En un contexto global marcado por las crecientes tensiones geopolíticas y una guerra en la frontera oriental de Europa, la industria de defensa continental se enfrenta a retos sin precedentes. Durante décadas, el Viejo Continente se ha beneficiado de un dividendo de paz (tras la caída del muro de Berlín en 1989 y el desmantelamiento de la URSS en 1991), pero la situación actual exige una transformación urgente para garantizar la competitividad, la innovación y la resiliencia del sector.

El informe ‘Una visión para el futuro de la industria de defensa de Europa‘, elaborado por Strategy&, la consultora estratégica de PwC, identifica los cinco principales desafíos a los que se enfrenta el sector, con especial énfasis en la necesidad de una colaboración más estrecha y una mayor eficiencia para satisfacer las crecientes demandas del mercado. Los desgranamos a continuación:

1. Fragmentación y diversidad de sistemas

El primer reto significativo es la alta fragmentación y diversidad de los sistemas de armas en Europa, que obstaculiza la eficiencia en la producción y su escalabilidad. Mientras que en Estados Unidos existe un modelo simplificado con pocos sistemas de armas estándar, Europa opera con una amplia variedad que incluye 17 tipos diferentes de tanques de combate  y 29 modelos de destructores y fragatas, comparados con los cuatro de EE. UU. Esta diversidad impide aprovechar economías de escala, un factor crítico para la eficiencia en la producción y la reducción de costes. Además, la falta de estandarización tecnológica entre los distintos países de la UE agrava aún más la situación, ya que cada nación tiende a desarrollar sus propios sistemas, lo que frena la interoperabilidad y aumenta los costes operativos.

El informe destaca que una estrategia de colaboración más estrecha y la adopción de plataformas más estandarizadas podrían no solo reducir costes, sino también mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias. Programas como el ‘Future Combat Air System‘ (FCAS) y el ‘Main Ground Combat System‘ (MGCS) se ven limitados por los distintos intereses nacionales y por los procesos burocráticos, y nos enseñan que tenemos un amplio margen para la cooperación.

2. Lentitud en la innovación tecnológica

El segundo radica en la falta de agilidad para fomentar la innovación tecnológica en la industria de defensa europea. A diferencia de otros sectores industriales, la defensa en Europa ha sido históricamente más lenta en adaptarse a nuevas tecnologías emergentes debido a su dependencia de la investigación y desarrollo (I+D) financiados por los gobiernos, un proceso tradicionalmente más lento. En áreas clave como los vehículos aéreos no tripulados (UAV), las capacidades espaciales y los sistemas definidos por software, Europa está quedando atrás frente a competidores como Estados Unidos y China.

La falta de colaboración eficaz con universidades, startups y el sector privado limita las oportunidades de innovación cruzada, impidiendo el desarrollo de nuevas tecnologías que son esenciales para mantener la competitividad de Europa en el mercado global. Es necesario un cambio hacia modelos de I+D más ágiles y una integración más estrecha con actores privados e innovadores, para garantizar que Europa pueda mantenerse a la vanguardia de la tecnología de defensa.

3. Dependencia de cadenas de suministro internacionales

El tercer desafío significativo que enfrenta la industria de defensa europea es la dependencia de cadenas de suministro internacionales, especialmente fuera de la UE. La invasión rusa de Ucrania y la consiguiente crisis en la capacidad de producción de municiones ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Europa debido a su dependencia de proveedores no europeos. Esto ha generado la necesidad urgente de fortalecer la producción doméstica y diversificar las fuentes de suministro dentro de Europa.

El informe señala que la fragmentación del sector de defensa europeo, combinada con la falta de grandes proveedores integrados a nivel continental, como los que existen en Estados Unidos, limita la capacidad de Europa para abordar rápidamente los desafíos globales. La falta de un mercado unificado de defensa en la UE también obstaculiza la colaboración transfronteriza y fomenta el proteccionismo nacional. Abordar estas debilidades mediante la integración de las cadenas de suministro y la creación de un ecosistema europeo más robusto es esencial para mejorar la resiliencia y la capacidad de respuesta ante futuras crisis.

La brecha de rentabilidad para las empresas europeas de defensa se está cerrando

4. Baja rentabilidad en la gestión de proyectos a gran escala

El cuarto reto identificado es la gestión ineficaz de los proyectos a gran escala, lo que genera retrasos y sobrecostes en los programas de defensa. A pesar de los esfuerzos de cooperación, proyectos multinacionales como el FCAS y el MGCS han sufrido dificultades debido a diferencias en las capacidades tecnológicas, intereses nacionales y la complejidad de los procesos burocráticos. Europa ha tenido dificultades para gestionar grandes proyectos de defensa de manera eficiente, lo que afecta tanto a la calidad como a la entrega oportuna de los sistemas.

El informe subraya que es necesario establecer una gobernanza centralizada más robusta y mecanismos de control eficaces para mejorar la ejecución de los proyectos y garantizar que los recursos se utilicen de la manera más eficiente posible. Esto incluye la adopción de enfoques de gestión de proyectos más ágiles y la mejora de la planificación a largo plazo, tomando como ejemplo la industria de defensa estadounidense, que suele ser más sofisticada en la gestión de programas a gran escala.

5. Falta de colaboración y coordinación entre la industria y los gobiernos

El quinto reto que se señala en el informe es la falta de colaboración y coordinación efectiva entre la industria de defensa y los gobiernos. Si bien la industria de defensa europea tiene capacidades tecnológicas avanzadas, ha habido una falta de un enfoque estratégico común que permita optimizar los recursos y alinearse con las necesidades de seguridad de Europa. La colaboración entre el sector público y privado es fundamental para garantizar que los proyectos de defensa se alineen con las prioridades de seguridad nacional y la defensa colectiva dentro de la UE y la OTAN.

El informe sugiere que se debe fomentar una mayor integración y una coordinación más eficiente de las políticas de defensa, involucrando a todos los actores clave en el proceso de toma de decisiones, lo que incluye desde los ministerios de defensa hasta las pequeñas y medianas empresas del sector. Es crucial establecer un marco de cooperación más transparente y eficaz que permita una respuesta rápida y adaptativa ante amenazas emergentes.

Una oportunidad histórica

A pesar de los grandes desafíos que enfrenta la industria de defensa europea, el informe destaca una ventana de oportunidad para superar estos obstáculos mediante una mayor colaboración dentro de la UE y con socios internacionales. La crisis actual, junto con el aumento de los presupuestos de defensa, ofrece una oportunidad histórica para transformar la industria, mejorar su eficiencia y efectividad, y fortalecer la resiliencia frente a futuros desafíos geopolíticos. Para lograrlo, Europa debe unirse en una visión común, superando la fragmentación nacional y adoptando una estrategia de defensa industrial más integrada y orientada a la innovación. Solo a través de una cooperación más estrecha entre gobiernos, industrias y aliados internacionales, Europa podrá garantizar su autonomía estratégica y seguridad en el futuro.