte aumento de la regulación lo que puede estar afectándole, también, en términos de productividad. En este sentido, hay un amplio campo de mejora en toda la zona Euro, ya que el 75% del PIB –y de las horas trabajadas- provienen del sector servicios.

¿Está siendo uniforme la recuperación en la eurozona?

El Global Economic Watch incluye un análisis sobre la recuperación económica en la eurozona -que creció un 1,6% en 2015 y un 0,6% en el primer trimestre de 2016- y sobre si esta se está produciendo de forma uniforme en los países que la integran. La conclusión es que no. En comparación con otras crisis anteriores la recuperación tanto en términos de crecimiento económico como de empleo está siendo muy distinta en cada uno de los países del euro. Para hacer este análisis se calculó el crecimiento del PIB -en tasa de crecimiento anual compuesta equivalente (CAGR)- y del desempleo en los 19 países de la eurozona y se comparó con recesiones anteriores en el mismo momento del ciclo. El resultado es que nos encontramos en la segunda recuperación económica menos uniforme y más desigual de los últimos treinta años tanto en términos de crecimiento económico como, sobre todo, de creación de empleo.

¿Ha llegado el momento de subir los tipos en EEUU?

Finalmente, esta edición de junio del Global Economic Watch intenta profundizar sobre la política monetaria de la Reserva Federal y sobre el comportamiento de las tres variables -inflación, crecimiento económico y mercado laboral- que podrían llevar a la Fed a subir los tipos de interés en los próximos meses.

  • Los precios. La inflación en EEUU se sitúo en el 1,1% el pasado mes de abril –en el 1,6% si descontamos los efectos del petróleo y de los alimentos-. A esta situación se suma que, en lo que va de año, el dólar se ha depreciado un 5% respecto a las principales monedas que se utilizan en el comercio internacional, lo que está impulsando al alza las importaciones en EEUU y, por consiguiente, hace pensar que los precios seguirán aumentando también hasta situarse cerca del 2%.
  • Evolución del PIB. El crecimiento económico en EEUU en el primer trimestre del año fue de solo el 0,8%. Sin embargo, las estimaciones de algunas de las principales entidades financieras norteamericanas coinciden en señalar que se trata de un dato aislado y no está indicando el comienzo de una desaceleración económica mayor. Por lo que se espera que la evolución de la actividad repunte en lo que queda de año.
  • Mercado laboral. En los cinco primeros meses del año se crearon 750.000 empleos en EEUU y su tasa de desempleo cayó hasta el 4,7%, a niveles similares de antes del inicio de la crisis, en 2007. En mayo, el ritmo de creación de empleo fue algo menor, con 38.000 nuevos trabajos, pero si este sigue comportándose como en meses anteriores, tanto los ingresos de las familias y, por ende, el consumo debería seguir creciendo y presionando la inflación al alza.

En definitiva, el comportamiento previsible de estos tres factores hace esperar una subida de los tipos de interés de aquí a finales de año. Eso sí, no antes de la próximas elecciones presidenciales de noviembre, salvo que la creación de empleo se disparase.