La capacidad que tienen los avances tecnológicos para transformar el mercado de trabajo no es un fenómeno nuevo, ni siquiera reciente. No hay más que recordar el movimiento Ludita, surgido en plena Revolución Industrial, que se opuso a la llegada de los primeros telares mecánicos en la Inglaterra de 1811.

Lo cierto es que, ya en aquel entonces, la mejora de la productividad como consecuencia de la mecanización acabó generando a largo plazo en el Reino Unido muchos más puestos de trabajo de los que se perdieron en sus inicios -que se perdieron, y muchos-.

Durante estos doscientos años, la teoría económica ha puesto en solfa la llamada falacia ludita y ha venido demostrando los efectos positivos del desarrollo tecnológico en el crecimiento y en el empleo. Sin embargo, en los últimos años, se ha vuelto a poner de actualidad este viejo debate como consecuencia del tremendo desarrollo de las tecnologías digitales -robotización, automatización, Inteligencia Artificial…-.  Y cabe, entonces, hacerse algunas preguntas: ¿tendrá el actual salto tecnológico el mismo efecto que los anteriores? ¿Qué tipos de empleos quedarán para las personas si las máquinas inteligentes llegan a ser capaces de hacer mejor nuestro trabajo? ¿Se volverá a cumplir la falacia ludita? Con la intención de aportar su granito de arena en esta cuestión, PwC ha elaborado un estudio, a partir del análisis del mercado laboral de 27 países de la OCDE, Rusia y Singapur –más de 200.000 puestos de trabajo-, que arroja unas conclusiones y unas cifras interesantes.

El documento parte de la base de que la automatización del mercado laboral de aquí a 2030 se producirá en tres grandes oleadas.  Una primera, hasta principios de 2020, denominada como algorítmica, donde se producirá la automatización de las labores más sencillas y del análisis estructurado de datos (en esta nos encontramos). Una segunda fase de automatización aumentada, que se ampliará al intercambio de información y al análisis de datos desestructurados (se prolongará hasta mediados de la década de 2020). Y, una tercera, que hemos denominado autónoma, que permitirá no solo la automatización de tareas rutinarias, sino también de destrezas manuales y de la resolución de situaciones y problemas en tiempo real (a partir de 2030).  Veamos los principales hallazgos:

En España, el impacto será muy liviano de aquí al inicio de la década de los veinte y solo un 3% de los empleos podrían estar en riesgo por la automatización

  • El impacto de la automatización en el mercado laboral será marginal en el medio plazo. Estamos hablando de la primera fase de automatización, donde los puestos de trabajos en riesgo varían en función de cada país pero oscila entre el 1% y el 4%.
  • En el largo plazo, la cosa cambia. Por ejemplo, en la economías con mayor peso de la industria y, por lo tanto, con trabajos más fáciles de automatizar, el porcentaje de puestos de trabajos en riesgo –en la fase más avanzada- puede llegar al 44% en el caso del Eslovaquia, al 39% en el de Italia o al 37% de Alemania. En otros países, donde la actividad está más concentrada en el sector servicios, como sucede en Estados Unidos, Francia o el Reino Unido, la proporción de trabajos en peligro será del 38%, 37% y 30%, respectivamente. Sin embargo, en los del norte de Europa la estimaciones son algo más moderadas: Finlandia 22%, Suecia 25% y Noruega 25%. (Consultar las previsiones por país aquí)
  • El caso de España. En nuestro país, el impacto será muy liviano de aquí al inicio de la década de los veinte –fase algorítmica– y solo un 3% de los empleos podrían estar en riesgo por la automatización. Un porcentaje que aumentará hasta el 34%, en la fase más avanzada. Por tipo de trabajador, afectará más los hombres (39%) que a las mujeres (28%). Y a aquellos empleados un nivel de formación medio (39%) o bajo (44%) –ver cuadro-

Empleos en riesgo en España por la robotización en la década de los treinta

riesgo robotización
  • Pero ¿en qué sectores? Los relacionados con el transporte y logística y la industria son los dos que potencialmente se verán más afectados por la automatización. En el escenario más avanzado, esta podría afectar a un 52% y un 45% de los puestos de trabajo, respectivamente. Para los sectores de alimentación y distribución las previsiones son más moderadas -34%-, mientras que el de educación será el que menos afectado se vea por la robotización, con solo el 8% de los empleos en riesgo. 

Pero no hay que alarmarse. El estudio considera que muy probablemente los viejos empleos se sustituirán con otros nuevos y que, en el largo plazo, acabarán teniendo un efecto positivo para la actividad económica en su conjunto. Nuestras estimaciones apuntan a que la Inteligencia Artificial y la automatización supondrán en 2030 en torno al 14% del PIB mundial, unos 15 billones de dólares. Eso sí, durante todo este periodo de transición hacia este nuevo mercado laboral, será imprescindible la colaboración entre las empresas y las administraciones públicas, para que este viaje se haga gradualmente y los beneficios de las nuevas tecnologías afecten a la mayor parte de la sociedad y no solo a unos pocos.

Para accede al informe Will robots really steal our Jobs?, elaborado por PwC, haz clic aquí.