En los últimos años, la industria del petróleo ha sufrido una de las peores crisis de la historia. El precio del crudo ha llegado a bajar un 66%- entre junio de 2014 y marzo de 2016-. Enero y febrero de este año fueron meses alarmantes para el sector, con una caída hasta los 31 dólares por barril, aunque en marzo se empezó a remontar con 40 dólares por barril. Sin embargo, el futuro sigue siendo incierto.
Mientras que Irán está tratando de aumentar la producción con el levantamiento de las sanciones internacionales, algunos de los mayores productores de petróleo -incluyendo los miembros que no pertenecen a la OPEP- se reunieron el 17 de abril en Doha, Qatar para discutir una posible congelación de la producción. En esa ocasión, no se alcanzó ningún acuerdo, lo que ha ocasionado todavía mayor tensión.
El derrumbe de los precios del petróleo y la incertidumbre en torno al futuro del sector ha tenido un impacto en la economía mundial, sobre todo, en Medio Oriente, donde un porcentaje significativo -entre el 65% y 95%- de los ingresos del gobierno provienen del petróleo. Esta caída ha tenido un efecto negativo no sólo en los gobiernos y las compañías de petróleo y gas, sino también en empresas de otros sectores. A pesar de los precios actuales del crudo, los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Gofo (CCG) siguen siendo rentables, pero podrían no ser capaces de cumplir sus compromisos presupuestarios.
Los gobiernos y las empresas deben adaptarse a la ‘nueva normalidad’ de los precios del petróleo- todo indica que estos continuarán bajos en el medio plazo-. Sin duda, el efecto dominó que se está produciendo repercutirá en todos los sectores importantes de la economía a nivel mundial, ya sea directa o indirectamente. Cinco pasos para afrontar el actual escenario de bajos precios del petróleo:
- Evaluar si la estrategia y los procesos de la organización son apropiados para el entorno actual. Se debe analizar si se dispone de suficientes fondos para impulsar el crecimiento del negocio durante los próximos 18 – 24 meses, y tener en cuenta los posibles escenarios financieros y operativos.
- Gestión de activos, personas y capitales. El retraso en los pagos de los clientes y las dificultades para conseguir financiación, han aumentado la presión de las empresas por encontrar medios para generar su propio dinero. Por el lado del capital humano, es fundamental identificar el talento clave y retenerlo, además de mejorar la productividad.
- Incrementar las fuentes de ingresos en efectivo y pensar en alternativas de financiación. Las organizaciones tienen que centrarse en la construcción de una reserva de caja y conseguir efectivo de la venta de activos no estratégicos. Además, pueden analizar la posibilidad de financiación de capital, recaudar dinero en los mercados de deuda y otras opciones para conseguir efectivo.
- Gestión de los costes. El objetivo es tener unas operaciones más rentables y eficientes y eliminar todos los procedimientos innecesarios. Se requiere trabajar en el abastecimiento estratégico, la revisión de los acuerdos con proveedores e incluso cuestionarse el modelo de negocio. Recortar costes, sin dejar de invertir en áreas que ayudan a alcanzar objetivos estratégicos.
- Innovar a través del aprovechamiento y la optimización de la tecnología, mejorar la colaboración interna, intercambiar conocimientos e incorporar tendencias globales. La innovación es una inversión, una palanca estratégica que puede mejorar todos los procesos de la industria.