El caso de Matthew, un granjero de la ciudad de Kasama, en el Norte de Zambia, es un buen ejemplo ilustrativo del impacto de Internet en el desarrollo de los países y las economías más desfavorecidas. Cuando Airtel y Facebook lanzaron en Zambia la aplicación móvil Internet.org, Matthew la utilizó para contactar con expertos y conocer así nuevas y mejores técnicas para explotar su granja de pollos. También le sirvió para ponerse en contacto con potenciales clientes y compradores. Y el ejemplo de Matthew, no es algo aislado y lo encontramos también en los países desarrollados donde los efectos de Internet han sido significativos, incluso durante la reciente crisis económica. En 2011, sin ir más lejos, se estima que la digitalización impulsó la creación de más de seis millones de puestos de trabajo.
Lo cierto es que el acceso universal a Internet podría sacar al 7% de la población mundial –unos 500 millones de personas– de la de pobreza extrema e inyectar 6,7 billones de dólares a la PIB global. Así lo explica el estudio “Connecting the World”, elaborado por Strategy&, la consultora estratégica de PwC, para Facebook como apoyo a su iniciativa Internet.org para impulsar la penetración de Internet en los países en vías de desarrollo. El informe analiza el impacto que el acceso universal a Internet tendría para la transformación de esos países y destaca los aspectos clave para poder lograrlo a partir de un análisis econométrico de 120 países. En China y en India, por ejemplo, esto supondría un incremento adicional del PIB conjunto de ambos países de más de dos billones de dólares.
El crecimiento del Internet en el mundo se está ralentizando y todavía un 56% del planeta –unos 4.100 millones de personas- no está conectado
A pesar del actual entorno de digitalización, el crecimiento del Internet en el mundo se está ralentizando y todavía un 56% del planeta –unos 4.100 millones de personas- no está conectado. El número de nuevos usuarios con conexión a Internet -la mayoría de los cuales están en países en desarrollo- ha descendido en los últimos años y, desde 2013, crece a un solo dígito.
El estudio revela que, en la actualidad, en los países en vías de desarrollo hay dos personas conectadas a Internet por cada una que existe en los países desarrollados. Esta proporción podría crecer –dada la población de estos países- hasta ser de cinco a uno, si consiguiéramos el acceso universal a Internet. Y abriría grandes oportunidades de crecimiento para las economías en vías de desarrollo y para sus empresas. Entre estos beneficios el informe destaca:
- Mejora social y económica para más de 4.000 millones de personas.
- Un incremento adicional del PIB mundial de 6,7 billones de dólares en los próximos cinco años.
- Un mercado de 400.000 millones de dólares para las operadoras de telecomunicaciones y de 200.000 millones de dólares para los proveedores de contenido.
A pesar de los grandes beneficios y oportunidades que proporciona Internet, la expansión de la conexión universal a Internet está siendo lenta. Algunas de las principales barreras son el coste de la cobertura, la velocidad y capacidad de las infraestructuras y la necesidad de invertir en la construcción de nuevas infraestructuras donde todavía no existen. El estudio revela que los precios de Internet para el consumidor final deberían caer un 70% para hacerlo accesible al 80% de la población mundial. Algunas iniciativas interesantes serían, por ejemplo:
- Sustituir las actuales redes 2G por 3G y/o 4G reduciría entre un 60 y 70% el coste que para los operadores de telecomunicaciones tiene servir un megabyte (MB). Esto podría proporcionar acceso a la red a más de 2.000 millones de personas.
- Proveer contenidos a través de redes locales de alta velocidad, lo haría asequible Internet a otros 300 millones de personas.
- Si los gobiernos ofreciesen contenidos centrado en educación, servicios sociales y oportunidades de negocio, podrían atraer a otros 200 millones de nuevos usuarios online.
El Internet “inclusivo” del futuro será diferente al de hoy. Será lingüística, cultural y económicamente más adaptado a las necesidades universales. Y se convertirá en el canal principal para la prestación de servicios críticos a los países en desarrollo. Sin duda, para que Internet llegue a los sitios más remotos y a los habitantes más pobres del mundo, se requerirán tecnologías innovadoras y disruptivas, y será necesario encontrar nuevos enfoques de conectividad si se quiere aprovechar el poder de la red para alcanzar el desarrollo y la reducción de la pobreza