El Plan Europeo de Recuperación (Next Generation EU) aportará a España en los próximos seis años 140.000 millones de euros (repartidos a partes casi iguales entre subvenciones a fondo perdido y préstamos), sobre un total de 750.000 millones de euros para el conjunto de los países de la Unión Europea. El desafío es gestionar bien esa importante cantidad de dinero y asegurar que los fondos llegan a tiempo para sostener la recuperación de la economía, que ya está en marcha. Tras la aprobación por parte de la Comisión Europea del plan español de recuperación, ahora le toca a España cumplir con sus compromisos. Y la primera reforma ya está en el saco: el acuerdo para el nuevo sistema de pensiones fue firmado ayer por el Gobierno y los agentes sociales. En esta serie quincenal de informaciones de actualidad ofrecemos una recopilación de historias para entender cuándo, cómo, por qué y para qué llegarán los fondos.

El pacto de las pensiones, un primer aperitivo

La firma del acuerdo para la reforma de las pensiones, que entrará en vigor seguramente a finales de año, es el primer compromiso estructural que cumple España en el marco del programa de ayudas europeas. El pacto no satisface a todo el mundo. Los expertos creen que es insuficiente. La oposición política entiende que “es un gran error”. Pero lo que sí parece ser es una especie de aperitivo que calma el apetito de la Comisión Europea por las reformas estructurales, que son la contrapartida imprescindible para recibir las ayudas europeas prometidas.

En primer lugar, porque la reforma ha sido pactada con empresarios y sindicatos, lo cual le da una cierta garantía de durabilidad. Y en segundo término, porque se trata de un anticipo de una segunda fase, que se negociará el año que viene y que probablemente será más quirúrgica que la primera. Así, al menos, lo sugiere el ministro Escrivá al hablar del futuro mecanismo de equidad, que obligará a “ajustar moderadamente” las pensiones de la generación del baby boom (los nacidos entre 1960 y 1975). Y después del aperitivo vendrán dos platos más fuertes: la reforma laboral y la del sistema fiscal.

Nueva emisión de deuda europea, con perdón para algunos bancos

La Comisión Europea emitió esta semana otros 15.000 millones de euros en deuda conjunta para financiar el programa de ayudas europeas contra la pandemia. La emisión es la segunda de estas características que realiza Bruselas, después de que hace dos semanas se estrenara con un lanzamiento por valor de 20.000 millones.

En esta ocasión se pusieron en el mercado bonos a cinco años (9.000 millones) y treinta años (6.000 millones) y la demanda conjunta superó los 173.000 millones, ligeramente por encima de los 142.000 millones registrados en la emisión del bono a 10 años del pasado 15 de junio. BBVA se estrenó como colocador. Santander ya había participado en la primera emisión. También intervinieron como colocadores cuatro bancos que habían sido vetados en la anterior operación (Crédit Agricole, Deutsche Bank, Unicredit y JP Morgan), al entender la Comisión Europea que habían subsanado los problemas de vulneración de la competencia que se les imputaban.

Y mientras Bruselas está llenando los cofres para financiar las ayudas, ya ha empezado a desembolsarlas, aunque en una cantidad modesta. Son 800 millones de euros, distribuidos entre 16 países, entre los que no está España. Corresponden al primer pago del programa React EU, que está integrado en el proyecto Next Generation, y que se dedica a financiar medidas regionales de respuesta al coronavirus. Por algo se empieza.

Europa arranca… patinando sobre hielo

La previsible llegada de fondos europeos a lo largo del año, unida a los progresos en la vacunación, está alimentando las expectativas de una fuerte recuperación de la economía europea. Los indicadores son especialmente buenos en Alemania, que puede llegar a recuperar su nivel de producción prepandémico ya en el próximo trimestre (en España tendremos que esperar hasta finales de 2022, más o menos).

Sin embargo, como bien señala Angela Merkel, la recuperación se asienta todavía sobre bases frágiles (“estamos aún patinando sobre hielo”). Con el mismo tono de cautela se expresa en España la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que pone en cuestión las estimaciones del Gobierno sobre el impacto de los fondos europeos y cree que en todo caso sus beneficios sobre la actividad económica se van a retrasar.

Preparando la guerra para conseguir la paz

Si vis pacem, para bellum (“si quieres la paz, prepárate para la guerra”), dice una máxima militar latina que todavía hoy se puede leer en las paredes de algunas instalaciones del Ejército en España. Algo así deben estar pensando los participantes en la XXIV Conferencia de Presidentes, que Pedro Sánchez ha convocado para la última semana de julio en Salamanca.

En la conferencia, que es un órgano de cooperación entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, se librará presumiblemente una buena batalla por el reparto de los fondos europeos, y ya han empezado las escaramuzas previas. En principio, tanto el lehendakari Urkullu, como el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, se sentarán en la conferencia para reclamar un mayor protagonismo en la distribución de los fondos, mientras las comunidades autónomas gobernadas por el PP, con Díaz Ayuso y Feijoo a la cabeza, se quejan de un trato discriminatorio y recelan de cualquier medida que suponga un privilegio para País Vasco y Cataluña.

El clima de crispación provocado por los indultos tampoco ayuda a crear un clima conciliador. A las crecientes exigencias autonómicas se unen decisiones controvertidas por parte del Gobierno central, como el anuncio de un recurso contra el decreto para agilizar las ayudas europeas aprobado por el Consell de la Comunidad Valenciana, por un tema de competencia.