En los últimos tiempos, la actividad de los fondos soberanos –en inglés, Sovereign Wealth Funds (SWF)- inglés-, ha tenido sus sube y bajas. Hace diez años, el estallido de la crisis económica mundial sacudió el sistema financiero de arriba abajo y estos vehículos de inversión de propiedad estatal no fueron inmunes a sus efectos.

En 2009, el valor de sus activos cayó un 3,1%. Sin embargo, en años posteriores experimentaron un fuerte rebote: entre 2010 y 2016, crecieron 9,1%.

La caída del precio del petróleo y un escenario sostenido de bajos tipos de interés ha empujado a los fondos soberanos hacia otros activos alternativos

A pesar de este fuerte crecimiento, los fondos soberanos se han tenido que enfrentar a condiciones adversas. La caída que ha venido experimentando el precio del petróleo desde 2014–fuente del 60% del capital  de estos fondos-  ha vuelto a ralentizar su crecimiento.  Si a este contexto unimos el escenario sostenido de bajos tipos de tipos de interés se explica que, de unos años a esta parte, los fondos soberanos hayan apostado por darle una vuelta a sus estrategias de inversión y por incorporar más activos alternativos en sus portfolios

Como se explica en el informe The rising attractiveness of alternative asset classes for Sovereign Wealth Funds, elaborado por PwC, los activos alternativos como el capital riesgo, los bienes inmuebles, o las infraestructuras son cada vez más relevantes en sus carteras de inversión: en 2016 supusieron hasta un 23% del total, frente al 5% de 2005.  A continuación, analizamos las posibilidades de los principales activos alternativos.

– Capital riesgo. Las inversiones en capital riesgo se han convertido en una de las principales opciones de los fondos soberanos. No en vano, el 61% de los SWF lo incluyen en sus carteras. Y, en 2016, representó el 6,1% del valor total de sus activos, por el 3,7% en 2011. O lo que es igual, en cinco años, pasaron de 178.000 millones de dólares a 451.000 millones de dólares. Las perspectivas de futuro para el capital riesgo son buenas, según el documento. Sin embargo, cabe apuntar que ante una mayor popularidad de este activo, también crecerá su riesgo, dada su iliquidez y su alta dependencia de los mercados de capitales.

– ‘Real estate’ e infraestructuras: Tras la inestabilidad de los mercados, como consecuencia de la crisis financiera, las inversiones en activos inmobiliarios y en infraestructuras han tirado con La inversión en infraestructuras de empresas no cotizadas aumentaron un 16,5% -en tasa de crecimiento anual equivalente- entre 2010 y junio de 2016.  Algo similar ha pasado con la inversión en real estate: + 11,1%, en ese mismo periodo.   

En los próximos años, este tipo de activos se convertirán en una parte esencial de las estrategias de los fondos soberanos, lo que podría tener un impacto relevante tanto en los precios como en los planes de desarrollo. La urbanización masiva, el crecimiento económico en los países emergentes y la necesidad de renovar las deterioradas infraestructuras de los países desarrollados, dibujan un escenario aún más favorable. No obstante, la escasez de activos prime o de calidad –sobre todo en el sector  inmobiliario- puede ser un obstáculo para entrar en este mercado.

– Materias primas o commodities. Bajo este paraguas encontramos una amplia variedad de activos. A grandes rasgos, podemos dividirlos en cinco categorías: energía (por ejemplo, petróleo y gas natural), metales básicos (como cobre, aluminio, y níquel), metales preciosos (oro, plata y platino), ganado y productos agrícolas (por ejemplo, soja, maíz café…). Gran parte de la exposición a estos activos viene indirectamente a través de la inversión en otros hedge funds, mientras que la inversión en oro y petróleo suelen ser elecciones directas de los fondos soberanos.

Entre 2000 y 2014, las materias primas  experimentaron un súper crecimiento de los precios. Sin embargo, este se vino abajo como consecuencia del fuerte incremento de los costes de producción provocado por las nuevas extracciones en áreas del planeta más remotas y  por la mejoras de las condiciones de vida en los países emergentes. Cabe preguntarse por qué, con un contexto de mercado tan complicado, las materias primas han despertado el interés de los fondos soberanos. Y la respuesta está en la caída de los precios del petróleo que ha empujado a estos fondos a diversificar y aportar por otro tipo de recursos naturales que, además, tiene un impacto más directo en la economía.  

Mención aparte merece el oro, un verso suelto dentro del abanico de materias primas. Su buen comportamiento a largo plazo, su baja correlación con los activos tradicionales, su resistencia a las crisis y a los periodos de inestabilidad, y su alto nivel de liquidez en comparación con otros activos alternativos lo convierten en un valor muy deseado por los fondos.  

– Hedge funds. La presencia de los hedge funds en las carteras de los fondos soberanos ha crecido a un 8,7% entre 2010 y 2016; y el 12% del capital total invertido en estos vehículos proviene de los SWFs. Sin embargo, en los últimos años su rentabilidad ha estado por debajo de las expectativas de los inversores y de otros activos tradicionales, lo que les está llevando a definir su propuesta de valor.

Accede al informe The rising attractiveness of alternative asset classes for Sovereign Wealth Funds, elaborado por PwC.