Con el 2020 a punto de llegar, hemos vuelto a pulsar la opinión de más de 400 economistas, directivos y empresarios españoles en nuestro Consenso Económico. Y, como no podía ser de otra forma, uno de los platos fuertes de esta edición, correspondiente al cuarto trimestre del año, es la comentada desaceleración económica y los límites de la política monetaria en la zona del euro.

La primera conclusión es que los expertos y directivos encuestados esperan, de forma masiva, una desaceleración de la economía mundial en 2020 -casi un 80% de ellos comparte esta tesis-. En cambio, son pocos -un 20%- los que creen que se vaya a producir una recesión, entendiendo por tal una contracción del PIB, en las economías desarrolladas.

Si nos referimos a Europa, ¿cuáles son las razones de la desaceleración? Aquí hay también bastante consenso entre los consultados, y destaca el hecho de que las principales causas esgrimidas son de carácter exógeno: las disputas arancelarias entre Estados Unidos y China, que están salpicando a las exportaciones europeas, y el Brexit. La tensión comercial es invocada por el 67,9% de los panelistas, mientras que la salida del Reino Unido de la Unión Europea es un factor muy importante para el 58% de ellos. En este último caso, hay que tener en cuenta que la encuesta se realizó antes de la celebración de las elecciones generales británicas, en las que ganó por amplia mayoría el Partido Conservador, y cabría preguntarse si esa percepción sería distinta ahora, una vez eliminada un parte de la incertidumbre asociada al Brexit.

A todos estos factores exógenos, bien podemos añadir como un posible freno a la confianza en la coyuntura internacional la oleada de protestas que se extiende en Latinoamérica, desde Chile a Ecuador y Bolivia. Esta es una de las cuestiones recogidas en nuestras Claves Económicas correspondientes al mes de diciembre. La inestabilidad en esta región ha llevado a que el consenso de analistas recopilado por Focus Economics rebaje su crecimiento a un 1,7% en 2020. Las mayores rebajas de estimaciones se dan en México, Chile, Argentina y Brasil.

Siguiendo con el Consenso Económico, otros factores relevantes citados en la consulta para explicar la desaceleración son la elevada deuda pública y privada, las incertidumbres políticas y los problemas del sector del automóvil.

Veamos algunos de estos temas con más profundidad:

Nada que ver con la crisis de 2008-2013

El Consenso indaga en una eventual comparación de la desaceleración actual de la zona del euro con la crisis que estalló en 2008, y en líneas generales los encuestados desechan que haya similitudes. Casi la mitad entienden que los desequilibrios actuales son menores que los de entonces, y que por tanto no hay que temer que se repitan los problemas. Otro tercio considera que las políticas europeas y los mecanismos de asistencia financiera creados a raíz de la crisis anterior mitigarán el potencial impacto.

Se agota la munición de la política monetaria

El Consenso Económico plantea también distintas preguntas sobre el papel de las instituciones europeas, y en particular del Banco Central Europeo, como cortafuegos en la actual situación económica de la zona del euro. Respecto a la política monetaria, una cómoda mayoría de los panelistas (el 71%) entienden que la estrategia laxa desarrollada hasta la fecha (tipos de interés oficiales a cero, compra de deuda, facilidades de liquidez…) es necesaria, pero no suficiente para resolver los problemas de crecimiento de la economía europea. ¿Por qué? Básicamente, porque entienden que tras muchos años de una política monetaria expansiva sus efectos se han ido diluyendo y la munición que queda en el arsenal del BCE es ya poco efectiva.

Por eso, una mayoría rotunda de los consultados (el 86%) considera que las medidas monetarias deben ser complementadas con una política fiscal expansiva que contribuya a reanimar el crecimiento económico. Esa recomendación ha sido defendida en los últimos meses por el BCE y también por otros organismos internacionales, como el FMI o la OCDE, que creen que la política monetaria ya no es suficiente, pero ha sido rechazada por algunos países centroeuropeos, entre ellos Alemania.

Otra tesis que cuenta con amplio respaldo en la encuesta es la de que, junto a la coordinación de las políticas fiscal y monetaria, es preciso adoptar medidas adicionales, como por ejemplo completar la Unión Bancaria. En los últimos años se han puesto en marcha los pilares comunes de supervisión y resolución, que perfeccionan los mecanismos de defensa ante futuras crisis del sistema financiero, pero falta por concretar la constitución del Fondo Europeo de Garantía de Depósitos

Los entrevistados también proponen que el BCE respalde programas de inversión financiados por el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

La amenaza de la deuda en España

El peso de la deuda pública y privada es uno de los factores citados como relevante por nuestros expertos a la hora de explicar el virtual estancamiento de la economía europea, y también es considerado importante en el caso de España. Es cierto que el endeudamiento del sector privado ha caído significativamente en los últimos años, como consecuencia del proceso de desapalancamiento de empresas y hogares surgido a raíz de la crisis económico-financiera de 2008. También ha habido algún avance, aunque mucho más leve, en lo que respecta a la deuda pública, que a finales de 2014 estaba situada por encima del 100% del PIB y que cerró el tercer trimestre de 2019 en el 97,8%.

En lo que respecto a la deuda externa neta, que mide la vulnerabilidad del país frente a episodios exteriores, su evolución reciente también puede considerarse positiva, ya que ha pasado del 97,8% del PIB en 2014 a situarse por debajo del 80%.

En cualquier caso, el 74,5% de los encuestados entiende que estos progresos no son suficientes, seguramente como consecuencia de que se han producido en un escenario de crecimiento económico, y por tanto favorable a la reducción de desequilibrios como el del endeudamiento. El temor subyacente es que cuando la economía entre en fase de desaceleración clara (lo que ya ha empezado a ocurrir) los indicadores de deuda se disparen y estrechen en gran medida el margen de maniobra del Gobierno para combatir el enfriamiento económico.

Sin margen para subir el gasto

Los encuestados, como se explica más arriba, se manifiestan por amplia mayoría en favor de una estrategia fiscal expansiva que ayude a la política monetaria a reactivar la economía europea. Sin embargo, la posición es bien distinta al hablar de España. En este caso, hay un rechazo masivo (del 89%) a la posibilidad de que el Gobierno opte por subir el gasto público. Por dos razones, fundamentalmente: porque el actual déficit público sigue en niveles elevados (previsiblemente no se cumplirá el objetivo presupuestario del 2% fijado para 2019) y porque el desequilibrio del sistema de pensiones, que tiene un desfase crónico, es una losa que amenaza a las cuentas públicas en el medio plazo.


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