El Plan Europeo de Recuperación (Next Generation EU) aportará a España en los próximos seis años 140.000 millones de euros (72.700 en subvenciones a fondo perdido y 67.300 en préstamos), sobre un total de 750.000 millones de euros para el conjunto de los países de la Unión Europa. El desafío es gestionar adecuadamente esa importante cantidad de dinero y asegurar que los fondos llegan a tiempo para apuntalar la recuperación de la economía. En el caso de España, como el de otros 13 países, el primer trámite ya está cumplido: el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia fue enviado hace una semana a Bruselas y está ya siendo examinado por la Comisión Europea. En esta serie quincenal de informaciones de actualidad ofrecemos una recopilación de historias para entender cuándo, cómo, por qué y para qué llegarán los fondos.

Esto es lo que hay

Tras varias indecisiones y retrasos, el Gobierno remitió el último día del mes de abril a la Comisión Europea su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El documento rector son 348 páginas, y la información complementaria (o fichas), en la que se detallan las inversiones y las reformas incluidas en los 30 componentes que integran el programa, suman otras 2.022 páginas. Material de sobra para pasar una buena tarde, pero para los que no tengan tanto tiempo aquí hay una presentación resumen (pdf).

Se han planificado 110 inversiones, por un valor total de 69.528 millones de euros. La inversión más importante va para la estrategia de movilidad sostenible (más de 13.000 millones) y, en segundo lugar, el programa de rehabilitación de vivienda (casi 7.000 millones). Además, se contemplan 102 reformas.

El Gobierno espera poder recibir ya en junio 9.000 millones de adelanto y otros 16.000 millones a lo largo de este mismo año.

Reformas estructurales: más calendario que chicha

Las reformas del mercado laboral y del sistema de pensiones, que tanto han dado que hablar en las negociaciones entre el Gobierno y la Comisión Europea, han quedado algo ambiguas en el texto final y en la mayoría de los casos su ejecución se aplaza

El compromiso más firme es el de sacar adelante la reforma laboral en 2021, pero sus términos siguen siendo una incógnita, ya que están pendientes de la negociación con los agentes sociales. En lo que respecta a la reforma del sistema de pensiones, no hay cambios sobre las medidas genéricas que ha venido anunciando el Gobierno, pero sí se detalla el calendario de aplicación.

Antes de acabar este año se separarán las fuentes de financiación de la Seguridad Social, se acordará el procedimiento de revalorización de las pensiones y se acercará la edad efectiva de jubilación a la edad real, con efectos en 2022.

El conflictivo aumento del periodo de cálculo de la pensión, que ha provocado tensiones internas en el Gobierno, se deja para 2022 y se aplicará progresivamente a partir de 2023. También quedan para el año que viene la sustitución del factor de sostenibilidad y el nuevo sistema de cotización de autónomos.

La lupa en la fiscalidad

Una de las cosas que más interés ha despertado en el plan es el programa de subidas fiscales, al que se fía la recuperación de los ingresos públicos, aunque las medidas no se materializarán en el corto plazo. Las valoraciones son diversas. Algunos medios lo califican de “subidón” (por los previstos incrementos en la presión fiscal sobre el automóvil y la fijación de un tipo mínimo en Patrimonio y Sucesiones y Donaciones).

Otros ponen el acento en que el Gobierno pospone los grandes aumentos de impuestos hasta el arranque de 2023, en la imposición de peajes en las autovías, que se deja para 2024, o en la revisión de la fiscalidad del sector aéreo para reducir las emisiones a la atmósfera.

Una errata de 38 palabras

De las más de 2.400 páginas de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, los medios de comunicación han destacado una frase de 38 palabras que aparece en la página antepenúltima del documento principal. Dice así: “Por otro lado, se incluye la paulatina desaparición de la reducción por tributación conjunta mediante el establecimiento de un régimen transitorio, debido a que genera un desincentivo a la participación laboral del segundo perceptor de renta (principalmente mujeres)”.

La intención de suprimir la tributación conjunta del IRPF ha hecho correr ríos de tinta (el porqué de la medida, a quién perjudicaría más, las matizaciones posteriores), pero todos ellos han desembocado en el mar de la inanidad, porque la vicepresidenta Calviño acabó aclarando que no había tal intención: se trataba de “una errata“.

De comparaciones, envidias y urgencias

El envío a Bruselas de los planes de recuperación de muchos de los países de la Unión Europea (a la hora de escribir estas líneas 14 lo habían hecho, mientras los otros 13 habían rebasado la fecha límite del 30 de abril) permite hacer comparaciones entre los distintos programas.

Expansión analizó los presentados por los cuatro países más grandes y de ese examen se deduce que el plan de Italia es el más completo y voluminoso de todos, ya que se acerca a los 200.000 millones de euros, incluyendo no solo subvenciones sino también préstamos. España se limita de momento a reclamar para inversiones casi 70.000 millones de transferencias (lo de los préstamos ya se verá), reservando el 40,29% para la inversión en transición ecológica y el 29,58% para la digitalización. Francia, con un plan más modesto, dedicará el 50% de sus recursos a afrontar el cambio climático, mientras que Alemania pone el acento (y los millones) en la transformación digital.

De las comparaciones surgen inevitablemente las envidias, y en este caso son Italia y su nuevo primer ministro, Mario Draghi, los que marcan la línea.

Cifras y matices aparte, lo que está claro es que las cuatro economías más grandes de Europa están interesadas en que las ayudas europeas lleguen cuanto antes, para fortalecer el proceso de recuperación de la economía.

Una síntesis optimista y una preocupación

En medio del alud informativo, que muchas veces sepulta las cosas importantes, el analista del Real Instituto Elcano Federico Steinberg hace en Twitter una reflexión muy sintética, y por lo general optimista, sobre la realidad de los fondos europeos y el contenido del plan español. Así termina: “En definitiva, el Plan español aprobará holgadamente en Bruselas. Y es posible que a otros países les pidan que hagan algunas cosas como España. Pero eso no es lo más importante. Hace falta asegurarnos que el Proyecto País que dibuja el plan se puede ejecutar”.

Lo cual enlaza con la preocupación de la patronal CEOE, que por boca de su vicepresidente, el valenciano Salvador Navarro (pdf), teme que los problemas burocráticos de la Administración dificulten la ejecución de las ayudas europeas.

Otro desafío es el de la fiscalización de los proyectos que se aprueben. Para asegurar el control y el uso eficiente de los recursos, el Gobierno ha creado un sistema de tres niveles, en el que podrán participar firmas privadas de auditoría.