En septiembre de 2020, seis meses después de que se declarara la pandemia, el Índice Global de Innovación -conocido por sus siglas en inglés, GII-, adelantaba que la inversión en innovación seguiría teniendo una buena evolución durante el ejercicio siguiente. Una predicción que se hizo a partir de años de análisis de este indicador, que mide el nivel de innovación de más de 130 economías y recoge las principales tendencias en esta materia. Desde 2007, el GII se ha convertido en una herramienta para comparar el estado de la innovación y de sus actividades relacionadas en el mundo. Por ejemplo, según el GII, durante la crisis financiera de 2008/2009, hubo algunas economías que no redujeron sus inversiones en I+D, mientras que en otras, este descenso tuvo poco recorrido.

Hoy, a pesar del tremendo peaje en términos de vidas humanas y el shock económico de la pandemia, la inversión en I+D, en registros de propiedad intelectual, y en operaciones de venture capital sigue creciendo y superando los niveles récords previos a la pandemia.  El informe GII 2021, publicado el pasado octubre, describe la forma tan profunda en la que la innovación está marcando y sosteniendo el mundo. Quizás, el ejemplo más visible sea el rápido desarrollo de las vacunas contra la COVID-19. Pero, además, en muchos sitios la innovación digital ha dado lugar a soluciones que han ayudado a los sectores públicos y privados a gestionar las sucesivas olas de la pandemia: herramientas y aplicaciones para el diagnóstico y rastreo de los contactos…

La foto global de la inversión pública en I+D es todavía incompleta, debido al retraso con el que se facilita la información en algunos países, pero los datos que tenemos nos dicen que en 2020 se produjo un fuerte crecimiento de la inversión en innovación en muchos países, incluidos Australia, Estados Unidos, Austria y Alemania. Dicho esto, también hemos visto que algunos gobiernos han anunciado planes para reducir esta partida del gasto, aunque tendremos que esperar al año próximo para saber si esto se hace realidad o se queda solo en una declaración de intenciones.

La inversión en I+D, en registros de propiedad intelectual, y en operaciones de venture capital sigue creciendo y superando los niveles récords previos a la pandemia

A pesar de que se haya producido una reducción del gasto público en I+D su impacto sobre la inversión total será mínimo. De nuevo, en la crisis de 2008/2009, el fuerte crecimiento de la inversión en I+D de las empresas compensa la caída experimentada en el sector público. Y parece que este mismo fenómeno se estaría produciendo de nuevo, por lo que sabemos. De momento, el 70% de las compañías que más invierte en I+D han hecho públicos sus datos de 2020 y estos nos dicen que, en conjunto, su inversión en innovación creció un 10% y el 60% de este grupo de empresas vieron crecer sus presupuestos. Esto refleja un escenario sostenido en el tiempo de fuerte inversión empresarial, lo cual puede no ser sorprendente, a la velocidad que se desarrollan, por ejemplo, la inteligencia artificial o la biotecnología, y la gran cantidad de oportunidades de crecimiento que ha surgido a su alrededor.

Por supuesto, la visión a nivel sectorial tiene sus matices. Las necesidades generadas por la pandemia y la rápida producción de vacunas supuso un aumento de las inversiones en los sectores relacionados con la salud. Se estima que el gobierno de EEUU invirtió entre 18.000 y 23.000 dólares en el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19. La mayoría de las empresas (80%) de la industria del software y las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) aumentaron el gasto en I+D en 2020, junto con el 65% de las empresas de hardware y el 62% del sector farmacéutico y biotecnológico. Esto contrasta con los otros que han sufrido durante la pandemia: la mayoría de las empresas de los sectores del automóvil y de los viajes y el ocio, entre otros.

El registro de patentes internacionales a través de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) alcanzó un nuevo máximo histórico en 2020. Los campos tecnológicos más dinámicos en cuanto a patentes fueron la tecnología médica, los productos farmacéuticos y la biotecnología. Esto contrasta con los años anteriores, en los que las comunicaciones digitales y la tecnología informática fueron los terrenos de mayor crecimiento. El dinamismo de las patentes relacionadas con la salud refleja el aumento continuo de la actividad científica que comenzó en los tiempos previos a la pandemia. Teniendo en cuenta el reciente impulso de la I+D en el ámbito de la salud y la aceleración, cabe esperar que el fuerte aumento de las patentes en estos sectores continúe en los próximos años.

La financiación de la innovación por parte del venture capital [destinado a empresas de nueva creación o con gran potencial de crecimiento] también ha demostrado ser resistente durante la pandemia y ha aumentado significativamente en la primera mitad de 2021. El número de operaciones de venture capital creció un 5,8% en 2020, superando la tasa media de crecimiento de los últimos diez años (3,6%). El fuerte crecimiento en las regiones de Asia-Pacífico (+26,6%), África (+82,7%) y América Latina y el Caribe (+12,1%) ha compensado  con creces los descensos en América del Norte (-3,1%) y Europa (-0,7%). Como reflejo de la aceleración de la digitalización durante la pandemia, se produjeron aumentos significativos de la inversión en comercio electrónico, salud digital y en el ámbito de las fintech.

Cuando estamos a punto de cumplir dos años desde el inicio de la pandemia, se nos plantean preguntas sobre la capacidad de resistencia de la innovación. Por ejemplo, ¿las interrupciones de la cadena de suministro que estamos sufriendo darán lugar a una fractura de los vínculos de innovación en el mundo? Mientras siguen apareciendo nuevas variantes de la COVID-19, ¿se mantendrá el ritmo de innovación farmacéutica para combatir con los brotes y con las nuevas mutaciones? Los distintos grupos de interés, incluidos los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, tendrán que colaborar e invertir y apoyar activamente la innovación. La pandemia ha demostrado lo que ocurre cuando lo hacen, y ofrece la esperanza de que no sólo nos recuperemos, sino que creemos un futuro inclusivo y sostenible.