¿Pueden ser las infraestructuras la panacea que tire de la economía mundial?
Ocho años después de inicio de la crisis financiera, la economía mundial sigue enfrentándose al desafío del crecimiento. El Global Economy Watch correspondiente al mes de mayo -y que mensualmente elabora PwC-, prevé que en 2016 el PIB mundial aumente entre 2,5-3%. Una tasa similar a la del año pasado y que, por quinto año consecutivo, se sitúa por debajo de su crecimiento potencial. En el conjunto del G-7 se estima que la actividad crezca un 1,7% en 2016, con países como Japón -1,0%-, Italia -1,1%- o Francia -1,4%-, claramente por debajo de la media. Entre enero y marzo de 2016, la economía de la Eurozona aumentó un 0,6% respecto al último trimestre de 2015 y la de Estados Unidos lo hizo un 0,1%, por debajo de lo esperado. En este contexto inestable, la pregunta del millón de dólares es: ¿cómo podemos impulsar los niveles de crecimiento económico?