Las tendencias que rodean la economía se han agudizado en los últimos días. La actividad económica se está recuperando a un ritmo superior al previsto y el pesimismo de los bancos centrales se ha empezado a mitigar. En sentido contrario, los brotes de la pandemia (que se está expandiendo a un ritmo rapidísimo en Estados Unidos, Brasil e India y que también afectan a España) generan una gran preocupación en la opinión pública, con el consiguiente impacto potencial en los agentes económicos, y se extienden las dudas sobre la consistencia de la recuperación de la actividad. En esta serie periódica de informaciones de actualidad ofrecemos una recopilación de datos, hechos y tendencias para tomar la temperatura de la recuperación en España y en el mundo.

La economía: más gasto de los hogares

Las buenas noticias macroeconómicas se han multiplicado durante los últimos días. En Europa, tanto las ventas al por menor en Alemania como el gasto de bienes de consumo en Francia mostraron en mayo una gran dinamismo respecto al mes anterior. Es especialmente relevante el dato de Alemania, porque supone superar el nivel de mayo de 2019. Algunos analistas financieros dan por terminada la recesión en Estados Unidos y la economía de China, según People’s Daily, mantiene su impulso. También se perciben buenas vibraciones en la economía japonesa, con una fuerte subida del índice de sentimiento entre los trabajadores, tal y como informa The Japan Times.

En España, la producción industrial aumentó un 14,7% intermensual en mayo, aunque todavía está lejos del nivel de 2017; el índice de confianza del consumidor subió en junio hasta los 60,7 puntos, casi ocho puntos más que en mayo, y el índice de gestores de compras dio un salto desde los 29,2 puntos de mayo a los 49,7 puntos de junio, ya casi en la frontera de los 50 puntos que separa la contracción de la expansión en la actividad económica.

¿Es sostenible este ritmo de recuperación de la economía? En Oxford Economics (pdf) tienen serias dudas de que el crecimiento en el gasto de los hogares se pueda mantener, ya que las buenas cifras de las últimas semanas están sesgadas por circunstancias temporales, como la demanda embalsada durante el confinamiento en la mayoría de los países.

En España también preocupa que la recuperación se haga a doble velocidad y abra una brecha entre los países del norte y del sur, como destaca elDiario.es.

Bancos centrales: ¿se suaviza el pesimismo?

Los principales bancos centrales del mundo se han venido caracterizando en los últimos meses por realizar las previsiones macroeconómicas y las declaraciones más pesimistas sobre la crisis, seguramente como una manera de justificar su masiva intervención en los mercados.

Pero esa tendencia está empezando a cambiar. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha pasado en menos de una semana de decir que “la economía se enfrenta a una caída espectacular” (Reuters) a “probablemente ha pasado lo peor” (Fortune). El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, también ha introducido recientemente un matiz claramente más positivo, al declarar, según cuenta Expansión, que “los datos recientes que hemos recibido sugieren que podemos ser un poco más optimistas sobre la caída del crecimiento”. Más contundente es el economista jefe del Banco de Inglaterra, Andrew Haldane (pdf), que en un discurso reciente dijo creer en una recuperación en uve de la economía británica, pese al escepticismo de algunos expertos, entre ellos Martin Wolf, el reputado comentarista de Financial Times.

La intervención de Haldane es especialmente interesante, porque extiende su análisis a las principales economías mundiales y concluye que la recuperación está siendo “más temprana y más rápida” de lo previsto por los principales analistas de coyuntura.

Reino Unido: medidas de choque para comer en el pub

Entre las medidas de choque para atemperar el impacto económico de la pandemia, la noticia de la semana ha estado en Reino Unido, donde el Gobierno de Boris Johnson ha aprobado un plan para relanzar la actividad en algunos sectores, como cuenta BBC News. Lo que más llama la atención es que el Tesoro británico va a pagar la mitad de la cuenta por comer fuera de casa. El descuento tiene sus limitaciones (será solo en agosto, de lunes a miércoles, con un máximo de 10 libras, unos 11 euros, por persona y no incluye bebidas alcohólicas), pero es una muestra significativa de la determinación del Gobierno británico por reactivar uno de los sectores económicos más dañados por el Covid-19. En la misma línea, los empresarios de Reino Unido están urgiendo al Gobierno a aclarar cuándo los trabajadores cualificados pueden retornar a sus oficinas y dejar el teletrabajo, según Financial Times. La vuelta a la normalidad en el movimiento laboral es fundamental para la recuperación de la actividad en los cafés, los restaurantes y los bares próximos a los centros de trabajo de las principales ciudades. Y no solo en Reino Unido.

Bolsas: Nasdaq y Csi300 tienen anticuerpos

Las bolsas mundiales están reaccionando con moderación a la crisis económica desatada por la pandemia, pero hay algunas que tal parece que son inmunes a sus efectos. El caso más conocido es el del Nasdaq, el mercado de las 100 compañías tecnológicas más importantes de Estados Unidos, cuya valoración actual es un 16% superior a la de principios del año. Según Il Sole 24 Ore, el secreto de estas compañías (entre ellas, por supuesto, los gigantes Amazon, Apple, Facebook, Google y Microsoft) es la enorme liquidez de que disponen, lo cual hace que los inversores sigan confiando en ellas, pese a que los múltiplos tradicionales (PER y demás indicadores) hacen pensar que se trata de cotizaciones muy-muy sobrevaloradas. En China también tenemos ejemplos sobresalientes. El índice Csi300, que reúne a los 300 principales valores de China continental, ha pegado un estirón espectacular en los últimos diez días y ha subido un 18% desde el 1 de enero. Bloomberg explica muy bien a qué se debe el boom de los mercados de valores en China, cuyos rendimientos por primera vez se aproximan a los de las bolsas de otras economías emergentes.

Materias primas: sí es oro todo lo que reluce

El oro como activo de inversión tiene mala prensa, porque su posesión no genera ningún rendimiento. Pero como valor de refugio sigue funcionando, y muy bien. El miércoles pasado el oro cotizó a más de 1.800 dólares la onza, la cifra más alta de los últimos nueve años, según explican Financial Times y The Wall Street Journal. Es una subida de casi el 20% desde comienzos de enero, lo cual lo convierte en uno de los activos más rentables del año.

La trayectoria de su cotización en los últimos meses no ha sido sin embargo uniforme. En marzo, cuando estalló la preocupación por la propagación del Covid-19, los inversores se dedicaron a vender oro para ganar liquidez con la que afrontar la crisis, y el precio de la onza se desplomó hasta situarse por debajo de los 1.500 dólares. Desde entonces, sin embargo, las medidas adoptadas por los bancos centrales han inundado los mercados de liquidez y deprimido el rendimiento de otros activos seguros, lo cual ha favorecido al oro como opción de inversión alternativa. ¿Llegará el rally actual a superar el récord histórico de más de 1.900 dólares por onza registrado en 2011? Dependerá, seguramente, de los rebrotes. Es lo que tienen los valores refugio: a más miedo, más cotización.

Posdata: taxonomía del oleaje

La aparición de numerosos brotes de coronavirus en distintos países del mundo y la aceleración de la pandemia (The Guardian) ha abonado la aparición de diversas teorías sobre las distintos tipos de olas de la enfermedad, en función de coyunturas y geografías. Se habla de la primera ola, de la segunda o incluso de la tercera; del Gran Rebrote; de las olas con resaca o con espuma; de la ola endémica… La revista The Economist intenta zanjar el debate con un análisis en el que se constata que el mundo entero sigue inmerso en la primera ola de la pandemia y que no hay por tanto motivo para hablar de segundos o diferentes episodios. El corolario es que el virus ha llegado para quedarse y que tenemos que convivir con él.

Desde un punto de vista más técnico, la revista digital The Conversation comparte la tesis de que hay que dejar de hablar de la segunda ola y centrarnos en la primera. Entre otras cosas, porque ese concepto está vinculado a la idea de estacionalidad (es lo que ocurre con la gripe, por ejemplo, que tiene diferentes olas según la época del año), una característica que no está probada en el caso del Covid-19. Pero al contrario que The Economist, el autor rechaza la visión resignada sobre la enfermedad. En su opinión, el virus no es una fuerza de la naturaleza más allá de nuestro control, sino que puede ser derrotado. En el futuro, previsiblemente, con una vacuna efectiva. Y ahora mismo, con una mezcla apropiada de medidas del sistema de salud (pruebas masivas, trazado de contactos, aislamiento y apoyo sanitario) y de comportamiento de los ciudadanos (uso de mascarillas, distancia social y lavado de manos).