La desigualdad es evidentemente un problema social ya que, en pleno año 2023, no es admisible que una mujer no tenga las mismas oportunidades por el mero hecho de serlo. Sin embargo, también es un problema económico: la existencia de una brecha de género resta capacidad de crecer y competitividad a la economía española, afectando de forma directa a las empresas y a su productividad.

Según el III Índice ClosinGap, elaborado por PwC en 2022, el nivel de paridad entre hombres y mujeres en España se sitúa en un 64,7%, entendiendo el 100% como la situación donde hay igualdad de género plena en los ámbitos analizados en el índice. Esto significa que, a nivel español, existe aún una brecha de género del 35,3% que debemos ir cerrando. En este último año, se han dado pasos positivos: la brecha de género se redujo 1,4 puntos porcentuales, volviendo a los niveles previos a la pandemia, que hizo mella de forma significativa en la igualdad con un retroceso evidente. Sin embargo, el ritmo es aún insuficiente: con esta tasa de crecimiento tan reducida no se lograría la igualdad efectiva entre hombres y mujeres hasta el año 2056. Es decir, tardaríamos en resolver este problema 33 años.

El informe ClosinGap calcula que el impacto económico asociado a cerrar la brecha de género para el año 2021 asciende a 212.179 millones de euros, equivalente a un incremento del 17,6% del PIB español, lo que pone de manifiesto que el coste de oportunidad en términos de PIB de la brecha de género es una cifra muy relevante.

El coste de oportunidad de la brecha de género a nivel de empleo femenino es de alrededor de 2,5 millones de empleos a tiempo completo, cifra equivalente al desempleo femenino actual en nuestro país. Analizando lo que está ocurriendo a corto plazo en el mercado laboral, podríamos destacar una cara y una cruz. La cara: en 2022, la tasa de actividad de las mujeres ha mejorado sustancialmente, haciendo que la participación femenina en el mercado laboral esté cada vez más cerca de la paridad. Sin embargo, la cruz es que la productividad media de los sectores donde las mujeres están más presentes ha disminuido en relación con la del género masculino respecto al año anterior ya que todavía tenemos un porcentaje más elevado de mujeres trabajando en sectores con menor productividad debido a varios condicionantes como la conciliación o los estudios.

Los ámbitos con mayores tareas pendientes

La brecha de género se nota especialmente en el ámbito de la conciliación, aunque también existen diferencias en la digitalización, la educación, el ocio y la salud y el bienestar.

Por ejemplo, en el ámbito de la digitalización, el índice se sitúa en el 75%, una cifra 3,6 puntos superior a la del año 2021. Esto significa que aún queda pendiente una brecha del 25% entre hombres y mujeres en este ámbito debido especialmente al bajo porcentaje de mujeres en profesiones digitales.

Por otra parte, en educación, el índice ClosinGap se sitúa en el 71,1% en 2022, un resultado que supone un incremento de 3,2 puntos porcentuales respecto al análisis de 2021 (67,9%). Esta mejora se debe a que los valores de variables como la tasa de abandono escolar, la tasa de educación terciaria y la formación continua de adultos hayan alcanzado y superado la paridad con unos resultados más positivos para las mujeres en todos los casos. ¿La gran tarea pendiente? La educación en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sigue teniendo una brecha superior al 50%, aunque experimentó el año pasado una mejoría respecto a los años anteriores.

Por último, los resultados en el ámbito de la conciliación muestran un ligero avance hacia la paridad tras haber aumentado en 0,6 puntos, avanzando del 40,8% al 41,4%, aunque sigue siendo la categoría donde la brecha de género es mayor, superando el 50%. Esta variable ha sufrido una disminución exponencial, como consecuencia de la pandemia, de la cual no se ha conseguido recuperar todavía.

El informe también recoge una ligera disminución en el tiempo dedicado al ocio para ambos géneros, pero se reduce aún más para las mujeres, que ya contaban con menor tiempo libre respecto a los hombres de partida.

En el ámbito de salud y bienestar es donde existe mayor paridad, con el índice en el 84%, lo que implica que queda una brecha por cerrar del 16%. Sin embargo, es la única categoría del indicador que ha empeorado. En concreto, 0,4 puntos porcentuales, sumándose a la caída de una décima también registrada en el año anterior, lo que obligará a estar pendiente de la evolución futura para adoptar las soluciones que sean necesarias.

En resumen, este índice muestra la evolución de la brecha de género en la sociedad española poniendo el foco en cinco grandes ámbitos, pero la única manera de impulsar una mejora de este indicador hasta llegar a la paridad es contar con la implicación de todos los agentes que forman parte de la economía, destacando el gran papel de las empresas a través de políticas de conciliación laboral y bienestar dentro de la empresa, la incorporación de mujeres en puestos donde tienen una baja representatividad y el cierre de las brechas salariales.

Todos estos datos y muchos más están recogidos en esta nueva edición del Índice, que se ha consolidado como el documento imprescindible de consulta y fuente informativa sobre la brecha entre hombres y mujeres, una brújula para aquellos que trabajan por la igualdad. El estudio está impulsado por la plataforma ClosinGap, integrada por un grupo de grandes empresas (Merck, Repsol, MAPFRE, BMW Group, Mahou San Miguel y Solán de Cabras, PwC, CaixaBank, Grupo Social ONCE, KREAB, Fundación CEOE y Telefónica), con el objetivo de impulsar, desde el ámbito privado y público, medidas y acciones en favor de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.