El hogar, en el centro de todas las conectividades
De un tiempo a esta parte, Internet de las Cosas (IoT, por su siglas en inglés) se ha extendido con gran rapidez. Parece claro que ha llegado para quedarse. Algunas previsiones hablan de miles de millones de objetos conectados y de billones de ingresos para la industria en pocos años. Sin embargo, su futuro todavía es incierto. Lo que parece claro es que si logra generalizarse y ser adoptado por parte de un público masivo, Internet de las Cosas ofrecerá una experiencia de usuario continua y sin interrupciones, omnipresente -desde cualquier lugar y trascendiendo dispositivos y geografías- y personal. Según la última edición de nuestro Communications Review, el hogar conectado puede ser la pieza clave que aglutines todos estos factores. De hecho, las compañías ya han comenzado a mover ficha y están convirtiendo el mercado del hogar, una industria tradicionalmente con unas tasas de innovación modestas, en un sector disruptivo. Compras como la de Nest, compañía fabricante de dispositivos para el hogar, por parte de Google, o la entrada de nuevos actores al mercado –como el sistema de seguridad inteligente para el hogar lanzado por el operador de televisión por cable Comcast- son algunos ejemplos.