Desde finales de marzo, hemos visto cómo los directores financieros se han centrado en garantizar la seguridad y la salud de sus empleados, en gestionar el impacto económico y social de la crisis, y en adaptarse, lo más rápidamente posible, a las nuevas circunstancias. En última instancia, se han dado cuenta de que debemos de encontrar la forma de seguir adelante y de convivir con la amenaza permanente del COVID-19 en los próximos meses.

Es una de las ideas que se desprenden del último informe CFO Pulse, elaborado por PwC, a partir de una encuesta con 989 directores financieros de 23 países. Se trata de la quinta oleada de la serie que, desde final de marzo, viene tomando el pulso a la opinión de los responsables financieros de las empresas a lo largo de la crisis.

Por ejemplo, aspectos como la disrupción de sus cadenas de suministro o la capacidad para tener a sus empleados trabajando en un modelo híbrido de trabajo presencial y teletrabajo ya no están entre sus principales desvelos. Esto puede atribuirse al hecho de que muchas empresas ya han demostrado su capacidad en estas áreas durante las semanas y meses anteriores.

Ciertamente, el contexto actual es distinto. Hace ya unas semanas que, en muchos países, se ha iniciado la recuperación gradual de la actividad económica. En este contexto de vuelta a la normalidad, las grandes preocupaciones de los directores financieros internacionales van tendiendo a cuestiones más amplias, como los efectos de la pandemia en la desaceleración económica internacional, la posibilidad de rebrotes y el impacto en la situación financiera de sus propias empresas.

Otro de los datos más significativos es que este año, el 53% de los CFOs espera una caída de los ingresos y/o de los beneficios de sus empresas de hasta el 25%, y un 15% estima que este descenso podría situarse entre el 25%y el 50%. Mientras, solo un 8% cree que la pandemia no impactará en sus compañías y para un 4% todavía es difícil de evaluar su efecto.

Por sectores de actividad, los responsables financieros de las empresas de salud son los que esperan un menor descenso de su facturación -por debajo de 10%- o, incluso, apuntan a leves incrementos. Por el contrario, los más relacionados con el consumo -los más impactados por el cierre de los establecimientos físicos y por el confinamiento-, esperan unos descensos de ventas entre el 25% y el 50%.

Asegurar los centros de trabajo

Más allá de estos desafíos, relacionados con la estabilidad económica de las empresas, los directores financieros -el 75%- están centrados en la puesta en marcha de medidas de seguridad en sus centros de trabajo; en mejorar la experiencia de sus empleados con el teletrabajo -el 52%- y en convertir esta opción del empleo a distancia en algo permanente para sus profesionales -52%-. En este sentido, la mitad de los entrevistados espera acelerar los procesos de automatización y el desarrollo de nuevas formas de trabajos en sus organizaciones.

En general, una mayoría de los directivos encuestados -el 75%- reconoce que las medidas de flexibilidad que se han visto obligados a poner en marcha para paliar la crisis provocada por la pandemia son factores que van a hacer más fuertes a sus empresas en el largo plazo.

Los máximos responsables financieros se muestran bastante confiados en la capacidad de sus empresas para proporcionar un entorno seguro para sus clientes -79%- y empleados -74%-. Y, aunque la posibilidad de un rebrote de la enfermedad les preocupa, creen que están preparados para responder de forma efectiva ante esta circunstancia -71%-.

Pero cuando se les pregunta por el futuro, la confianza desaparece: solo el 27% confía en su capacidad para identificar nuevas fuentes de ingresos. La mayoría de los directores financieros -el 63%- ven en el lanzamiento de nuevos productos y servicios la principal fuente de ingresos y consideran que la innovación va a ser un factor de capital importancia durante el periodo de recuperación de la pandemia. Otras opciones pasan por cambiar sus políticas de precios -el 48%- y explorar canales de distribución y venta alternativos -36%-.

La contención de costes se mantiene como la principal medida financiera que están tomando las empresas como consecuencia del coronavirus -81%-, y más de la mitad de los directores financieros se están planteando cancelar o posponer las inversiones previstas. Como viene sucediendo a lo largo de todas las encuestas realizadas desde el inicio de la pandemia, las inversiones en bienes de equipo -los llamados capex-, son las más susceptibles de ser canceladas o congeladas, según el 82%. Sin embargo, sólo el 14% y el 11%, respectivamente, de los encuestados tiene previsto recortar las inversiones en I+D, o en transformación digital.