El sector de las eléctricas a nivel global está a punto de experimentar una transición energética que va a cambiar la industria de arriba a abajo. Como apuntábamos en nuestro informe Global Power Strategies en el que analizábamos las cuarenta mayores empresas eléctricas del mundo por capitalización bursátil, las compañías están centrando sus esfuerzos en encontrar respuestas a los retos de dicha transición a través de la descarbonización de su mix de generación, la implementación de una red inteligente, la reformulación de su propuesta de valor para el cliente y el impulso de la tecnología.
Y, como en tantos otros sectores, la COVID-19 ha acelerado considerablemente todos estos cambios, y ha trastocado la generación de ingresos de estas compañías. Las eléctricas experimentaron grandes reducciones de la demanda, seguidas de una fuerte recuperación a medida que los confinamientos se fueron relajando. Las altas temperaturas que han acompañado al verano también ayudaron a que la demanda global de electricidad se disparara. Sin embargo, estos resultados ocultaban algunas dicotomías. Por ejemplo, la demanda residencial está viéndose incrementada sustancialmente, al tiempo que la comercial e industrial está entrando en recesión. Y aunque la demanda se vaya estabilizando, está claro que estas empresas se enfrentarán a retos relacionados con la estabilidad de su negocio, la previsión de ingresos y los niveles de facturación de sus clientes en los próximos años.
¿Cómo puede superar estas dificultades el sector? La respuesta es clara: a través de una herramienta que está a su disposición, pero que todavía no ha empleado en su totalidad: la investigación y desarrollo, más conocida como I+D.
Las empresas que se han centrado en crear o satisfacer las necesidades de los consumidores (por ejemplo, las del sector farmacéutico, automovilístico y de gran consumo), o de proveer novedades tecnológicas (las pertenecientes al sector electrónico o de software) se han aprovechado del valor estratégico del I+D y la innovación (I+D+i) para tener un posicionamiento de mercado favorable. Según el estudio Global Innovation 1000 de 2018 de Strategy&, la consultora estratégica de PwC, las 20 empresas más innovadoras del sector industrial, tecnológico y de consumo invierten de media un 4,3% de sus ingresos en I+D+i. En concreto, el estudio concluía que las farmacéuticas eran las que más invertían.
Las utilities deberían tener en cuenta que la innovación puede materializarse en cuatro canales, cruciales para avanzar y reforzar su posicionamiento en el mercado
Sin embargo, históricamente, las eléctricas no han actuado como el resto de las empresas más competitivas. Según el informe, las grandes utilities gastaron 2,1 miles de millones de dólares en I+D+i en 2018, lo que supone una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) del 8% desde 2013. Sin embargo, y a pesar del importante incremento, los niveles de inversión no son suficientes si tenemos en cuenta la constante evolución que atraviesa este mercado. Si lo comparamos con otros sectores, el colectivo de eléctricas se queda atrás en inversión prolongada en I+D+i, al dedicarle solo el 0,5% de sus ingresos anuales.
Esta situación no debería prolongarse mucho tiempo. Incrementar las partidas dedicadas al I+D+i es fundamental para generar ingresos y diferenciarse a largo plazo. Además, la industria necesita reimaginar el rol del I+D+i en sus empresas. Ya no es suficiente verlo como un medio para mejorar la eficiencia y las operaciones, aunque esto sea importante. Estas utilities deberían tener en cuenta que la innovación puede materializarse en cuatro canales, cruciales para avanzar y reforzar su posicionamiento en el mercado. Cuando el gasto en I+D+i se estanca o disminuye, su capacidad para seguir progresando hacia metas estratégicas se ve mermada. Y esto es especialmente importante en un momento en que los retos no hacen más que aumentar. Aquellos que aflojen en este momento, podrían acabar teniendo que hacer frente a mayores riesgos, a medida que otras empresas industriales y nuevos competidores luchan por distinguirse en el mercado.
Veamos qué cuatro caminos pueden tomar las iniciativas de I+D en este sector.
Eleva la comercialización
Tradicionalmente, las eléctricas se han centrado en la parte más operativa de las nuevas tecnologías, adoptándolas para fines internos y utilizándolas para mejorar la resiliencia y la productividad. Este enfoque concibe a la tecnología como una solución para mejorar los sistemas internos o el equipamiento técnico más que para servir mejor al mercado, al modelo de negocio o a los consumidores.
Sin embargo, esto debe cambiar. Las eléctricas tienen que dejar de ver la tecnología como una palanca de crecimiento estrictamente interna. El enfoque de la innovación debe ser la conversión de las ideas en valor. En el caso de las “start-ups de servicios energéticos” -empresas que ponen el foco en crear soluciones para el cliente a partir de la tecnología, las redes y los productos- el concepto de innovación va más allá de la ideación para llegar a la comercialización. Por ejemplo, Enel ha instalado más de 80.000 estaciones de carga eléctrica en todo el mundo para satisfacer las necesidades de infraestructura de los clientes residenciales, comerciales y de transporte, integrando al mismo tiempo servicios de gestión de la demanda y flexibilidad para optimizar la adquisición y el consumo energético de los clientes.
Involucra al venture capital en tus planes
Las eléctricas pueden involucrar al capital riesgo de diversas formas: invirtiendo o coinvirtiendo en un fondo, o estableciendo relaciones para compartir conocimiento con estos. Escoger una u otra opción dependerá del rol que la eléctrica atribuya al fondo en cuestión -como experto en el sector, como catalizador de la innovación, etc…
Estas relaciones con el venture capital permitirán a la eléctricas expandir su alcance de mercado y acelerar la transformación de su oferta comercial. Desde 2015, el capital riesgo ha protagonizado alrededor de 650 operaciones en el sector, lo que ha supuesto más de 10 mil millones de dólares, sin contar la financiación y el desarrollo de proyectos de renovables.
Expande tus canales de innovación
Desde las universidades, a compañías industriales, pasando por las startups o el sector público, la innovación en el sector no se concentra solo en un agente o en una geografía. Para no perderse ninguna novedad, las utilities deberían pasar a ser miembros activos de la comunidad global de I+D+i, de forma que puedan expandir horizontes y abrir ventanas que permitan alcanzar nuevas oportunidades de mercado.
Se trata de asumir un rol más activo a la hora de monitorizar las últimas novedades e innovaciones en el mercado, y tener un ojo puesto en los últimos movimientos de las start-ups más innovadoras para identificar las tecnologías de última generación y casos de uso, entre otras cosas.
En definitiva, las eléctricas deberían ver el I+D+i como un continuo que forme parte de su actividad. Mientras que el apalancamiento de los fondos de capital de riesgo permitirá a estas empresas sindicar el riesgo, la participación directa en start-ups y en hubs de innovación proporcionan otras ventajas como la detección temprana de tendencias y el acceso preferente a la tecnología.
Dedica capital corporativo
Además de la inversión con fondos de venture capital, estas relaciones deberían complementarse con unidades de inversión interna que ayuden a originar nuevas operaciones, aumenten el atractivo de las utilities y den pie a una mayor flexibilidad en la toma de decisiones sobre la cartera de inversión. El 25% de las 40 mayores utilities del mundo ha creado grupos de este tipo para identificar, evaluar, invertir e incubar nuevas startups de energía.
Este año, el COVID-19 ha generado desafíos inesperados que repercuten en el consumo de energía, en la fijación de precios y en los márgenes de negocio. En los próximos años, el gasto en I+D+i se convertirá en un ingrediente necesario para la recuperación. Pero, como hemos visto, no se trata solo de ir dedicando más y más recursos: las utilities tienen que replantearse el papel de la I+D y de la innovación y empezar a considerarlas capacidades diferenciadoras fundamentales para su futuro competitivo.