De entrenadores, fútbol, cultura y liderazgo

Cuando los resultados de una empresa o de una organización empiezan a decaer es necesario tocar al menos una si no las tres siguientes variables: estrategia, cultura y talento. En los equipos de fútbol, el método más utilizado para acabar con las malas rachas de resultados es cambiar a su máximo responsable. La expectativa que genera la llegada de un nuevo entrenador refuerza la estrategia, potencia la cultura e impulsa el talento.

Puede ser mucho pedir para una sola persona. Sin embargo, la Premier League ya ha sustituido a ocho de sus veinte entrenadores desde el inicio de la temporada, en agosto del año pasado, lo que supone una rotación cercana al 50%. Solo en el mes de octubre se produjeron cinco salidas. Este patrón de despidos y contrataciones se mantiene, a pesar de que los estudios sugieren que, en realidad, la llegada de nuevos entrenadores tiene un efecto temporal limitado y los resultados vuelven a ser los mismos en poco tiempo.

Por lo general, los nuevos entrenadores no son los que provocan el cambio. Simplemente se benefician de él”, afirman Simon Kuper y Stegan Szymanski, autores del best-seller ‘Soccernomics’. La realidad es que los malos resultados pueden darse por mala suerte, como consecuencia de un calendario exigente, de padecer más lesiones de lo habitual o de otros factores que se escapan del control del entrenador.

Para cambiar la marcha de un equipo de fútbol hace falta una combinación especial de capacidades que pueden servir de ayuda a cualquier líder empresarial

Entonces, ¿por qué los propietarios de los equipos siguen contratando nuevos entrenadores? Es cierto que algunos de los recién llegados consiguen mejorar la estrategia a largo plazo, mientras que otros son capaces de reforzar la cultura. Y si cuentan con el presupuesto adecuado, con frecuencia los nuevos directivos saben identificar las carencias de talento que tiene el equipo. Sin embargo, rara vez una sola persona es capaz de hacer las tres cosas.

A continuación presentamos algunas lecciones sobre los procesos de sucesión de los entrenadores de la Premier League, que también se pueden aplicar en las empresas, especialmente, al c-suite (el grupo de directivos que tienen las máximas responsabilidades en una compañía).

Una estrategia ofensiva

La sustitución del entrenador de perfil más alto que se ha hecho en la Premier League esta temporada ha sido la del Manchester United. En noviembre de 2021, la leyenda del equipo Ole Gunnar Solskjær, que levantó 12 trofeos como jugador entre 1996 y 2007, fue sustituido por Ralf Rangnick, que nunca ha jugado en un equipo de primera división, pero que ha tenido éxito al frente de equipos importantes en Alemania.

En un principio, Solskjær fue contratado para dotar al equipo del “buen ambiente”, que no hubo durante el mandato de su predecesor, José Mourinho. Solskjær, artífice de uno de los momentos más emblemáticos del Manchester United, el gol de la victoria en el último suspiro de la final de la Champions League de 1999, ofrecía una conexión latente con los éxitos del pasado. Sin embargo, esta asociación se convirtió en un arma de doble filo, ya que recordó a los aficionados lo lejos que está la generación actual de aquella tan gloriosa. El Manchester United de Solskjær no logró desarrollar un fuerte sentido táctico, y los jugadores, aunque estaban capacitados, no mejoraron su rendimiento. La falta de cohesión del equipo hizo que fueran eliminados antes de tiempo de la English Football League (EFL) Cup, y que cayeran hasta el séptimo lugar en la tabla de la Premier League. Tras una racha de malos resultados, Solskjær fue despedido.

En cambio, Rangnick es un entrenador que entiende cómo juegan sus rivales y sabe cómo preparar a sus equipos. Además, exige un alto nivel físico a sus jugadores. Este método llevó al pequeño Hoffenheim de tercera división a la primera división de Alemania, y al RB Leipzig de cuarta división a una semifinal de la Champions League.

¿Cuál ha sido el resultado en el Manchester United? Lo mismo de siempre -éxito inmediato y luego regresión a la media-, pero en este caso con un giro. Rangnick consiguió estabilizar el equipo y, aunque está muy por detrás del líder de la liga, el Manchester City, como para disputar el título de la Premier League, ha alcanzado los octavos de la Champions League. Así que, en este sentido, el United probablemente haya tomado una buena decisión. Contrataron un entrenador competente que, además, es un director deportivo de talla mundial, capaz de detectar y atraer a los mejores jugadores. Esta experiencia seguramente ayudará al equipo en el futuro, si se queda. Sin embargo, sigue siendo un entrenador “interino”, lo que demuestra lo volátil que es la gestión del fútbol de alto nivel.

Cambio de cultura

La definición y, de hecho, el significado de la cultura en una organización pueden variar en función de con quién uno hable. Por ejemplo, Owen Eastwood, autor de ‘Belonging: The Ancient Code of Togetherness’, es reconocido por haber ayudado a la selección masculina de fútbol de Inglaterra a desarrollar una cultura que ha puesto por delante a los jugadores y que ha mejorado su rendimiento. Él describe la cultura como: “El entorno en el que nos encontramos en un momento determinado y cómo nos hace sentir. ¿Nos genera confianza? ¿Nos hace experimentar un sentimiento de pertenencia? ¿Tenemos una conexión con las personas que nos rodean? Decir que esas cosas no importan es malinterpretar la naturaleza humana”.

Desde que ganara el mundial de 1966 como local, la selección nacional de Inglaterra ha rendido siempre por debajo de sus posibilidades, y su relación con la afición estaba en su punto más bajo cuando Gareth Southgate fue nombrado entrenador en 2016. Con el apoyo de Eastwood, Southgate ha logrado que el equipo vuelva a conectar con sus aficionados, dando a sus jugadores la plataforma, y la seguridad psicológica para hablar abiertamente de temas que les importan: racismo, salud mental, e incluso política y justicia social. Eso parece haber contribuido también a mejorar el rendimiento sobre la cancha. Tras décadas de malos resultados, la selección inglesa llegó a la semifinal del mundial en 2018 y a la final de la Eurocopa en 2021.

La selección femenina de Inglaterra también se ha beneficiado de este tipo de cambios. Sarina Wiegman comenzó su labor como entrenadora del equipo en septiembre de 2021. Desde entonces se le reconoce el mérito de haber creado un sentimiento de invencibilidad en el equipo. La selección marcó 18 goles en sus dos primeros partidos, y luego venció a Letonia por 20-0. Wiegman cree que  es necesario que haya una cultura más exigente para que el equipo supere las tres semifinales que ha alcanzado en los pasados campeonatos. Ahora, Inglaterra se está preparando para el Campeonato Europeo femenino que se disputará este verano, y es considerada una de las aspirantes al título.

Las condiciones de trabajo pueden influir en el rendimiento, y si la estructura de liderazgo es defectuosa, caótica o se desconfía de ella, el mal ambiente puede provocar rápidamente un bajo rendimiento. Esto fue lo que ocurrió en el Tottenham Hotspur, conocido como “Spurs“, al inicio de esta temporada. Nuno Espírito Santo, su entrenador, duró sólo 17 partidos al frente del equipo londinense, con un balance de victorias, empates y derrotas de 8, 2 y  7, cuando fue despedido. Ahora, el equipo está dirigido por Antonio Conte, que ha ganado la Premier League con el Chelsea y la Serie A de Italia con la Juventus y el Inter de Milán.

El Tottenham Hotspur Supporters’ Trust, un club de aficionados, considera que el mayor reto de Conte es gestionar un cambio en la cultura de la organización. De momento, al menos ha aumentado el nivel de exigencia. El equipo de los Spurs pasó rápidamente de correr una media acumulada de 100 kilómetros por partido bajo la tutela de Nuno Espírito Santo, la más baja de la liga, a los 114 kilómetros por partido. El capitán del equipo, Hugo Lloris, ha alabado la “cultura de la victoria” de Conte, y el delantero Harry Kane ha afirmado que el técnico ya ha cambiado la cultura, elogiando su actitud de “hacer todo lo posible por marcar las pequeñas diferencias para ganar partidos.” Sin embargo, tras sus primeros 17 partidos, el balance de victorias, empates y derrotas de Conte no ha estado muy lejos del de Espírito Santo: 9, 3 y 5 (a 5 de febrero de 2022).

Búsqueda de talento

Y luego está el talento. En el fútbol, algunos entrenadores culpan a los jugadores de los malos resultados, otros asumen una responsabilidad más personal y hay quienes, como el nuevo entrenador del Aston Villa, Steven Gerrard, utilizan su propio estatus para contratar mejores jugadores. Gerrard fue la estrella del Liverpool durante 17 años, en los que jugó más de 500 partidos y, como capitán del equipo, levantó cuatro trofeos. En enero, los nuevos fichajes del Villa, Philippe Coutinho y Lucas Digne, ambos considerados talentos de talla mundial, señalaron la presencia de Steven Gerrard como un factor decisivo a la hora de incorporarse a un equipo de las Midlands relativamente poco atractivo, que no gana la liga desde 1981.

De manera similar, Frank Lampard, ex jugador y leyenda del campeón de Europa, Chelsea, y que en su día fue una pieza clave de la selección inglesa, fue capaz de fichar a dos centrocampistas muy cotizados un día después de su nombramiento como entrenador del Everton.

Tres en uno

El sueño consiste en nombrar un entrenador que consiga cambiar los tres elementos de una organización en apuros: la  estrategia, la cultura y el talento. Un ejemplo es el entrenador del Chelsea, Thomas Tuchel. El entrenador alemán, que había demostrado sus credenciales en su país con el Borussia Dortmund y luego en el extranjero con el poderoso París Saint-Germain, sustituyó a Lampard en enero de 2021 y logró mejorar todos los aspectos del equipo. En seis meses, convirtió al Chelsea en campeón de Europa y, más recientemente, en campeón de la FIFA’s Club World Cup tras vencer al Palmeiras de Brasil.

Thomas Tuchel lo tiene todo. Su perspicacia táctica trae consigo nuevas alternativas para vencer a los rivales. Por ejemplo, ante la ausencia de algunos de sus titulares por lesión, puso en práctica una nueva formación, con cuatro defensas en lugar de tres, y venció a los Spurs para llegar a la final de la EFL Cup. Al final de la temporada pasada superó al Manchester City, de Pep Guardiola, en tres ocasiones; la tercera victoria le otorgó al Chelsea el título de la Champions League de 2021.

El estilo de Tuchel consiste en desarrollar una cultura de mejora, innovación y disfrute, partiendo de la teoría de Eastwood de dar responsabilidad a los jugadores. Así, los mejores jugadores están encantados en trabajar para él.

En una entrevista con Tuchel, de Ben Lyttleton, para el libro ‘Edge: Leadership Secrets from Football’s Top Thinkers’, destacó estos tres consejos para triunfar: “Uno, buscad siempre un nuevo camino. Dos, ser honesto, sonreír y colaborar con los demás. Tres, estar siempre disponible. Nadie duda en venir a mi oficina. Siempre estoy cerca”.

En esa charla, Tuchel admite que no tiene todas las respuestas, y que constantemente está aprendiendo y probando cosas. Ese, más que cualquier otra cosa, podría ser su secreto para el éxito.


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