La industria de deporte se ha caracterizado, tradicionalmente, por exhibir un dinamismo y un atractivo que ya hubieran querido para sí muchos otros sectores de mayor tamaño. Sin embargo, los cambios en los hábitos de consumo –especialmente, entre los más jóvenes-, la pérdida de confianza en las instituciones deportivas, la competencia por el auge de otras formas de entretenimiento, la velocidad del cambio tecnológico y los escándalos por el amaño de partidos, entre otros factores, han enrarecido el partido para los players del sector.
¿Qué significa esto? La PwC Sports Survey 2017, elaborada a partir de las respuestas de cerca de 200 actores de primer nivel en la industria -ligas y clubs, federaciones internacionales, cadenas de televisión, compañías tecnológicas…- aporta un par de pistas en este sentido. Aunque las cosas distan mucho de ir mal -los encuestados esperan un crecimiento medio anual del sector del 6,4% durante los próximos tres a cinco años-, las tasas de crecimiento se han desacelerado significativamente y ya no son las que eran. Parece que se ha perdido la confianza en el crecimiento imparable del sector.
Como es lógico, estas previsiones varían entre los distintos agentes de una industria llena de disrupciones. El pesimismo más acusado corresponde a las empresas de medios tradicionales y, sobre todo, a la televisión lineal-. Los encuestados estiman que su crecimiento caiga del 8,5% al 5,5% en los próximos tres a cinco años, afectado por el auge de las ofertas OTT, la migración de usuarios al smartphone, o el consumo bajo demanda.
En el otro extremo -el del optimismo-, se sitúan las previsiones para las compañías tecnológicas. Los encuestados esperan que el segmento se mantenga en un prometedor crecimiento medio anual del 9,1% para los próximos 3 a 5 años, y la impresión es que las grandes tecnológicas van entrando en la industria de forma lenta pero segura. Se espera que las plataformas OTT de estas compañías vayan ganando protagonismo y haciéndose con más derechos premium de retransmisión o con patrocinios especiales. A su favor tienen la expansión de la publicidad digital, que permite recabar muchos más datos del consumidor y es capaz, por tanto, de aportar más valor para los anunciantes.
¿Deberíamos hacer caso del boom de la ‘virtual reality’ en el deporte? Los últimos estudios sugieren que sí
Pero la gran novedad que recoge la encuesta son las perspectivas respecto al impacto en los deportes de la realidad virtual y la realidad aumentada. Estas llevan tiempo sonando como la ‘next big thing’ del sector. Y ¿deberíamos hacer caso de este boom? Los últimos estudios sugieren que sí. Básicamente, hay tres grandes áreas a tener en cuenta:
Bienvenidos a la era del ‘fan-experience’: La realidad virtual tiene el potencial de revolucionar por completo la experiencia del espectador, tanto en las competiciones en vivo como en las retransmisiones, y así lo cree un 68% de los encuestados. Según Steve Hellmuth, responsable de Operaciones y Tecnología de la NBA, en seis años podremos ‘sentarnos’ donde queramos dentro de un estadio gracias a la realidad virtual. En el mismo sentido se pronuncia Keith Wyness, CEO del Aston Villa, para el que muy pronto veremos la comercialización de abonos de temporada en realidad virtual. Algo que, combinado con otras prestaciones como las estadísticas en vivo, llevar a alcanzar engagement con los fans mucho mayor.
Patrocinios virtuales: Al igual que el paso a audiencias online y publicidad digital resulta un entorno mucho más atractivo y ‘monetizable’ para anunciantes y patrocinadores, la entrada de tecnologías de realidad virtual y aumentada en la industria significará avanzar todavía más por esta senda e incrementar, de forma exponencial, la segmentación y personalización de contenidos.
Entrenamiento de los deportistas: Si bien en las áreas anteriores la aplicación de estas tecnologías sigue en fase de prueba, ya existen deportes en los que el uso de gafas de realidad virtual está sirviendo para mejorar el rendimiento de los atletas. Por ejemplo, en béisbol o en fútbol americano, la recreación de distintos escenarios puede servir para preparar jugadas, o mejorar la respuesta de cada integrante del equipo.
Entonces, ¿qué podemos esperar de la realidad virtual y de la realidad aumentada aplicadas al deporte? Como se puede intuir, van a ser mucho más que meros gadgets para un nicho de mercado. Las mejoras técnicas y las pruebas de los últimos años justifican de forma sobrada el entusiasmo que están suscitando. En el tintero quedan dos asuntos pendientes: que bajen los precios de los dispositivos para ponerlos al alcance de todo el mercado, y encontrar la forma de que su uso no convierta el consumo de deportes en una experiencia individual y privada.