Las decisiones de la Administración de Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca están confundiendo a inversores, economistas y ciudadanos. La percepción de un aumento en los aranceles estadounidenses está generando una atmósfera de incertidumbre global. Las repercusiones de estas medidas están todavía por ver, pero podrían redefinir las relaciones comerciales internacionales y afectar a distintas industrias y sectores en todo el mundo.

En PwC hemos querido dedicar la edición del Consenso Económico y Empresarial, correspondiente al primer trimestre de 2025, a conocer la opinión de los expertos, empresarios y directivos españoles sobre el impacto de los cambios geopolíticos en el crecimiento y, especialmente, sobre la imposición de aranceles.

Existen pocos aspectos en el mundo económico que generen tanto consenso como los efectos de una guerra arancelaria. Desde ópticas muy diferentes se concluye que no hay vencedores porque todos pierden. Para algunos, las medidas propuestas hasta ahora son un intento de vuelta a la economía del siglo XIX, con un mundo totalmente globalizado, es decir, un imposible.

No es fácil imaginar dónde estará la economía internacional dentro de un año. Sin embargo, la mayoría de los panelistas consultados por PwC no espera que los aranceles se eleven más del 10%, en un año; solo el 22% augura que pueden incrementarse hasta el 20%, mientras que el 3% considera que seguirán en los niveles actuales. Una subida del 10% es una medida relevante, por el impacto en el incremento de costes en cadena y, si llegara al doble, los daños serían aún más significativos.

Precisamente, el mayor impacto sería, para el 78% de los encuestados, un incremento de la inflación, seguido de una caída del crecimiento mundial, de hasta dos décimas, que el 54% considera probable, y un freno en los resultados empresariales, según el 46%. Además, el 34% de los encuestados prevé despidos en las regiones más afectadas por los aranceles.

Desde la óptica española, la Unión Europea se percibe como la región más afectada: el 81% de los encuestados así lo considera. Para el 54%, el impacto recaerá sobre los BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, entre otros), mientras que un 50% señala a Estados Unidos y un 44% a China.

Las exportaciones de la UE a EEUU han crecido significativamente en los últimos 15 años, pasando de representar un 15% del total de ventas al resto del mundo en 2010 a superar el 20% en 2023. Dentro de Europa, Alemania sería el país más afectado. No obstante, el impacto en México y Canadá será aún mayor.

En este clima de “extraordinaria incertidumbre”, como lo ha definido el Banco de España, ¿se mantendrá unida la UE frente a las políticas de EEUU? Para el 64% de los encuestados, sí habrá un frente común, aunque no será sólido debido a las discrepancias internas. El 20% considera que no, ya que la fragmentación política y el auge de los populismos impedirán una postura unánime, mientras que el 14% cree en una unidad sin fisuras. Será clave observar el papel de Hungría y Eslovaquia, países que suelen oponerse a muchas de las propuestas de Bruselas.

Las cadenas de valor globales, optimizadas durante décadas para un comercio sin fricciones, ahora enfrentan posibles disrupciones costosas, obligando a las empresas a replantear sus estrategias logísticas y de producción. Un 82% de los encuestados cree que los cambios geopolíticos pueden afectar “de forma significativa a las cadenas de suministro globales”. Este es, sin duda, uno de los impactos que más consenso genera entre empresarios y expertos.

Esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿a medio plazo, la reacción será relocalizar la producción en zonas cercanas para minimizar riesgos geopolíticos? El 70% está de acuerdo con esta afirmación, aunque reconoce que es una operación compleja y lenta, como se evidenció durante la pandemia. No obstante, esto podría beneficiar a España si logra convertirse en un centro de producción europeo para industrias como el calzado, el textil o la marroquinería.

Los sectores más afectados

Los sectores más beneficiados y los más perjudicados han suscitado bastante consenso. La automoción será el más afectado en este escenario, seguido de las exportaciones / importaciones, el sector agroalimentario, la industria tecnológica y, con menos impacto, el turismo.

Esta nueva configuración comercial mundial podría generar un aumento del proteccionismo, según el 55% de los encuestados, pero también podría dar lugar a nuevas alianzas, afirma el 56%. Estos dos movimientos, aparentemente contradictorios, pueden ser complementarios si las regiones, como Europa, primero buscan su proteccionismo (algo casi inexistente ahora) y, posteriormente, fomentan alianzas con grupos como Mercosur, India o Canadá.

La situación inestable suele afectar directamente al precio de la energía, sobre todo debido a los planes de Trump de incrementar la producción de gas y petróleo. Cuando se preguntó si los conflictos geopolíticos alterarían la situación actual, el 45% prevé una subida moderada de los precios, por debajo del 10%, mientras que el 30% estima que los precios se mantendrán estables. Un 15% espera una caída de precios, y el 6% anticipa una fuerte subida.

Las políticas medioambientales dirigidas a frenar el cambio climático se perfilan como las grandes perdedoras en este contexto. El 79% de los encuestados espera una disminución de la inversión en la lucha contra el cambio climático, y un 38% cree que se promoverán medidas en la UE, pero se recortarán en EEUU.

Por último, casi todos los participantes en este trabajo (el 97%) coinciden en que la nueva Administración estadounidense provocará una pérdida de peso del multilateralismo, mientras que el 83% confía en ver el final de las guerras en Gaza y Ucrania a medio o corto plazo.