Al empezar nuestra carrera profesional, se nos enseña la importancia de tener preparado un elevator pitch para dar una respuesta concisa si alguien relevante nos pregunta: “¿En qué trabajas?”. Este pitch, directo y al grano, también es una habilidad esencial para los emprendedores a la hora de hablar con inversores: tienen que ser capaces de plasmar su ‘idea estrella’ en una docena de palabras.

Pero, en el trabajo de consultoría con directivos de alto nivel, hemos descubierto que hay un tipo específico de elevator pitch que los ejecutivos suelen pasar por alto. Se trata de la respuesta a preguntas como “¿qué tipo de líder eres?”, o “¿qué deberíamos saber sobre tu estilo de liderazgo?”. Tener bien pensada una respuesta puede ser un factor decisivo a la hora de conseguir un ascenso, por ejemplo. Pero, lo que es más importante, ofrecer claridad sobre su estilo de liderazgo te ayudará a generar confianza con tu equipo. Piensa en ello como si fuese tu marca personal de liderazgo: lo que defiendes, los valores que guían tus comportamientos como líder, y lo que esperas de los demás.

No es que la gente no tenga nada que decir para responder a estas preguntas. Algunos dirán que lo suyo es el “liderazgo al servicio de los demás”, que se orientan hacia los resultados o que creen en la excelencia y la integridad.

Y no se equivocan. Pero lo que ocurre es que utilizan frases tan genéricas y de una altura tan elevada que no dicen nada sobre comportamientos concretos que la gente pueda esperar de ellos. Sus argumentos suelen mezclarse con la misión y el propósito de la empresa para la que trabajan, y a menudo acaban limitados a una versión del “hacer del mundo un lugar mejor”, un cliché que puede ser fácilmente criticado.

El valor de una marca personal

Al igual que con los valores corporativos, la verdadera prueba para tu marca de liderazgo personal llega en los momentos de presión y estrés. ¿Abandonas tus valores, diciéndote que volverás a ellos cuando las cosas se calmen? ¿O son aún más importantes en esos momentos?

En una entrevista con Susan Desmond-Hellmann, exdirectora general de la Fundación Bill y Melinda Gates, explicó la importancia de ser predecible y fiable como líder. Si puedes articular claramente cómo actuarías en una situación determinada, las personas no dudan de lo que harás, porque estará bastante claro.

Por ejemplo, llama la atención uno de los principios que Ron Williams compartía con su equipo cuando era director general de Aetna. Dejaba claro que él esperaba que todos se esforzaran siempre por ser un 15% mejores. Williams decía: “Las personas pueden pensar: ‘Si sigo haciendo lo que estoy haciendo, irá todo bien’. Pero, el mundo se ha vuelto drásticamente más competitivo. Los negocios son más grandes y más complejos desde el punto de vista tecnológico. Por eso es necesario dominar cosas nuevas. Y esto es algo que nunca se acaba.”

Cuando se le preguntó a Williams cómo surgió ese enfoque, explicó que los profesores del colegio al que asistió, y otras personas con las que se cruzó en su vida, le animaron a hacerlo: “Las personas que me apoyaron de verdad me ayudaron a desarrollar una filosofía de esfuerzo continuo por ser mejor. Con el tiempo, esto se transformó en esforzarse siempre por ser un 15% mejor en todos los aspectos de mi vida.”

El desafío del liderazgo

Cuando ayudamos a los ejecutivos a trabajar en desarrollar su marca de liderazgo personal y auténtica estas son algunas de las preguntas que les hacemos:

  • ¿Cuáles son los tres valores más importantes para ti como líder y como colega? Esos comportamientos en los que todos pueden confiar.
  • ¿Cómo has vivido esos valores en tu carrera?
  • ¿Por qué son importantes para ti para impulsar el éxito?
  • Si estuvieras contratando a alguien para que se uniera a tu equipo, ¿qué le dirías sobre tu enfoque y filosofía de liderazgo?

Cuando vayas a intentar responder a estas preguntas, asegúrate de tener mucho tiempo para meditarlas, y de evitar los clichés y las declaraciones genéricas. Imagínate que te haces cargo de un nuevo equipo de colaboradores directos que te hacen una serie de preguntas en tu primera reunión con ellos: “¿Cuáles son tus valores personales de liderazgo? ¿Por qué son importantes para ti? ¿Cómo se materializan en la práctica? ¿De dónde vienen?”

Cuando la gente habla de los líderes que admira, suele describirlos como “auténticos”. En el contexto del liderazgo, eso significa ser digno de confianza, fiable, genuino. Dar la sensación de que lo que ves es lo que hay. Si tienes la suerte de trabajar para un líder auténtico, no tendrás que malgastar energía preguntándote qué versión del jefe va a aparecer en un día determinado, dependiendo de su estado de ánimo o de las presiones a las que se enfrente.

Ese es el tipo de coherencia que debería ser el objetivo de todos los que aspiran a llegar a lo alto del escalafón. Así que, volviendo a ese elevator pitch: ¿quién eres como líder?