Durante años, las compañías han extendido el alcance de sus inversiones en investigación y desarrollo (I+D) más allá de las fronteras de sus países de origen. No obstante, los últimos acontecimientos políticos y económicos han planteado dudas sobre si un modelo de innovación global es sostenible. El auge del nacionalismo económico y de las políticas comerciales proteccionistas podría tener importantes efectos en cómo –y dónde– invierten en I+D en los próximos años.

A principios del siglo XXI, un número creciente de compañías empezó a dedicar una mayor parte de su inversión en I+D en aquellas zonas geográficas sus ventas y su producción estaban creciendo más rápidamente, y en las que podían acceder al talento adecuado. En 2015, nuestro estudio Global Innovation 1.000 reveló que el 94% de las compañías que más gastaban en I+D estaba llevando realizando en el extranjero, por lo menos, parte de su trabajo de innovación. En los últimos años, el mayor crecimiento de la inversión en I+D ha venido desde Europa y Norteamérica hacia China e India. Europa ha experimentado una fuerte reducción de la inversión en innovación. En Estados Unidos ha pasado algo  parecido aunque, en este caso, el país también se ha beneficiado de la llegada de inversión en innovación procedente de  compañías asiáticas y europeas, que han acudido en busca talento y expertise.

Sin embargo, la reciente decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, la elección de Donald Trump en Estados Unidos con su política America First y la persistencia de políticas comerciales proteccionistas en países de todo el mundo sugieren que la economía mundial atraviesa un punto de inflexión en lo relativo al libre comercio y la libre circulación a través de las fronteras. En nuestro próximo informe  Global Innovation 1000 de este año –que se lanzaremos en octubre de 2017– intentaremos comprender lo mucho que estas y otras tendencias están cambiando el modelo global de I+D, y como están respondiendo las compañías más innovadoras del mundo.

“Tradicionalmente, los acuerdos comerciales multilaterales han permitido a las compañías reconfigurar sus políticas de I+D. Pero el panorama ha cambiado”

Los acuerdos comerciales multilaterales tradicionalmente han permitido a las compañías reconfigurar y optimizar su producción, su cadena de suministro y sus políticas de I+D. Pero el panorama ha cambiado. El Reino Unido y la Unión Europea están renegociando sus acuerdos comerciales a raíz del Brexit -en medio de una gran incertidumbre sobre los efectos finales que tendrá sobre las empresas-. Mientras tanto, Estados Unidos anunció, el pasado mes de enero, su retirada del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, y otros acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por su siglas en inglés), están también en cuestión.

Otro factor que puede influir en cómo las compañías diseñan su modelo de I+D es la aparición de más y más rigurosos requisitos en materia de inmigración y residencia. Por ejemplo, los estudiantes de ingeniería e informática, preocupados por las políticas de inmigración en EEUU, están empezando a interesarse cada vez más por las universidades de Canadá. Esta tendencia es relevante para las compañías estadounidenses porque estos estudiantes a menudo buscan empleo en el país en el que se han educado, siendo una fuente de talento para las áreas de I+D. Algo parecido ocurre en el Reino Unido, donde a las empresas les preocupa que las restricciones a la inmigración post-Brexit puedan producir una crisis de capacidades y de talento en el campo de la ingeniería.

El creciente nacionalismo económico también puede incentivar la prolongación de las políticas proteccionistas en muchos países, con el consiguiente impacto en las inversiones de I+D de las empresas. China, por ejemplo, cuenta con prácticas comerciales y relacionadas con propiedad intelectual que muchas compañías e instituciones globales consideran excesivamente restrictivas. Estas incluyen políticas industriales y medidas no arancelarias que, en algunos casos, favorecen a las compañías domésticas en detrimento de las extranjeras; protegen la posición dominante de las empresas estatales en algunos sectores, suponen un acceso desigual a subsidios y financiación, y una salvaguarda insuficiente de los derechos de propiedad intelectual.

Queremos saber qué piensan las empresas de estos retos a los que se enfrentan. Cuáles son sus preocupaciones, cómo están cambiando sus prácticas en materia de I+D y quiénes piensan que tienen más oportunidades de ganar ventaja o perderla. Haz click aquí para compartir tu punto de vista.

Artículo elaborado por Barry Jaruzelski, de Strategy&, y publicado originalmente en la revista strategy+business.