Durante los últimos treinta años, los sectores de gas y de electricidad se han transformado de arriba a abajo, gracias a unos mercados de capitales mucho más abiertos, a la aparición de tecnologías y de competidores disruptivos y a la evolución de los consumidores, que han mutado desde la pasividad para convertirse en uno de los agentes más activos de la industria.
Las compañías eléctricas se han centrado, tradicionalmente, en la gestión de unos activos de larga duración y en saber adaptarse a los cambios normativos. Como consecuencia, los cambios que han realizado en sus estrategias se han producido, normalmente, de forma desestructurada y, en ocasiones, limitados o empujados por la propia regulación. En definitiva, el eléctrico no es un sector acostumbrado a rápidas metamorfosis. Sin embargo, la descarbonización, la descentralización y la digitalización se han convertido en un triple desafío que está acelerando la velocidad del cambio de las eléctricas. ¿El resultado? La industria se encuentra en medio de un caldo de cultivo estratégico en el que las empresas tienen que decidir cómo piensan competir en el futuro.
La descarbonización, la descentralización y la digitalización se han convertido en un triple desafío que está acelerando la velocidad del cambio de las eléctricas
El informe Global Power Strategies, elaborado por Strategy&, la consultora de estrategia de PwC, analiza qué caminos están tomando las cuarenta mayores eléctricas por capitalización bursátil del mundo -integradas en el índice Global Top 40 (GT40)-, y concluye que están apostando por cinco grandes medidas:
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Reducir la exposición a las fuentes de generación eléctrica tradicionales, especialmente el carbón. Hace cinco años, el carbón representaba el 18% del mix de generación eléctrica de las utilities europeas del G40, el 47% de las norteamericanas, y el 37% de las de Asia Pacífico. En la actualidad, el carbón representa solo el 12% en Europa y aunque en Norteamérica y Asia-Pacífico la tendencia es menos pronunciada, se ha reducido hasta el 41% y el 35%, respectivamente. En estas dos áreas geográficas, el gas está ganando peso en el mix eléctrico y ha crecido del 15% al 20% y del 31% al 39%, respectivamente.
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Reorientar las inversiones hacia las redes distribución y las fuentes renovables. En la medida que las eléctricas buscan reducir el riesgo de sus activos en un mercado caracterizado por la incertidumbre y por la caída de ingresos en el ámbito de la generación, las compañías están aumentando gradualmente sus inversiones en redes eléctricas reguladas y en renovables. En Europa, la transmisión y distribución ya suma el 38% de la inversión de las eléctricas analizadas -nueve puntos más que en 2012-, y, en Norteamérica, un 78%.
Además, el impulso de las energías renovables por parte de las diferentes regulaciones está creando oportunidades atractivas en este ámbito. Algunas de las tecnologías renovables ya son competitivas por sí mismas y van a jugar un papel importante en la transición energética. En este caso, las eléctricas europeas son mucho más activas que el resto y dedican el 30% de sus inversiones a proyectos renovables, por el 7% de las norteamericanas.
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Desarrollar la prestación de servicios de valor añadido a consumidores de energía. Estamos siendo testigos de una gran actividad en el sector de energía retail, con la entrada agresiva de nuevos actores que, poco a poco, están arañando cuota de mercado a las eléctricas tradicionales. En todos los países y áreas geográficas, las grandes eléctricas están trabajando activamente en su aproximación al mercado con productos B2B y B2C behind the meter -esto es, que no necesitan estar conectados a una red de distribución-, principalmente en cinco grandes áreas: la movilidad eléctrica, los hogares inteligentes, el autoconsumo, la energía distribuida y el almacenamiento de energía.
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Mejorar su apuesta por la innovación y sus capacidades. La innovación está siendo una cuestión capital para la mayoría de las eléctricas del GT40. Siete de las diez eléctricas que más apuestan por la I+D son europeas (ver cuadro), mientras que en Norteamérica las compañías están todavía construyendo sus capacidades en este ámbito. EDF tiene la presencia más relevante, con diez centros de innovación regionales, seguida de Enel, Energías de Portugal y E.ON -con ocho cada una de ellas-, y de RWE y Engie, con cinco. Estos centros abordan de forma coordinada la aplicación de las nuevas tecnologías a las micro-redes, las ciudades inteligentes, la movilidad eléctrica y a las baterías, entre otros campos.
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Racionalizar y rediseñar sus modelos de negocios para aprovechar las nuevas oportunidades. La reestructuración en profundidad de sus modelos de negocio ha sido una cuestión esencial que está permitiendo a las eléctricas europeas, que integran el GT40, afrontar sus retos estratégicos y prepararse para el futuro. En los últimos 24 meses, estas compañías han sido tremendamente activas y, en la actualidad, están en marcha grandes proyectos de reestructuración en Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Dinamarca.
El informe considera que, hasta la fecha, las compañías eléctricas han realizado apuestas estratégicas muy parecidas y con un alto nivel de confluencia y prevé que, en los próximos siete años, aumente sustancialmente la distancia entre las más agresivas e innovadoras y el resto. En este sentido, el documento concluye que las eléctricas europeas llevan ventaja sobre sus homólogas norteamericanas y asiáticas.
Finalmente, el estudio incluye un análisis del perfil de las compañías eléctricas que conforman el GT40 y que, en su conjunto, suponen una capitalización bursátil de más de un billón de dólares: un 55% correspondiente a compañías norteamericanas, un 34% a europeas y un 11% a eléctricas de Asia-Pacífico. Las utilities europeas son significativamente mayores en términos de ingresos que las norteamericanas, con una facturación media de 37.000 millones de dólares frente a los 13.000 millones-, y con una mayor base de clientes -20 millones de media frente a los cinco millones de las norteamericanas-. Además, las compañías europeas del índice han apostado más por la expansión geográfica que el resto y todas ellas tienen presencia en seis o más geografías.